Para empezar, es necesario hacer una aclaración importante. No fuí yo, Víctor Olague, quien le puso a Javier Corral el mote de “la reina de las pluris”. Tampoco se lo puso algún priista amargado y resentido. Mucho menos se lo puso algún enemigo político fuera de su partido. Ese mote se lo puso un correligionario suyo, un miembro prominente del Partido Acción Nacional. Y lo que dijo su detractor es absolutamente cierto, ya que el mote fue una referencia sardónica a un tipo sinvergüenza que, incapaz de conquistar el voto mayoritario del pueblo, ha dedicado su vida a estar chupando todo lo que puede de las ubres del presupuesto oficial perpetuándose como un plurinominal que no tiene llene y se la pasa brincando como trapecista de un puesto a otro siempre contendiendo “a la segura” lanzándose no en pos del voto del pueblo sino en pos del voto proporcional mediante el cual puede seguir “ganando” aunque sin el voto directo de nadie, ni siquiera el suyo propio. Se trata de un parásito en toda la extensión de la palabra, una verdadera sanguijuela que ha logrado engrosar sus cuentas bancarias con el dinero del pueblo, un tipo rapaz y voraz cuya única aportación positiva ha sido la de contribuír al hundimiento del partido político que hace ya varias décadas despertó tantas esperanzas y expectativas y terminó siendo un vulgar engaño del que el pueblo no tardó en despertar.
Aunque siempre se ha proclamado a sí mismo demagógicamente como un demócrata, en realidad Javier Corral siempre ha sido un enemigo acérrimo de la democracia, y su lucha ha sido siempre a favor de la nefasta partidocracia que tanto daño le ha ocasionado al país, partidocracia que le ha permitido a Javier Corral vivir como príncipe ruso a expensas del pueblo de México, haciéndose rico no en valores éticos y morales sino en sus cuentas bancarias. No ha vacilado un solo momento en apuñalar los dos postulados básicos de la Revolución Mexicana enarbolados por Don Francisco I. Madero por los que tantos sacrificios derramando sangre y vidas luchó el pueblo de México: sufragio efectivo y no reelección (y bien que los panistas en el Congreso apuñalaron el principio revolucionario de la no-reelección a finales de 2013 al institurir la reelección de funcionarios públicos). Estos “avances democráticos” se llevan a cabo mientras a Javier Corral y otros cortados con la misma tijera se les ocurre alguna fórmula mágica para que pueda haber alcaldes, gobernadores y presidentes plurinominales que puedan llegar al poder sin el voto mayoritario del pueblo. De hecho, en el Congreso uno de los principales obstáculos para terminar con el rubro de la plurinominalidad es precisamente Javier Corral (el PAN jamás presentó una iniciativa en el Congreso para acabar con las cuotas de poder plurinominales en los doce años que gobernó a todo México primero bajo el mariguano de Vicente Fox y luego bajo el hijo desobediente Felipe Calderón), el cual las pocas veces que unos cuantos panistas que se cuentan con los dedos de una mano han sugerido eliminar para tratar de recuperar un poco del prestigio de otros tiempos, es defendido con fiereza inusitada por Javier Corral, ya que se trata de su modus vivendi, de la única manera en la que puede vivir opíparamente a expensas del pueblo sin ganar una sola elección en toda su vida.
En vez de estar remachando sobre hechos que muchos conocen de sobra y sobre los cuales el perpetuo plurinominal Javier Corral se encarga de estar recordando a todos día con día, mejor remontémonos a los orígenes de este parásito social que ha sido incapaz de vivir trabajando honestamente en algo que no tenga que ver con la política, allá por los años ochenta cuando dió inicio a su carrera política.
Intolerante, represor y empistolado
Veamos primero los orígenes de Javier Corral para descubrir ante el mundo entero su verdadera personalidad. Empezaremos por la lectura del siguiente trabajo publicado el 26 de mayo de 1996 en el periódico Norte de Ciudad Juárez, que revela la naturaleza traidora e ingrata que siempre ha distinguido a Javier Corral:
Un corralito para el coronel
Raúl Flores Simental
Eran los últimos meses de 1983. El triunfante Partido Acción Nacional vivía un romance con los juarenses y el PRI -derrotado por primera vez- lanzaba rabiosas arremetidas que parecían no hacer mella en un gobierno municipal que se estrenaba y cuya novatez era en buena medida perdonada. Por los pasillos de la recién estrenada presidencia se paseaba un jovencito delgado y de hablar florido, que entraba y salía sin dificultad de todas las oficinas.
Hijo pródigo de los viejos panistas locales, protegido por Francisco Barrio y con el abierto apoyo de Héctor Mejía Gutiérrez, en ese entonces jefe policiaco, Corral se desempeñaba como director de comunicación social de la policía. Muy a tono con su puesto, andaba armado: en el costado derecho, bajo el cinturón y mal disimulada por la camisa, llevaba una escuadra que se convirtió en su fiel compañera y también en el blanco de las críticas de muchos, incluso de las señoras panistas que no se explicaban por qué llevaba ese objeto ahí si su función poca o ninguna relación tenía con las armas.
Pese a lo inusual, el hecho pasó prácticamente desapercibido y para los que pudieron percatarse de él quedó quizá como un desplante, como un pequeño pecadillo de juventud. Porque a fin de cuentas, en ese momento, en 1983, la presencia de Corral en el equipo de Mejía podía considerarse como una especie de premio o estímulo a quien se había destacado en el trabajo partidista y que había sido sin duda un orador con chispa en todas las movilizaciones que llevaron a Barrio al poder. De cualquier manera, aquella imagen de un Héctor Mejía uniformado como policía y un jovencito armado tras él, hicieron que sus detractores los bautizaran en un tono descriptivo y sarcástico: el Coronel y Corralito.
Hoy, casi trece años después, las cosas han cambiado radicalmente. Javier Corral, en su carácter de dirigente estatal del PAN, no vaciló un solo instante y no le tembló la mano para ejecutar a quien en un momento fue su jefe y protector: le tiró, duro y a la cabeza al coronel que tiempo atrás fue casi su padre.
Pero el análisis de este hecho, desde luego, va mucho más allá de la anécdota y rebasa con mucho los conceptos de lealtad y amistad. Sirve sin embargo el recuerdo de aquellos días para ilustrar cómo en la búsqueda ciega del poder se borran pasados, se olvidan compromisos y se sepultan lealtades. El Javier Corral de hoy, éste que vino a imponer entre abucheos al sustituto de Mejía, no es seguramente el mismo de hace trece años y ello muestra inequívocamente que las circunstancias y las personas cambian de manera radical.
Lo que acaba de suceder esta semana en Acción Nacional, no es algo novedoso ni inesperado. Desde siempre, el poder ha seducido y embriagado a todos, aunque ha cobrado sus víctimas principales entre los políticos y los partidos que recién lo han saboreado, entre los que se estrenan en él. A fin de cuentas, por mucho que algunos panistas quieran verlo así, el vergonzoso hecho del que fue protagonista Javier Corral no compete sólo a su partido, ni sus consecuencias son exclusivas sólo de quienes están en el poder. Por el contrario, la discusión de cuáles deben ser las relaciones entre el gobierno y el partido que lo postuló, es un asunto que compete a todos los ciudadanos, porque en última instancia son ellos y no los partidos los verdaderos electores.
El martes pasado (21 de mayo de 1996), luego de que fuera abucheado por centenares de señoras, Javier Corral se negó a contestar las preguntas de la prensa y explicó que sólo leería un comunicado sobre los hechos. Todavía con los gritos de repudio escuchándose a sus espaldas, el dirigente estatal del PAN leyó un texto plagado de sofismas y lugares comunes en el que no aclaraba ninguna de las dudas que se le plantearon.
Tajante, dijo luego que no estaba dispuesto a debatir y con ello cerró la posibilidad de discutir racionalmente con los medios de comunicación las razones de su proceder, que a juzgar de muchos panistas es injusto y arbitrario.
Finalmente, en el caso de Mejía no se trata de discutir sus bondades o sus defectos. Ciertamente Mejía -quien en su momento se adjudicó el discutible grado de coronel- no es precisamente un ejemplo de cordura y racionalidad.
Muchos profesores locales recuerdan sus excesos en aquel famoso desalojo del llamado puente al revés, donde tanto él como su subordinado Corralito le dieron vuelo a las tonfas y a los gases lacrimógenos, pero esos errores y varios desatinos más que pudo haber tenido, no opacan el hecho de que (Mejía Gutiérrez) era el presidente democráticamente electo de un partido y que los puntos de vista externados a Norte -por muy polémicos que pudieran ser- no son sino la expresión libre del dirigente de un instituto político. Tampoco descubrió el excoronel el agua tibia cuando habló de grupos internos ni mucho menos abrió telones cuando confesó de qué lado se encontraba él.
Lo verdaderamente preocupante es la respuesta de Javier Corral. En una reacción brusca, contundente, y a juzgar de muchos panistas, fuera de toda proporción, al exjefe policiaco se le responde con un virtual cese, que obligadamente hace pensar en la intolerancia y que además reviste todas las características de una purga.
Hay que decirlo en este momento: las pugnas internas interesan a todos, porque actitudes como ésta cancelan los avances y nulifican las esperanzas de todos los ciudadanos.
Si se pensaba que con la alternancia en el poder Chihuahua estaba ya a salvo de las purgas propias del partido oficial, este hecho debe mover a pensar seriamente si no hay un retroceso. Si, por otra parte, se esperaba que en lo futuro la disidencia tuviera licencia y la crítica se legitimara, la salida de Mejía constituye una alerta a los chihuahuenses, una señal roja para que paren sus pretensiones, que pueden ser mucho mayores -por desgracia- de lo que los actuales partidos políticos son capaces de ofrecer.
No se trata solamente de las luchas internas de un partido político. Ojalá fuera sólo eso. Hechos como el que acaba de presentarse significan para los chihuahuenses la cancelación de posibilidades al mismo tiempo que la imposibilidad de poner rienda al poder.
Si dentro del partido que los postula no puede criticarse a quienes gobiernan, ¿desde dónde podrá hacerse? ¿Qué posibilidad real hay, entonces, de que los ciudadanos comunes puedan ser oídos? Momentos antes de que Carlos Angulo fuera impuesto, varias mujeres que se paseaban por las aceras del edificio del PAN, pusieron en palabras claras y contundentes el problema de ese partido y de la sociedad misma: “si nosotros como militantes no contamos, si lo que se hace aquí es la voluntad de Javier Corral y de los que deciden junto con él, ¿qué sentido tiene seguir en esto?”
Las cosas indican, por desgracia, que los caprichos del dirigente estatal constituyen una especie de brújula en ese partido. Y ciertamente hay una distancia grande, enorme, entre aquel jovencito empistolado y el señor de traje gris, sudoroso y tenso que esta semana no pudo pronunciar palabra ante la multitud que lo abucheaba. Hay distancia también entre aquel coronel uniformado y un Hector Mejía que hoy puede convertirse en cabeza de una corriente al interior del partido gobernante.
Lo cierto es que allá por 1983, ninguno de los dos pudieron haberse imaginado que algún día las circunstancias, los intereses, el poder y las ambiciones, los harían enfrentarse así.
No cabe duda: a Mejía se le arrinconó, se le cercó y, como ya se dice: le hicieron su corralito al coronel.
La integridad del editorialista que emitió estos comentarios, Raúl Flores Simental, está fuera de toda duda. Prueba innegable de ello es que aún a pesar de haber externado éstas observaciones en contra de tan importantes personajes del Partido Acción Nacional, Flores Simental entró a colaborar como Director de Comunicación Social el 27 de julio del 2002 (después de que el artículo había sido publicado y había circulado ampliamente entre la comunidad) en la administración municipal del alcalde Jesús Alfredo Delgado Muñoz en Ciudad Juárez, éste último también emanado precisamente del mismo partido político al cual han estado afiliados tanto Francisco Barrio Terrazas como Javier Corral Jurado, habiendo sido invitado Flores Simental a colaborar dentro de la administración de Jesús Alfredo Delgado en reconocimiento a su imparcialidad e integridad como editorialista, por hablar con la verdad, así que de ningún modo se pueden considerar sus editoriales como las apreciaciones de algún enemigo político de Francisco Barrio Terrazas y Javier Corral Jurado.
Esta pues documentado, con hechos, que Javier Corral es un sujeto sumamente intolerante y represor, propenso a aplicar las medidas represoras del fascismo, aunque no ha tenido oportunidad de demostrarlo porque el pueblo siempre se le ha interpuesto en sus planes para ocupar algún cargo público como alcalde o gobernador, porque si hubiera llegado a tener poder en sus manos, ¡ay de sus gobernados!
El violento comportamiento de Javier Corral en el affaire Mejía tuvo una consecuencia inmediata: el éxodo masivo de muchos panistas decepcionados con un partido político que enarbolando la bandera del “cambio” en 1983 había prometido una era nueva de libertades, bonanza y prosperidad. Esta deserción en masa se le revertiría al mismo Javier Corral tiempo después cuando buscaría la gubernatura de Chihuahua: ya para entonces, las masas de decenas de millares de simpatizantes del PAN que cimbraron las calles de Ciudad Juárez, los mismos que llevaron al PAN a triunfos electorales indiscutibles, ya no estarían allí para apoyarlo, habiendo desaparecido para no volver jamás. Un intolerante Javier Corral de mente cerrada operando bajo el eslogan “nadie es indispensable dentro del PAN” terminaría comiéndose tiempos después sus propias palabras y su soberbia.
Javier Corral Jurado, considerado por muchos como el alter ego de Francisco Barrio Terrazas, experimentó con su símil un proceso de envilecimiento del que jamás se pudo recuperar. A continuación podemos apreciar un cartón publicado por la revista Cuarto Poder el 16 de agosto de 1991:
en donde podemos comprobar que ya desde entonces la degradación mostrada por Javier Corral era más que manifiesta. La transformación y el envilecimiento en que cayeron Francisco Barrio y Javier Corral no es una mera opinión subjetiva. Muchos analistas de reconocido prestigio coinciden en que la corrupción de éstos dos tipos en cuanto escalaron por circunstancias fortuitas del destino hasta la cima del poder es un hecho imposible de negar. Uno de ellos es Raúl Flores Simental, editorialista del periódico NORTE DE CIUDAD JUAREZ, dejó constancia histórica de ello en sus editoriales “Barrio: de los puentes a Los Pinos” (publicado en Norte de Ciudad Juárez, domingo 9 de Agosto de 1998) y “Un corralito para el coronel” (publicado el 26 de mayo de 1996 en el periódico Norte de Ciudad Juárez que fue reproducido arriba).
La mentira hecha hombre
Otro hecho que podemos afirmar acerca de la personalidad de Javier Corral en el cual no podemos equivocarnos es su calidad de mentiroso, su propensión a falsear y fantasear inventando ficciones que hasta él mismo termina creyendo. Como prueba de ello, citaremos un editorial que apareció publicado a primera plana el domingo 27 de junio de 2004 en el periódico El Diario, que se reproduce a continuación:
MENTIRAS DE CUIDADO
De la mitomanía de un candidato
De la Redacción, El Diario
De acuerdo con la psicología, una persona mitómana es aquella que cree como reales sus propios mitos y fantasías, y construye su realidad con base en esas invenciones que no tienen nada que ver con el entorno externo en que se desenvuelve. El mitómano edifica parte de su vida sobre cimientos de mentiras que él considera como verdaderas. El problema se registra cuando estas personas pretenden que los demás también les crean sus ficciones, y es más grave aún cuando la mitomanía se presenta en políticos que aspiran a gobernar o han gobernado a pueblos enteros... como de hecho ha ocurrido con no pocos mandatarios del país y algunos que han pasado por el gobierno estatal.
En este sentido, la mitomanía no es nada extraño para los mexicanos, porque a lo largo de la historia política del país se han presentado diversos casos de políticos que, algunos extremos, otros rayando en la “normalidad”, se inventan y se creen sus propias quimeras, y se imaginan que sus gobernados están en la misma sintonía. Conciben en sus mentes países ficticios del primer mundo que no tienen nada que ver con el verdadero México del hombre y la mujer cotidianos, que se parten el alma y el cuerpo día tras día en busca de construir sus vidas con la mayor calidad posible para ellos y sus familias.
Este comentario sobre la mitomanía viene a cuento porque a lo largo del actual proceso electoral, que por cierto ya fenece en estos días, el aspirante a gobernador de Todos somos Chihuahua, Javier Corral, ha dado muestras de poseer rasgos que lo ubican en el terreno de lo mitomaniaco. En estos espacios de El Diario se han reseñado varias de esas manifestaciones, desde la primera al arrancar su campaña, cuando le declaró a uno de los reporteros más serios y con más credibilidad del estado de Chihuahua que analizaba condicionar la publicidad a este periódico con base en la equidad informativa, y después dijo que no había dicho lo que dijo, pero sí lo puso en práctica en estos meses, al no publicitarse en las páginas de este matutino.
Después le siguió el affaire de sus estudios universitarios, cuando El Diario publicó una investigación en la que se demostraba que la última parte de su carrera como abogado la había hechco en un campus de Los Mochis, sin acudir a clases y siendo ya senador de la República. Las primeras impresiones del aspirante sobre este trabajo fueron puros calificativos peyorativos en contra del periódico, diciendo que eran mentiras e invenciones de los reporteros. Pero unos días después, en una entrevista radiofónica, confirmó lo publicado por este medio. Y pocas semanas más tarde, en el mismo tono sospechoso con que culminó sus clases de Derecho, recibió su título de abogado.
Acerca de su doble nacionalidad, el abanderado de Todos somos Chihuahua tampoco ha querido aclarar esta situación, pese a que se le ha cuestionado al respecto. El se presenta como mexicano, e incluso en su sitio de internet se afirma que nació en Ciudad Juárez, pero la realidad es que vio la primera luz en El Paso, Texas, y según ha podido indagar este medio en Estados Unidos, no ha hechco el trámite definitivo por el que rechaza su nacionalidad norteamericana. Lo anterior significa que todavía posee la doble nacionalidad, cuestión que el candidato no ha querido desmentir abiertamente. Si llegara a ganar las elecciones dentro de una semana, ¿a los chihuahuenses les gustará tener un gobernador que es mexicano y es estadounidense a la vez? Asunto pendiente...
Posteriormente vendría el caso de las encuestas preferenciales electorales encargadas y contratadas por El Diario a la agencia Berumen y Asociados. Después de que se publicó el primer sondeo de opinión, el postulante a la gubernatura nuevamente se soltó denostando en contra de los resultados, porque obviamente no le favorecieron, afirmando que la investigación la había ordenado el PRI, no El Diario, al grado de que el presidente y director general de la empresa que edita El Diario le anunció que se prepara una demanda judicial en su contra por estas aseveraciones sin sentido.
Y así ha continuado por el estilo, hasta llegar al fin de semana pasado, cuando en un desayuno con la estructura tripartidista que integra Todos somos Chihuahua, y con los candidatos de la coalición, Corral les aseguró que “casi se empieza a tocar la victoria” porque las preferencias electorales “se encuentran en un empate técnico con el candidato del PRI”.
Y es que en ese desayuno les manifestó a todos los presentes que “los resultados más recientes de la encuestadora Mitofsky ya no fueron publicados la semana pasada, porque la tendencia de la coalición es ascendente, mientras que la del PRI tiende a bajar debido en gran parte a la difusión del debate”.
Mitofsky es una de las empresas que le han hecho encuestas al Partido Revolucionario Institucional a lo largo de la campaña. Y resulta que el miércoles por la noche, días después de las aseveraciones de Corral, la encuestadora dio a conocer en la ciudad de México y a nivel nacional, los resultados de su último sondeo, al que se refirió el aspirante de Todos somos Chihuahua.
Sin embargo, las cifras divulgadas no cuadran con el supuesto empate técnico que manejó el candidato de Todos somos Chihuahua, porque el abanderado de Alianza con la Gente, Reyes Baeza, aparece con más de veinte puntos de ventaja sobre su oponente, como tampoco concuerdan con los resultados de sondeos de opinión realizados y publicados por los dos grandes periódicos del Distrito Federal, Reforma y El Universal, en los que aparece Baeza con una superioridad numérica similar a la obtenida por Mitofscky.
Y, por supuesto, la afirmación del abanderado panista tampoco encaja con los porcentajes de la encuesta encargada por El Diario a Berumen y Asociados, muy semejantes a los de los otros tres estudios mencionados.
En fin, que éstas son sólo algunas muestras de las manifestaciones que rayan en la mitomanía detectadas en el postulante de Todos somos Chihuahua. Si esto es como candidato, ¿hasta que grado le desataría el poder, si llegara a ganarlo dentro de una semana, sus inclinaciones por creerse sus propios mitos? ¿Será esto lo que quieren los chihuahuenses?
Para su campaña en pos de la gubernatura de Chihuahua, Javier Corral estuvo invirtiendo cantidades extraordinarias de dinero, sumas tan fuertes que hasta se despertó una sospecha generalizada de que detrás de Javier Corral pudiera estar dinero del crimen organizado. Considerando que a su mentor Francisco Barrio la prensa extranjera lo acusó de estar extorsionando al mismo Cártel de Juárez (hay más sobre esto en otro trabajo), esto siempre quedó abierto como una terrible posibilidad.
Una semana después de que se publicó lo anterior, los chihuahuenses viendo en Javier Corral un verdadero peligro para el estado de Chihuahua lo vapulearon duramente en las urnas, hundiendo en el pozo sus delirios de grandeza y sus megalómanas aspiraciones a la presidencia de México después de que hubiera “gobernado” a Chihuahua, confirmando casi con precisión matemática los pronósticos hechos por las encuestas publicadas por el periódico El Diario a las que Javier Corral -mintiendo- acusó de haber sido “ordenadas por el PRI”. Esa elección fue interesante por varios motivos, siendo la primera razón que es la única ocasión en la que Javier Corral ha competido por el voto directo del pueblo, y el pueblo le demostró en las urnas lo que opina de él. También es interesante porque Javier Corral, demostrando que es un tipo que carece de formación ideológica alguna (no es ni de derecha ni es de izquierda, y de hecho no es nada), formó una coalición del PAN (que se supone que es de derecha) con el PRD (que se supone que es de izquierda) ofreciéndole a los próceres de la izquierda en Chihuahua “chambas”, puestos públicos y canonjías a granel en caso de que lo apoyaran (como se acostumbra decir coloquialmente, los compró). Pero al final los arrastró consigo a una derrota espectacular, y todavía en el 2013 la izquierda chihuahuense aún no se ha podido recuperar del descrédito de haberse “vendido” a los intereses de un Partido Acción Nacional pese a que ya para ese entonces dicho partido estaba en franca decadencia convertido en una guarida de plurinominales, busca-chambas, corruptos y demagogos. Y la elección es interesante porque a causa del forjamiento de la aberrante alianza derecha-izquierda para favorecer las ambiciones y apetitos de poder de Javier Corral dió inicio a un éxodo masivo de militantes panistas desilusionados y decepcionados que jamás hubieran creído que nadie dentro del PAN pudiera llegar a esos extremos de abjurar de la ideología del fundador Manuel Gómez Morín sólo con tal de colmar apetitos personales y ambiciones políticas desmedidas.
El propietario del periódico difamado y calumniado por Javier Corral, Don Osvaldo Rodríguez Borunda, muy estimado entre la sociedad chihuahuense como un hombre probo, íntegro, honesto e imparcial a carta cabal, le dió una respuesta a Javier Corral publicada a primera plana en la sección principal de El Diario el 29 de junio de 2004 en donde podemos leer lo siguiente:
Corral, un mentiroso probado
Sr. Corral: Es usted un mentiroso compulsivo. Desde el arranque de su campaña y durante estos cuatro meses de proceso electoral, los chihuahuenses hemos tenido la oportunidad de comprobar que como candidato a gobernador, sus palabras han estado permeadas por el embuste, sobre todo en ocasiones y frente a circunstancias por las que no ameritaba el mentir. Ello es sumamente grave para quien aspira a gobernar a más de tres millones de coterráneos, porque quien miente en lo pequeño, calumnia en lo grande. ¿Qué podríamos esperar de usted, de ganar el próximo domingo, cuando tuviera que decidir sobre aspectos tan cruciales para la vida estatal como el narcotráfico, la seguridad pública, el empleo...? ¿Podríamos tener la confianza, la seguridad de que nos hablará con la verdad ante coyunturas que tienen tanto impacto en la sociedad?
Por si su memoria no es tan larga como su capacidad para lanzar las falacias con que pretende engañar a la ciudadanía, le aligeramos el trabajo: enumeramos, como en un código compilatorio, algunas de las más evidentes mentiras que ha proferido en estos meses transcurridos, con el propósito de que los chihuahuenses conozcan y, por ende, estén alertas frente a esta faceta mendaz, ante este lado oscuro tan notorio como riesgoso de quien pretende gobernarlos:
1. Ha dicho que no tiene suficientes recursos para pagar publicidad en los medios -a la vez que ha cuestionado ardientemente a su oponente por un supuesto derroche en propaganda- pero su imagen transmitida a través de spots televisivos por todos los canales locales, e incluso nacionales, ha alcanzado cifras nunca vistas por los televidentes. ¿Tiene o no tiene dinero? ¿O es que toda esta avalancha de marketing electoral fue de gratis? Sin embargo, por más o menos dinero que tuviera, no ha sido ni será suficiente para comprar el control de la línea editorial de un periódico independiente como El Diario.
Reconocemos que su equipo de comunicación es impresionante, al menos el que se encargó de producir el documental sobre su vida y componer la cancioncita pegajosa que lo acompaña, que se transmitió el domingo por la noche de manera simultánea con su cierre de campaña en Ciudad Juárez. Ciertamente hizo llorar a más de uno y probablemente convenció a más. Pero el lector sabe que así como lo hizo su documental, también hay películas muy bien hechas que impactan a los auditorios. Sin embargo, no dejan de ser meros montajes de fantasía.
2. Aseguró a la estructura más importante de los tres partidos coaligados en Todos somos Chihuahua -y luego lo divulgó a través de comunicados- que estaba a sólo tres puntos porcentuales de su oponente, sin mostrar ninguna prueba que confirmara su dicho, al afirmar que la empresa Mitofsky no había dado a conocer el resultado de su último sondeo de opinión (de junio) porque tenía un “empate técnico” entre los dos aspirantes a la gubernatura. En realidad, tanto Mitofsky que sí difundió días después las cifras verdaderas, como tres grandes periódicos de la ciudad de México -El Universal, Reforma, Milenio-, y nuestro El Diario que encargó la suya a Berumen y Asociados, informaron la semana pasada los resultados de sus encuestas. Los cinco estudios de opinión no sólo desmienten sus declaraciones, sino que coinciden en que usted se halla al menos veinte puntos por debajo de Reyes Baeza.
La paradoja de sus afirmaciones se dejó ver asimismo en este contexto, cuando después del debate que sostuvo con Reyes Baeza, El Diario manejó el resultado de un sondeo telefónico aleatorio en el que los televidentes le dieron el gane a su oponente. Usted publicó posteriormente una inserción pagada en la que mostraba recortes de Reforma y El Universal, en donde lo señalaban como triunfador, con un encabezado que decía “La prensa nacional no miente”. Sin embargo, recibió con su desdén acostumbrado los porcentajes que esta ‘prensa nacional’ develó la semana pasada, en los que aparece muy por debajo del otro aspirante. Total, ¿miente o no la ‘prensa nacional’? ¿O sólo cuando no le conviene a sus intereses?
3. En ese renglón de las encuestas, un embuste suyo más: cuando El Diario publicó las conclusiones de su primer sondeo de opinión, en el mes de abril, usted denostó contra estos resultados porque no le favorecen, y a todo el que quiso escucharlo le dijo que el Partido Revolucionario Institucional había encargado y pagado esa investigación, cuando en sus primeras planas El Diario había divulgado previamente, incluso con facsímiles de las facturas correspondientes, que contrató a la empresa Berumen y Asociados, la que a su vez emitió un comunicado desmintiendo sus aseveraciones.
4. A lo largo de su campaña, ha expresado a los chihuahuenses que votar por usted, es votar por la democracia. Nada más alejado de la realidad, porque la democracia no tiene dueño ni una persona puede adjudicarse su representatividad. Eso, en palabras llanas, es absolutismo. Y usted, al pretenderlo, no hace más que patentizar su soberbia, actitud pariente de la intolerancia pero contraria a una búsqueda real de la pluralidad. En Chihuahua, señor candidato, la democracia la hemos ido construyendo entre todos y a lo largo de décadas. Porque los medios, y en particular El Diario, hemos aportado nuestra valiosa colaboración para avanzar en esta transición en la que nos hallamos.
5. Al presentarse como abanderado, primero del PAN y luego de Todos somos Chihuahua, sostuvo ante los chihuahuenses que usted había nacido en Ciudad Juárez, y así lo reiteró en el sitio de Internet dedicado a su campaña. Otra falsedad. La verdad es que nació en El Paso, Texas, concretamente en el hospital Thomason, según publicó por estos días el periódico El Paso Times. Es decir, tiene todavía la nacionalidad norteamericana. Por ética elemental, como aspirante a gobernarlos, debió aclarar desde un principio ante todos sus conciudadanos que no comparte con ellos una de sus dos nacionalidades. Las campañas terminan mañana y nunca esclareció este punto tan fundamental. Eso también es mentir.
6. Cuando a principios del mes de abril el Diario publicó un trabajo de investigación del reportero César Cruz, quien acudió hasta Los Mochis donde entrevistó a las autoridades de la Universidad de Occidente, las que convalidaron que usted terminó la última parte de su carrera como abogado en ese campus pero sin asistir a clases y siendo Senador de la República, puso el grito en el cielo. Injurió a este periódico, lo tildó de mentiroso, dijo que esa publicación sólo era para atacarlo, nos tachó de vendidos al gobierno estatal. No obstante, a los tres días en una entrevista radiofónica confirmó ante los radioescuchas que era cierto, que había concluído sus estudios universitarios sin presentarse en las aulas, que le habían dado la oportunidad por su gran carga de trabajo como legislador. Un mes después presentó su examen profesional ante las mismas jerarquías que habían ratificado su dudoso paso por esa casa de estudios. ¿Quién mintió a quién?
7. En reiteradas ocasiones ha comentado que nunca dijo al inicio de su campaña que condicionaría la publicidad a El Diario, en correspondencia por una equidad informativa. Pero usted sabe que declaró al reportero Raúl Lechuga, uno de los más serios y creíbles de todo el medio periodístico en el Estado, que estaba analizando esa decisión. Y tan fue cierta su afirmación, que en estos cuatro meses de proceso electoral la puso en práctica de manera fehaciente: nunca se anunció en las páginas de este periódicoc, como sí lo hizo de forma por demás abundante en el resto de los medios de comunicación, lo cual han certificado los chihuahuenses de toda la entidad. ¿Por qué entonces esa obcecación por decir que no dijo lo que dijo, y lo corroboró con demasiados hechos en esta coyuntura electoral? ¿Usted cree que eso no es calumniar?
8. En concentraciones con la gente y en sus mensajes proselitistas usted sostiene que va a terminar con la corrupción. ¿Por qué no lo ha hecho desde que fue diputado local, diputado federal, y como Senador de la República? Ha tenido valiosas oportunidades de poner en práctica lo que ahora ha venido a pregonar como bandera de campañal La conseja popular es muy sabia: el prometer no empobrece. Usted podrá ofrecer el cielo a los chihuahuenses, pero sus palabras y sus hechos, certificados, no le otorgan la suficiente calidad moral como para creerle que cumplirá con sus compromisos dichos de dientes afuera. Desmienta, si no, que sus largos años en el Distrito Federal como legislador, los ha aprovechado para hacer relaciones y ‘amarres’ con personajes de influencia. ¿Su paso como Senador encargado de la Comisión de Radio y Televisión tiene algo que ver con esta inusitada presencia suya en estos medios electrónicos? Malgastar el tiempo que los ciudadanos le pagamos para legislar, también es defraudar, engañar, mentir. ¿Así quiere erradicar la corrupción?
En contraste, se lanza a través de su padrino político a solicitar un juicio político para el actual gobernador. ¿Por qué no lo denuncia ante los tribunales penales? Porque sabe que un juicio político no tiene la validez como para fincarle cargos ante otros fueros. A nosotros nos encantaría ver en la cárcel a Francisco Barrio, a Patricio Martínez, a Vicente Fox, tanto como a Jesús Alfredo Delgado, a Gustavo Elizondo, a Ramón Galindo, a todos los políticos a los que pudiéramos probarles que actuaron mal en contra de México y de Chihuahua. Pero acusar en tiempos de campaña y sin pruebas de por medio, es una mentira más.
En ese sentido, una de sus propuestas más engañosas es la de que el Procurador de Justicia sea electo por el Congreso del Estado, porque sabe que en la práctica se puede manipular por una mayoría, puede prestarse o no a negociaciones. Nuestra propuesta desde hace años es que tanto este funcionario como todo el aparato de justicia sea elegido por la propia ciudadanía, para que realmente pueda cumplir con la función que ésta requiere.
Gobernar en este país, Sr. Corral, es una tarea difícil. No sabemos si Reyes Baeza estará preparado para ser gobernador de Chihuahua. De lo que sí estamos seguros es que usted es un mentiroso compulsivo, y allí están los hechos reseñados.
Y desde estas líneas se lo digo: Un servidor, Osvaldo Rodríguez Borunda, estoy dispuesto a renunciar como director editorial de los periódicos que edita El Diario, si usted me comprueba que las aseveraciones anteriores no son ciertas. Aquí no mentimos.
El problema fundamental de México a lo largo de su historia ha sido precisamente que los políticos que se han encargado de gobernarlo han sido unos mentirosos. No le han cumplido al pueblo sus promesas y lo han sumido en la desgracia económica, social, cultural. Ya estamos hartos de los embusteros.
Sr. Corral, cuando un hombre es engañoso, por más que diga en la radio, en la televisión, en los medidos en general, que es alguien que aparenta ser, se desacredita más. Usted lo dijo casi al inicio de su campaña: la gente no es tonta. Y esa es una de las frases más acertadas que ha expresado. Porque, por más que su propaganda y sus documentales traten de venderle a los chihuahuenses la imagen de un candidato que casi es un ángel, que promete terminar con todo lo malo que hay en el estado, saben que se trata de mera ficción. Y el domingo se lo van a demostrar.
Atentamente
Osvaldo Rodríguez Borunda
Y en efecto, cinco días después el pueblo de Chihuahua le puso en las urnas a Javier Corral la paliza de su vida, humillándolo con un puntapié bien puesto en el trasero. Él y su padrino político Francisco Barrio le apostaron todo al descalificativo, a la guerra sucia mediática, a la demagogia, a la calumnia, a la propaganda masiva y repetitiva al estilo de los nazis de Alemania (al momento de publicarse la misiva anterior, Javier Corral era el que tenía incuestionablemente el mayor número de spots, con un total de 102 anuncios en ocho canales de televisión, aunque la proyección era mayor si se le suman los 232 spots diarios que mantuvo en las 29 salas de cine de la localidad), a la mercadotecnia, a la mentira, a la ficción, a las promesas huecas, a lo que en otro tiempo sí les dió resultado, pero aún así el pueblo de Chihuahua les propinó una dura lección histórica que resonaría alrededor del mundo entero, porque la gente no es tonta.
Javier Corral jamás ofreció ninguna disculpa pública a Don Osvaldo Rodríguez por todas las falsas acusaciones y diatribas viscerales que lanzó en contra del periódico El Diario por no haberlo apoyado incondicionalmente en su línea editorial cuando fue candidato a la gubernatura de Chihuahua. Jamás reconoció que estaba errado, y se estuvo pitorreando cuanto pudo echándole la culpa a los medios de su estrepitoso fracaso en la única vez en su vida en la cual contendió directamente por el voto del pueblo (afortunadamente, no hay gobernadores plurinominales, ni hay presidentes de México plurinominales ni alcaldes plurinominales; aunque hay quienes dicen que Javier Corral ha estado buscando la manera en la cual también se pueda meter la plurinominalidad en tales cargos pero aún no ha dado con una fórmula que pueda ser aceptable y digerible para el pueblo y el Congreso).
De cualquier modo, aunque no se disculpó ni con el director general de El Diario ni con sus editorialista ni con sus reporteros, ello no impidió que, tragándose su enorme soberbia por la que es muy conocido, arrastrándose cocmo las serpientes y humillando su orgullo, se movió para “ofrecer” el sumarse a los editorialistas de El Diario concediéndole a dicho periódico la “concesión graciosa y privilegio” de tener a alguien “tan grande” como Javier Corral. Y gracias a ello, es posible leer sus diatribas viscerales en la sección editorial publicada los domingos por el periódico El Diario.
Aunque Javier Corral jamás le haya ofrecido al propietario del periódico El Diario y a sus periodistas y editorialistas una disculpa pública por sus numerosas difamaciones y calumnias (se rumora que la noche de su contundente derrota como candidato a la gubernatura de Chihuahua no sólo les estuvo echando la culpa de su fracaso sino que inclusive les estuvo mentando la madre a sus anchas), el hecho de que cada domingo tenga que estarse tragando su orgullo poniendo su cara de palo con tal de que sus chascarrillos puedan tener cabida en el periódico parece un justo castigo al orgullo desmedido y la soberbia excelsa de quien en el mismo periódico antes de las elecciones de julio de 2004 un lector lo acusó de ser un simple merolico del cual el pueblo de Chihuahua no podía esperar absolutamente nada. Hay quienes suponen que para que en dicho periódico le pudieran “perdonar” sus impertinencias, sus difamaciones y sus calumnias, Javier Corral les estuvo haciendo la “llorona”, lloriquéandoles y humillándose en privado para que le concedieran en indiscutible privilegio de poder ser publicado en el mismo medio en contra del cual estuvo despotricando en forma despiadada, aunque para alguien carente de vergüenza como Javier Corral el poner su cara de palo y arrastarse para obtener algo (“como las sierpes, que se arrastran”) esto no debe ser difícil.
¡Bien por Don Osvaldo Rodríguez Borunda y su equipo de peridistas y editorialistas, que domingo tras domingo al darle espacio dentro del mismo periódico calumniado por Javier Corral le han estado dando una verdadera cátedra de civismo al falaz sujeto, humillándolo sin decir palabra alguna, con el solo hecho de darle cabida en un medio al que el Santo Niño de la Perpetua Plurinominalidad acusó duramente de no tener equidad informativa. Y lo habrán de seguir humillando cada domingo venidero hasta el final de sus días.
En contra de la libertad de prensa y la libertad de expresión
Entre las muchas “cualidades” de Javier Corral está la de ser un implacable represor de la libertad de prensa y la libertad de expresión, lo cual le viene de nacimiento, y ello en buena medida para impedir a como de lugar que los medios puedan sacarle y echarle en cara hechos del pasado y cosas como las que el lector está leyendo en estos momentos. Recordemos primero que cuando era un Don Nadie (antes de los ochentas) sin poder y sin influencias dentro del gobierno, Javier Corral Jurado no perdía la ocasión para despotricar en contra del sistema político que gobernaba a México todavía hasta ese entonces, denunciando sin cesar el enriquecimiento ilícito de altos funcionarios (su compinche y mentor Francisco Barrio Terrazas del que se hablará en mayor detalle en otro trabajo publicado aquí mismo aún no era un hombre acaudalado beneficiado con el enriquecimiento ilícito), los abusos de poder, los compadrazgos políticos, los actos de corrupción y las arbitrariedades de los gobernantes en turno (en ese entonces Francisco Barrio Terrazas aún no había ocupado ningún cargo público de elección popular y también era un Don Nadie ). Pero por azares del destino, un buen día se vió colocado en posiciones de poder en donde tuvo su oportunidad para practicar lo que tanto pregonaba. Y el resultado fué poco menos que grotesco. Para su mala fortuna, pese a la imagen sumamente elogiosa que en su propia cabeza siempre ha tenido Javier Corral Jurado de sí mismo como campeón indiscutible de los derechos humanos, de la libertad de prensa y de la libertad de expresión, ha dejado tras de sí una amplia estela de malos recuerdos que históricamente lo exhiben como lo que realmente es. Ejemplo de ello es el siguiente trabajo publicado el 27 de octubre de 2012 en el periódico El Diario bajo el título “La ley de Corralito” que dice lo siguiente:
La ley de Corralito
Miguel Angel Chávez Díaz de León
Con la misma soltura con la que en otro tiempo anduvo promoviendo una Ley Mordaza para someter a periodistas y editores, el senador (plurinominal) Javier Corral impulsa ahora nada menos que el derecho de los informadores a calumniar públicamente. No es una lección de congruencia política, pero sí nos permite ver hasta dónde es capaz de llegar el legislador en defensa de uno de los medios que -cree él- le ayudarán en su loco tropel por convertirse en gobernador.
Un día blanco, y otro, negro. Alguna vez, hace varios años, Corral Jurado fue enjuiciado en el PAN por proferir declaraciones inconvenientes para la jefatura del partido. Y el hombre se deshizo en denuncias y lamentos. Años después -ya convertido él mismo en jefe- vino para enjuiciar a otros panistas que habían emitido opiniones impertinentes. Luego el hombre juzgó que aquello era bueno.
Así ha sido la relación del senador con la libertad de expresión. A veces parece que la adora y otras veces es obvio que le causa salpullido. En realidad, la detesta siempre. Sólo que, como se dice, los intereres no tienen patria ni ideología. La única libertad de expresión que Javier Corral Jurado está dispuesto a defender es la suya propia...
Estas observaciones hechas por el analista citado en realidad repiten las mismas críticas y acusaciones que en muchas ocasiones le estuvieron siendo formuladas a Javier Corral por casi todos los partidos políticos excepto el suyo, como podemos comprobarlo en el siguiente trabajo publicado el domingo 27 de octubre del 2002 en el periódico El Diario:
En el siguiente archivo fotográfico podemos ver al ex-líder Hector Mejía Gutiérrez, mencionado en el artículo reproducido arriba, recibiendo el apoyo de numerosos simpatizantes inconformes después de ser enterado el lunes 20 de mayo de 1996 de la virtual destrucción de su carrera política a manos del “paladín de la libertad de prensa y la libertad de expresión” Javier Corral Jurado por haber tenido el atrevimiento de ejercer su derecho natural de libertad de expresión sin la autorización previa del gran censor Javier Corral Jurado:
Como represor de la libertad de prensa y la libertad de expersión, Javier Corral se ganó a pulso un lugar en los libros de historia por haber estado promoviendo en sus momentos mas aguerridos una iniciativa de ley conocida en aquellos tiempos como la Ley Mordaza.
En relación a esta funesta iniciativa de ley cocinada por el entonces diputado (plurinominal) Javier Corral Jurado bajo el engañoso y simulador nombre de “Ley Federal de Comunicación Social”, pero mejor conocida como la famosa “Ley Mordaza”:
también conocida entre el gremio periodístico como la “Ley Corral”, destaca el hecho de que aún pese a que con el paso del tiempo dicha iniciativa fué “suavizándose” con la intención de salvarla (modificando o eliminando las cláusulas a las que se les podía dar en la práctica una interpretación malvada para permitirle al gobierno en turno coartar la libertad de Prensa), el repudio que ya había generado dicha iniciativa llevó en tan solo cinco días -del 30 de septiembre de 1998 al 4 de octubre de 1998- a la publicación de por lo menos 169 artículos (de acuerdo a una ponencia presentada el 1 de febrero de 2001 por Beatriz Solís en la Fundación Friedrich Ebert Stiftung) entre los cuales se mencionan:
“Pretenden diputados controlar los medios” (El Heraldo)
“Impondrá mordazas, la iniciativa que impulsan PAN y PRD” (Excélsior)
“Quieren Diputados censurar y quitar concesiones” (La Prensa)
“No se consultó a los dueños de los medios” (CRIT)
“Proponen diputados órgano que controle a medios” (El Universal)
“Pretenden diputados el terrorismo informativo” (El Sol de México)
“Diputados del PAN proponen Ley Mordaza” (Ovaciones)
Es importante recalcar que parte del revuelo y la repulsa que causaba la posibilidad de que ésta inciativa de Ley fuese aprobada en su forma original se debía no sólo a la iniciativa en sí sino a quién la había concebido y las intenciones verdaderas con las cuales se había concebido, y tomando en cuenta los antecedentes de Javier Corral ésto hubiera sido más que suficiente para quitarle el sueño a cualquier periodista o articulista. Con tanta oposición, no es de extrañar que en lo que ha sido uno de los más rotundos fracasos en la carrera política de Javier Corral Jurado, podamos leer lo siguiente que obra en el periódico “Unomásuno” en una de sus ediciones correspondientes al mes de octubre de 1998:
“El Secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, calificó como afortunada la decisión de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía de la Cámara de Diputados de dar marcha atrás a la iniciativa de la denominada ‘LeyMordaza’, aunque el presidente de dicha comisión, Javier Corral Jurado, dijo que la Ley Federal de Comunicación Social no se irá a la congeladora y que el proyecto no ha fracasado.”
Pero es el caso que la “Ley Mordaza” se fué a la congeladora, en una de las más resonantes derrotas políticas de Javier Corral Jurado, quien no pudo convencer a los demás legisladores de que lo secundaran en tan desatinada empresa, para alivio y tranquilidad de los periodistas e informadores de México de los cuales el mismo Javier Corral Jurado se proclama paladín defensor, resultando sorprendente el hecho de que aún con la mala fama que precedía a dicha iniciativa ésta Ley Mordaza hubiese sido considerada para su adopción en otros Estados:
En lo que respecta a las críticas lanzadas en contra de Javier Corral Jurado documentadas en el siguiente documento:
allá en 1997 cuando las regidoras panistas Elsa Almeida de Díaz y Olvido Espelosín de Alvarez fueron injuriadas públicamente por el entonces alcalde panista Ramón Galindo éstas interpusieron una denuncia por la vía penal en contra de Ramón Galindo cuando Francisco Barrio Terrazas todavía era gobernador de Chihuahua, y el paladín de los derechos humanos Javier Corral Jurado si hubiera querido podría haber usado sus buenos oficios y su alta posición de influencia para apoyar la demanda en contra del calumniador Ramón Galindo. Pero no hizo nada, no movió un solo dedo para apoyarlas, y por el contrario aparentemente se complacía de ver que la misoginia de Ramón Galindo quedara impune. El caso tuvo un penoso desenlace, como podemos verlo en los siguientes archivos fotográficos:
los cuales reproducen en su totalidad un editorial online aparecido en el periódico El Diario el sábado 15 de diciembre del 2002 (el mismo día en que el Zar Anticorrupción Francisco Barrio Terrazas se lanzaría en un ataque directo en contra de la Iglesia católica del que muchos panistas no quieren acordarse). Sin embargo, para el buen crédito del entonces gobernador priista de Chihuahua Patricio Martínez, en cuanto se enteró de éste abuso de autoridad del procurador Elfego Bencomo, de inmediato procedió a su destitución del puesto, algo que Francisco Barrio Terrazas nunca hizo como gobernador de Chihuahua pese a las inumerables tropelías y desmanes por hechos similares cometidos por sus procuradores de justicia.
En un artículo publicado el 10 de mayo del 2002 en el periódico El Diario:
está asentado lo siguiente:
‘La estrategia del PAN municipal en Juárez, que cuenta con el aval del desesperado precandidato panista a gobernador Javier Corral –por cierto, uno de los legisladores que le quemó incienso a Fidel Castro y lo puso en enero como una figura histórica del siglo XX-, ha centrado sus acciones contra los medios de comunicación locales’, escribió (Carlos) Ramírez en su habitual columna de El Financiero.”
Sobre esto último, he aquí la foto del recuerdo:
La gran admiración que el anciano dictador cubano siempre ha despertado en el perpetuo plurinominal Javier Corral Jurado nunca ha sido ningún secreto, y para comprobarlo no es necesario recurrir a ningún enemigo político suyo para confirmar éstos lazos de admiración fraterna que lo unen con quien ha sido el único gobernante absoluto que ha tenido la isla de Cuba desde 1959, bastaba con consultar la página Web del mismo senador Javier Corral Jurado en donde emitía sus comunicados oficiales:
o el artículo titulado “Fidel” de su columna Rotafolio publicado el 15 de agosto de 2001 para confirmar la imagen sumamente positiva que tiene del Comandante Fidel y ver cómo el sempiterno plurinominal Javier Corral se vanagloria orgullosamente de haber estado intercambiando personalmente información y experiencias con Fidel Castro acerca de el régimen de la radio y la televisión en ambos países. Y ciertamente, después de la severa derrota que sufrió su proyecto de “Ley Mordaza” en 1998, no es de extrañar que dos años después Javier Corral estuviera sumamente interesado en saber de primera mano cómo se las estaba arreglando el Comandante Fidel por espacio de casi medio siglo para mantener bajo férreo control a los medios de comunicación en Cuba. Esta admiración fraterna hacia su ídolo se dá pese a que en 1983 y nuevamente en 1986 Javier Corral Jurado atacara ferozmente al entonces virtual sistema político unipartidista en México comparándolo con el sistema político unipartidista de Cuba que sólo permite votar por los candidatos de un solo partido político y que en ausencia de contendientes opositores tiene garantizado su triunfo. Años después –ya convertido en político beneficiario del sistema sin haber tenido que contender por un sólo voto directo- no cesaba de alabar y ensalzar en persona al Comandante Fidel y con ello todo lo que Castro representa. Luego el hombre juzgó que todo aquello que antes tanto criticaba y atacaba a viva voz era bueno. En sus orígenes a principios de los ochenta, un desconocido Javier Corral Jurado, fiel a los principios doctrinarios de su partido político Acción Nacional, del cual se presume que esperaba algún día sacar grandes beneficios personales, demandaba casi a gritos para él y para los suyos una democracia que todavía a principios del tercer milenio no existía en Cuba; y del mismo modo despotricaba lleno de coraje en contra del control gubernamental de los medios de comunicación en México y la ausencia de una prensa independiente en México siendo que no había una Prensa independiente en Cuba y el control de los medios de comunicacion implantado allí era ciertamente muchísimo más férreo y muchísimo más rígido que en México. Allá en 1986, para atacar a la que entonces era la principal cadena de televisión privada no-gubernamental en México y a su principal noticiero “24 horas” bajo la dirección de Jacobo Zabludovsky, Javier Corral Jurado mandó imprimir miles de estampillas autoadheribles conminando a los televidentes a no ver dicho noticiero porque “ocultaba la verdad”. Y en el periódico CINCEL correspondiente al mes de Noviembre de 1986, del cual Javier Corral Jurado aparece como uno de los tres miembros del Consejo Editorial, podemos ver las siguientes diatribas en contra de dicho noticiero y su conductor:
“LO CONSIDERAN VOCERO DEL GOBIERNO
Ya en nuestra edición pasada comentábamos que los principales cargos que contra Zabludovsky y Televisa se ventilan, son el manejo parcial que hicieron de la información generada por las elecciones en el estado de Chihuahua, y que desde luego en los Estados Unidos se conocieron a través del noticiero SIN ... La íntima relación de Televisa con el Gobierno Mexicano, y su vinculación estrecha en el manejo de la información sobre los asuntos de trascendencia, son del conocimiento de los periodistas hispanos.”
Es dudoso que en la Cuba de 1986 le hubieran permitido a Javier Corral publicar algo semejante en contra del gobierno del Comandante Fidel (y de cualquier modo, no existía ninguna estación privada de televisión en Cuba.) Su odio en contra de los medios masivos de comunicación llega a tales extremos que no ha dudado en lanzarse abiertamente inclusive en contra de programas de entretenimiento popular que no tienen ningún contenido político, como podemos comprobarlo consultando lo siguiente:
Y nunca ha vacilado en despotricar ferozmente en contra de cualquier noticiero sea o no de Televisa o de cualquier otro medio de comunicación que no publique una noticia al gusto de Javier Corral Jurado, y como prueba de ello se tiene lo siguiente:
Se podrían mostrar varios kilos de material documental y otros tantos de cintas magnetofónicas que demuestran que Javier Corral Jurado en realidad detesta todo lo que huela a libertad de prensa y libertad de expresión, sobre todo aquello que lo pueda desenmascarar y poner al descubierto desnudando su pasado como lo hemos estado haciendo aquí, sobre todo cualquier cosa que pueda poner en riesgo sus ambiciosos planes de ocupar algún día la Gubernatura del Estado de Chihuahua y tras ello la Presidencia de la República Mexicana después de que ésta haya sido ocupada por el mismo Francisco Barrio Terrazas. Su desventurado proyecto de “Ley Mordaza” representa quizá uno de sus mejores esfuerzos por comenzar a implantar en México una censura oficial semejante a la que se practicaba en la Alemania nazi o en la Rusia soviética, una censura plenamente respaldada con la fuerza del Estado, dirigida en contra de periodistas, articulistas y editorialistas, legalizando una represión oficial sobre los medios de comunicación mientras que se exhibe al mismo tiempo como un campeón defensor de la libertad de prensa y la libertad de expresión. En rigor de verdad, la única libertad de expresión que el político Javier Corral Jurado está dispuesto a defender es la suya propia.
De “defensor paladín” de los derechos humanos a encubridor
“Henchido de ira” (eso decía) por la impunidad en la que estaban quedando los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez cuando México era gobernado desde la presidencia por Vicente Fox, Javier Corral Jurado no dudó en elevar sus más enérgicas protestas desde algunos de los cargos públicos ocupados por él y desde los más diversos foros y tribunas en los que ha participado, denostando con toda la fiereza del mundo la falta de resultados concretos para poner un alto a tanto asesinato, culpando de ello no a la administración foxista (la cual jamás hizo nada por el esclarecimiento de los feminicidios en Ciudad Juárez) sino a la administración estatal de Chihuahua bajo el mando del gobernador emanado del PRI Patricio Martínez. Un ejemplo de ello se podía ver en su columna Rotafolio fechada viernes 8 de marzo de 2002 bajo el encabezado “¡Ni una más! Crímenes contra Mujeres”:
Ante tan candentes denuncias parecería que Javier Corral, movido por el dolor de tantas madres clamando justicia, por vez primera en su vida despojándose de todo compromiso de índole partidista y actuando en forma recta e imparcial movido por la compasión, había decidido alzar su más fuerte voz de protesta en contra del mismo Francisco Barrio Terrazas que estuvo gobernando al estado de Chihuahua en los seis funestos años en los que los feminicidios de Ciudad Juárez se salieron de control. Pero ésto no es así. Todas, absolutamente todas las duras críticas que Javier Corral formuló por la falta de soluciones en los casos de los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez las formuló en contra del gobernador priista Patricio Martínez, nunca en contra del gobernador panista Francisco Barrio Terrazas, y ésto se puede afirmar del modo más categórico después de una revisión exhaustiva de todos los artículos, ponencias y boletines de prensa elaborados por Javier Corral que se publicaron en los medios de comunicación desde que Francisco Barrio Terrazas tomo posesión de su cargo como gobernador de Chihuahua que dejó de serlo. En los tres años en los que Javier Corral fungió como presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso del Estado de Chihuahua (1992-1995), así como en los tres años posteriores en los que Francisco Barrio Terrazas permaneció en su cargo como gobernador en funciones, Javier Corral jamás hizo crítica o reproche alguno en su contra de Francisco Barrio por la forma tan indiferente y tan burda con la cual él y su inepto cuan corrupto procurador de justicia Francisco Molina Ruiz estuvieron manejando los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez. Su boca permaneció silenciosa en éste rubro, como si se la hubieran sellado con plomo. Hizo críticas muy duras y lanzó ataques despiadados en contra del manejo del problema únicamente cuando Francisco Barrio Terrazas dejó de ser gobernador, y ello echándole toda la culpa al sucesor Patricio Martínez García absteniéndose en todo momento de mencionar a Francisco Barrio Terrazas bajo cualquier contexto negativo en relación a éste problema social, demandando indignado y furioso que el gobernador Patricio Martínez esclareciera todos los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez que Francisco Barrio Terrazas en sus seis años como gobernador había dejado en la más completa impunidad. Pero quizá lo más inverosímil de todo ésto es que, aún pese a estar lucrando políticamente con el dolor de los familiares de las decenas y decenas de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Javier Corral Jurado se sintió en todo momento con pleno derecho para pedirles su voto a todos los familiares de las víctimas y esperar de todos ellos su voto para llevarlo a ocupar en las elecciones del 2004 el mismo cargo en el estado de Chihuahua desde el cual su “tutor” Francisco Barrio Terrazas fomentó tanta impunidad.
Se da por hecho de que ni una sola de las madres de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez le dió su voto a Javier Corral, y antes bien se movilizaron en contra suya en el 2004 para hundir sus megalómanas aspiraciones.
En estos rubros, Javier Corral tiene mucha cola que le pisen y mucha basura que le escarben. Ha sido acusado, entre muchas otras cosas, de haber sido co-partícipe indirecto en el encubrimento de un crimen que conmocionó al estado de Chihuahua, el asesinato del editorialista del periódico El Diario, ocurrido el 3 de julio de 1991. Como el corrupto gobernador Francisco Barrio se encargó de mantener congelado el caso en todo el tiempo en el que fue gobernador, este asunto fue investigado a fondo por gente enviada desde Miami por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Como resultado de dichas investigaciones, la SIP todavía hasta la fecha tiene puestas a disposición del público varias páginas en Internet sobre el caso Oropeza bajo el rubro de Impunidad accesible en enlaces como el siguiente:
y es quizás uno de los casos más escandalosos de encubrimiento e impunidad de los que se tenga memoria en el estado de Chihuahua. En aquél entonces, gente que se comunicó exclusivamente por vía telefónica con allegados cercanos al Doctor Oropeza y que nunca se quiso identificar por temor a represalias les hicieron llegar lo que parecía ser una pista extraordinariamente importante con la cual le aseguraron que el caso podía ser resuelto en su totalidad en menos de 24 horas si se le daba seguimiento, y yendo más lejos aún al asegurarles que la resolución total del crimen del Doctor Oropeza, el editorialista político más destacado del periódico Diario de Juárez, cimbraría la política del país hasta sus cimientos. De acuerdo con la pista proporcionada, en la Recomendación 13/92 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y firmada personalmente por Jorge Carpizo McGregor aparece una declaración en falso en la cual no aparece por ningún lado el nombre del sujeto que hizo la falsa declaración. Según lo que ha trascendido, bastaba con identificar por escrito a dicha persona y someterla a investigación exhaustiva para resolver el caso del asesinato del Doctor Oropeza en su totalidad, porque la cuerda siempre se rompe por lo más delgado, y éste parece que era precisamente el punto más delgado de la cuerda. Sin embargo, el caso Oropeza fue congelado deliberadamente por órdenes emanadas directamente de un ya para entonces arbitrario y prepotene gobernador panista Francisco Barrio Terrazas, y como las investigaciones en torno al caso estaban siendo paralizadas deliberadamente por las órdenes emanadas directamente desde la oficina del gobernador Francisco Barrio, un allegado cercano al Doctor Oropeza elaboró un escrito pidiéndole su ayuda al entonces presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso del Estado de Chihuahua, Javier Corral, en un tiempo en el que el PAN contaba con mayoría en el Congreso del Estado. Se trataba de una simple petición escrita que el Congreso de mayoría panista formularía a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y ya en los procesos electorales de 1992, los panistas empezando por el mismo Francisco Barrio y Javier Corral habían declarado en varias ocasiones que si triunfaban y llegaban al poder movilizarían todos sus recursos para lograr el esclarecimiento del crimen del Doctor Oropeza. Todo lo que se requería por escrito de la CNDH era un nombre, el nombre del falsario, lo cual detonaría de inmediato la reapertura del caso. Pero como ya se dijo, una vez en el poder algo muy curioso sucedió: Francisco Barrio ya como gobernador ordenó el congelamiento del expediente del caso, y Javier Corral por su parte envió también a la congeladora la petición de ayuda para obtener por escrito de la CNDH la identidad del falso declarante. Y así, el crimen quedó impune bajo lo que no puede ser calificado ni más ni menos como acciones deliberadas de encubrimiento, tal y como lo descubrió la Sociedad Interamericana de Prensa. Hasta el día de hoy no han pisado la cárcel los autores intelectuales del crimen del Doctor Oropeza, gracias al encubrimiento del crimen orquestado desde la cima del poder por el corrupto gobernador Francisco Barrio Terrazas y su igualmente corrupto “achichinle” Javier Corral. Y la CNDH hasta la fecha tampoco ha soltado por escrito el nombre del falso declarante. Se da por hecho incontrovertible que la resolución del crimen del Doctor Oropeza no le era políticamente conveniente al PAN (léase, a la gavilla manipulando al PAN para su propio beneficio), como también se da por hecho de que detrás del asesinato había gente muy poderosa.
Pero no sólo hicieron todo lo que pudieron Francisco Barrio y Javier Corral para congelar los expedientes y las investigaciones del crimen del Doctor Oropeza, fueron aún más lejos: se encargaron de que en las leyes de Chihuahua quedase en pie algo que raya en lo absurdo: la prescripción del delito de homicidio. Lo cual significa que, pasado cierto tiempo, aún si un asesinato es resuelto en su totalidad por una administración posterior, ni los autores intelectuales ni los autores materiales pueden ser llevados a la cárcel, inclusive aunque confiesen públicamente su crimen a los cuatro vientos. En 1992, cuando Francisco Barrio tomó posesión de la gubernatura de Chihuahua, el pueblo le había dado al PAN una mayoría absoluta en el Congreso. Podían haber pasado todas las leyes que les hubiera dado la gana pasar, no tenían impedimento alguno para ello. Y una de las primeras cosas que podrían haber hecho hubiera sido anular por completo la prescripción del delito en casos de homicidio (en los países civilizados, los crímenes que involucran homicidios nunca prescriben, y los responsables pueden ser enjuiciados aunque hayan pasado varias décadas si se les puede comprobar su culpabilidad). Pero no lo hicieron cuando tuvieron oportunidad para ello (sus buenas cuan corruptas razones habrán tenido para no hacerlo), poniéndole su sello de impunidad absoluta los mismos que hipócritamente en la campaña electoral de 1992 e inclusive desde 1991 estuvieron manipulando con fines meramente políticos el asesinato del Doctor Oropeza. Este es un ejemplo de la justicia atroz dada al pueblo de Chihuahua por el “gobierno del cambio”. El caso Oropeza sentó el precedente para muchos otros crímenes adicionales, entre ellos los feminicidios de Ciudad Juárez para los cuales la aplicación de la justicia resultó igualmente burda y hasta risible.
El plan, el repudio y la derrota
Desde un principio, el plan del entonces gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas, fue convertirse en presidente de México en el año 2000 después de que hubiera concluido su gestión como gobernador en 1998, para lo cual contaba con la complicidad absoluta de su “achichincle” y ahijado político Javier Corral, el cual a su vez aspiraba también a convertirse primero en gobernador de Chihuahua y después en presidente de México después de que su mentor Francisco Barrio hubiese concluído su gestión presidencial. Pero el plan original se derrumbó y quedó hecho añicos cuando el PAN fue expulsado de la gubernatura de Chihuahua en 1998 por un pueblo enardecido e iracundo que descubrió que las promesas luminosas de prosperidad y bienestar del “cambio” solo eran eso, promesas demagógicas de líderes tan viscerales como venales e impíos. Dicho sea de paso, esta primera gran derrota electoral trajo consigo un éxodo de jóvenes que se salieron de las filas del PAN en Chihuahua al no ver en dicho partido ningún futuro político, jóvenes que se salieron para no volver jamás, a partir de lo cual las oficinas de las sedes del PAN empezaron a lucir vacías.
A resultas de la derrota obtenida en 1998, el plan fue forjado de nuevo. La estrategia consistiría en que primero Javier Corral obtendría la gubernatura de Chihuahua en el 2004, y una vez como gobernador de Chihuahua pondría todos los recursos del gobierno de Chihuahua a la disposición del ex gobernador Francisco Barrio para promoverle en grande, desde el estado más grande de México, su candidatura a la silla presidencial en el 2006, sin límite alguno en el derroche de recursos. Y ya después de que Francisco Barrio hubiera dejado de ser presidente de México al concluír su gestión de 2006 a 2012, le tocaría su turno a Javier Corral de ser el sucesor de Francisco Barrio en las elecciones presidenciales de 2012, ya después de haberse enriquecido a manos llenas (como lo hizo Francisco Barrio) en sus seis años de gobierno de 2004 a 2010. Pero para que el plan urdido por ambos pudiera tener posibilidades de éxito, se requería como paso indispensable que Javier Corral lograra obtener primero la gubernatura de Chihuahua en el 2004.
Tanto Javier Corral como Francisco Barrio y sus demás compinches y comparsas dentro del envilecido Partido Acción Nacional creyeron que los juarenses y los chihuahuenses pecaban de ingenuos, tomaron a sus coterráneos norteños por tarugos y estúpidos a los que pronto se les olvidarían las tropelías y abusos cometidos por el panismo en el poder, creyendo que todo quedaría olvidado en tiempos electorales recurriendo de nueva cuenta a las guerras sucias mediáticas en las que el PAN se especializó, recurriendo a la diatriba visceral y a las calumnias sin sustento para apelar a los instintos de ira de los electores en vez de apelar a su racionalidad. Pero se equivocaron, por que los chihuahuenses una vez que descubrieron el fraude del que habían sido objeto decidieron actuar en consecuencia. Y así, el pueblo chihuahuense, el mismo pueblo noble y generoso que a principios del siglo XX con la toma de Ciudad Juárez puso fin a los treinta años de dictadura porfirista, el mismo pueblo noble y generoso del cual salieron las tropas que echaron del poder al sangriento golpista Victoriano Huerta, se movilizó para corregir el error al advertir la amenaza que representaban para Chihuahua los “salvadores” que llegaron al poder con promesas luminosas con la sola intención egoísta de beneficiarse ellos mismos. Un anticipo de ello fue un proceso electoral llevado a cabo en mayo de 2002. Se reproducirá a continuación un desplegado publicado a nombre de la Alianza Unidos por Juarez (conformada por cuatro partidos, entre ellos el PRI) publicado en el periódico El Diario el 7 de julio de 2002, una semana después de haberse llevado a cabo este proceso electoral extraordinario:
¡GRACIAS JUARENSES!
Por la confianza depositada en las urnas durante la elección extraordinaria del pasado 12 de mayo, convencidos de que sólo a través del voto nos llevarían por la vía de la legalidad y la democracia, al Gobierno Municipal de Juárez.
La verdad y la Justicia se impusieron al burdo fraude cometido en perjuicio de la sociedad que anhela un verdadero trabajo de desarrollo en sus autoridades.
Lamentamos que en un acto abusivo de opiniones vertidas durante un bien estructurado operativo de comunicación, el PAN buscara hacer crecer la simulación de un triunfo irreal y al mismo tiempo tratar de desprestigiar al Tribunal Estatal Electoral si éste no otorgaba un fallo favorable a su partido, pretendiendo burlarse de nueva cuenta de la voluntad de los electores juarenses.
La actitud fraudulenta asumida por este partido que ha llevado al caos a Ciudad Juárez buscó también desalentar el noble ejercicio del voto y destruir la confianza que el pueblo deposita en las instituciones, deformando los procesos electorales que son el único camino para obtener triunfos inobjetables en la democracia.
El Partido Acción Nacional, aún humillado y exhibido en sus burdas acciones fraudulentas, debe reconocer la solvencia moral de los integrantes del Tribunal Estatal Electoral, quienes anteponiendo la verdad y la justicia a cualquier forma de coacción en su contra, resolvieron apegados a derecho que inobjetablemente en Juárez, el PAN hizo fraude por segunda ocasión.
Aberrantes resultan las conductas anti democráticas de los panistas, violatorias de la voluntad de la ciudadanía Juarense y que fundaron la procedencia de los agravios presentados por la Alianza ante las autoridades Electorales.
Por segunda vez el PAN trató de burlarse de los juarenses y no logró tan inmoral objetivo.
Reconocemos, contra las voces enardecidas de la soberbia y arrogancia, la plena voluntad y la insoslayable conducta de respeto a los procesos electorales, del Jefe del Ejecutivo Estatal
Debemos preservar por sobre todo, la vigencia de la norma jurídica, la verdad y la razón, sobre las acciones violatorias de la auténtica y libre vocación democrática de los juarenses.
Este desplegado es relevante porque justo a un lado de dicho desplegado apareció publicada en forma totalmente independiente una nota periodística que bajo el encabezado “Denuncian por fraude a Elizondo” describe cómo 350 familias, habitantes de la colonia Barrio Nuevo, habían interpuesto una denuncia penal en contra del ex alcalde Gustavo Elizondo por los delitos de concusión, abuso de autoridad, fraude, administración fraudulenta, extorsión y usura. Gustavo Elizondo (del cual se hablará un poco más en esta misma bitácora en otro trabajo publicado bajo el título “¡Francisco Barrio al ataque (de Chihuahua)!”) es todo un pájaro de cuenta, un hampón hecho y derecho. Y se trata del mismo que, en su ambición para poder dedicarse a actividades de enriquecimiento ilícito postulándose por parte del PAN a la alcaldía municipal de Ciudad Juárez, organizó el bloqueo total de los puentes internacionales en 1986, para exigir el reconocimiento de su presunto triunfo electoral y exigir su instalación en la alcaldía de Ciudad Juárez para, según él, “terminar de una vez y para siempre con todos los ilícitos, con toda la corrupción, con todos los saqueos al erario y con todos los latrocinios que el PRI comete desde el poder”.
El verdadero castigo llegó en las elecciones llevadas a cabo el domingo 4 de julio de 2004 en el estado de Chihuahua con el triunfo espectacular y contundente del candidato priista José Reyes Baeza. En esa fecha histórica, las familiares de las víctimas de los feminicidios en Ciudad Juárez tuvieron oportunidad de cobrarle las facturas a un PAN carcomido por la soberbia y el abuso del poder. También los allegados y familiares del Doctor Oropeza pudieron ejercitar su voto de castigo. De igual modo, personajes como Héctor Mejía Gutiérrez y muchos otros pudieron cobrarle a Javier Corral las cuentas pendientes. En ese día, el pueblo de Chihuahua le propinó una derrota colosal en las urnas a Javier Corral, repudiándolo como un cachorro de uno de los gobernadores más corruptos que se hayan dado en la historia de México. A partir de ese día, Javier Corral nunca más se volvería a postular por el voto directo del pueblo para no exponerse a la misma humillación a la cual fue sometido por los chihuahuenses.
A continuación se reproducirá un extracto del editorial elaborado conjuntamente por Elías Montañez Alvarado y Angel Otero Calderón, publicado el periódico El Diario dos días después de la tremenda derrota inflingida por los chihuahuenses a la prepotencia y soberbia de Javier Corral, que revela cómo el efecto Corral hundió también las aspiraciones del candidato panista a la alcaldía de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, dándole la puntilla precisamente a la plaza más importante del PAN en todo el país, la plaza en la cual en 1983 dió inicio al desafío a la hegemonía absoluta de la que gozaba el otrora invencible PRI, y a la cual el mismo PRI volvió sumamente revigorizado en ese 2004:
Hartazgo
De un mandato inapelable
Dimensiones de la debacle
Héctor Murguía Lardizábal arribará a la alcaldía de Juárez con el mayor número de votos que candidato alguno a ese encargo público haya obtenido en la historia, unos 170 mil. Será también el que mayor ventaja ha obtenido sobre su contrincante más cercano, poco más de 35 mil sufragios.
Un vistazo a las cifras documentadas en el pasado reciente puede ayudar a poner en perspectiva las reales dimensiones de la debacle. Francisco Villareal llegó a la alcaldía con el respaldo del 34 por ciento del listado nominal. Ramón Galindo, a su vez, alcanzó el 25 por ciento. Gustavo Elizondo obtuvo el aval del 23 por ciento de la lista nominal. En la segunda vuelta del 2002, tras la anulación, Jesús Alfredo Delgado (panista) consiguió que votara a su favor apenas el 17 por ciento de los electores inscritos.
Sin embargo, Cruz Pérez Cuéllar llegó al fondo de las preferencias con sólo un 14 por ciento de sufragios de los más de 900 mil votos potenciales. Fue demasiado poco para conservar la plaza más panista del territorio estatal, su enclave emblemático.
¿Que fue lo que, a final de cuentas, ayudó a Murguía Lardizábal? Lo que condujo al blanquiazul a perder su principal bastión de la entidad ha sido no otra cosa que el voto de castigo, surgido de este segmento de la ciudadanía participativa que, más allá de las siglas y los colores, suele definirse por la figura del candidato.
El mensaje de las urnas resulta incontrovertible. La mayoría de los que manifestaron su voluntad soberana dejaron en claro que las administraciones emanadas del Partido Acción Nacional no estaban dando respuesta a los reclamos colectivos más ingentes, en particular lo que tiene que ver con la inseguridad pública, aunque hay rezagos brutales en infraestructura y servicios.
Se ha dicho hasta la saciedad que el ejercicio del poder desgasta. Luego de imponerse al PRI en cinco elecciones municipales consecutivas a partir del 92, incluidos los comicios extraordinarios de hace dos años, las administraciones panistas terminaron agotando la paciencia de los juarenses. No es el propósito ni alcanzaría el espacio para reseñar los escándalos y reyertas que caracterizaron a las gestiones municipales de Galindo, Elizondo y Delgado, quienes apenas se habían sentado en la silla y ya se soñaban gobernadores.
A querer y no, el desgobierno orilló a los electores a mirar hacia el otro lado de la acera, en busca de una opción mejor, al menos en el papel. Ya lo dijo el sabio politólogo aquél: La gente no es targuga.
Desde luego que Murguía Lardizábal ganó porque, en la percepción mayoritaria, fue mejor candidato que Pérez Cuéllar. En este sentido, no deja de llamar la atención que la candidata a la sindicatura de la coalición Todos somos Juárez, Martha Adriana Durán, haya obtenido cinco mil votos más que el abanderado a la alcaldía, sufragios muy probablemente surgidos de las filas albicelestes que no comulgan con los agremiados de la Familia Feliz.
En el fondo, no obstante, Pérez Cuéllar sucumbió ante 12 años de gobiernos panistas que acabaron hartando a los juarenses. El PRI enfrenta ahora el enorme desafío de demostrar que puede hacerlo mejor. O, dicho de otra manera, menos mal.
La derrota catastrófica del PAN en Chihuahua en 2004 trajo consigo una nueva desbandada de muchos jóvenes que no vieron ya dentro del PAN ningún futuro político, jóvenes que se fueron para no volver jamás. Y en esta ocasión los locales del PAN lucían desolados, solitarios, muy lejos de atraer las multitudes de miles de simpatizantes como antes lo hicieron en los años ochenta. El PAN, cuya denuncia era la de fraudes electorales cometidos en contra suya, terminó siendo un fraude, pero de otro tipo, un fraude perpetrado en contra de una ciudadanía que creyó en ellos y que terminó desilusionada ante los magros resultados del prometido cambio.
Tiempo después, el malogrado candidato panista a la alcaldía de Ciudad Juárez mediría fuerzas dentro del mismo PAN con Javier Corral, enfrentados ambos en un exhibicionismo de verdadero canibalismo político al pelearse como perros y gatos por la postulación del PAN para -¿podría ser de otra manera?- una senaduría plurinominal lo cual se resolvió cuando por edicto se anuló la dizque democrática contienda interna del PAN para regalarle a Javier Corral -sin el voto directo de nadie en esta ocasión ya ni siquiera dentro del mismo PAN- la candidatura “a la segura” a una senaduría plurinominal (como sus dos oponentes le ganaron en razón de dos a uno, Javier Corral maquinó la anulación de esos comicios internos del PAN argumentando irregularidades que posiblemente él mismo orquestó tras bambalinas, para que una vez anulados dichos comicios se le diera a él la candidatura desechándose a los otros dos candidatos como si fueran papel sanitario, aprovechando para tan maquiavélicas maniobras las relaciones y ‘amarres’ que ha ido forjando con personajes de influencia dentro del PAN en sus largos años en el Distrito Federal como legislador “reina de las pluris”). Porque a partir del repudio que le manifestaron los chihuahuenses en el 2004, Javier Corral sabe que ésa es la única manera en la que puede “ganar” aunque pierda, tal fue la magnitud de su derrota histórica. Se ha rumorado dentro del PAN que Javier Corral (quizá inspirado en gobiernos como el triunvirato que gobernó Argentina en los tiempos de la dictadura militar) ha estado tratando de dar incansablemente con alguna especie de fórmula mágica que permita también la injerencia de la partidocracia en las alcaldías y en las gubernaturas y en la misma presidencia de la República para poder ser alcalde, gobernador y hasta presidente de México aún con el voto del pueblo en contra, algo así como compartir el poder ejecutivo en base a la representación proporcional, algo así como permitirle a un candidato el poder ser gobernador o presidente por una cantidad de tiempo proporcional a los votos obtenidos por su partido en las urnas, pero hasta la fecha la reina de las pluris no ha hallado tal fórmula mágica que pueda sobrevivir por lo menos un primer debate en el Congreso de la Unión. Pero lo que sí es un hecho es que Javier Corral estaría dispuesto a todo, tal vez inclusive hasta ser capaz de matar en caso de ser necesario, con tal de impedir a toda costa que la categoría de la plurinominalidad sea eliminada de la política mexicana, lo cual sería para él su epitafio político. Ha demostrado que no está dispuesto a retirarse a la vida privada para ganarse la vida con un trabajo pagando impuestos en vez de vivir de ellos. Se resalta el hecho de que el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, jamás en discurso o escrito alguno suyo propuso tan aberrante y antidemocrática posibilidad, como tampoco lo hizo el Apóstol de la Democracia Francisco I. Madero, y de seguro ambos caerían muertos del coraje al ver en lo que terminaron degradando a manos de tipos como Javier Corral las luchas que ambos emprendieron y que tanta sangre y tantas vidas costaron en aras de una democracia tipo ateniense para México.
De cualquier modo, el futuro de Javier Corral se antoja promisorio, ciertamente mucho mejor que el de muchos de sus otrora simpatizantes a los que defraudó. Con sus cuentas bancarias repletas de pesos convertidos a dólares, Javier Corral podría irse a vivir a los Estados Unidos el American Way of Life, muy posiblemente a la ciudad de El Paso en donde nació, yanqui de nacimiento al fin y al cabo (por eso no le hizo cosquillas hacer lo que hizo a los que sí son mexicanos de nacimiento y a cuyas expensas se hizo rico). Sin embargo, queda descartada por completo cualquier posibilidad de que trate de hacer una carrera política en su país de origen, porque en Estados Unidos aunque también allá hay sinvergüenzas a diferencia de México allá si hay una democracia genuina y los alcaldes y congresistas plurinominales no existen, como igualmente queda descartada cualquier posibilidad de que encuentre un trabajo honesto en territorio gringo (territorio suyo) porque no sabe hacer nada en lo que puedan estar interesados allá excepto tener sus manos metidas en los bolsillos ajenos para vivir comodinamente como lo hacen las garrapatas que se les prenden a los perros para chuparles la sangre hasta engordar al máximo y dejarlos en paz.
Sin embargo, los planes de Javier Corral son otros, apostándole a la desmemoria colectiva.
El retorno de los “salvadores”
Para el 2014, los mismos que en 1983 irrumpieron en grande en el panorama político mexicano prometiéndole al pueblo de Ciudad Juárez y al pueblo de Chihuahua un fabuloso y glorioso amanecer con un cambio que nunca llegó, los mismos sabandijas que resultaron ser mil veces peor en mañas, apetitos de poder, delirios de grandeza y ambiciones desmedidas, que los priistas a los que tan acremente denunciaban prometiéndoles que los echarían a todos a la cárcel al llegar al poder, preparaban nuevamente su gran retorno “triunfual” empezando a enarbolar nuevas banderas para presentarse otra vez como “salvadores”. La primera gran bandera habría de ser atizar el odio y el rencor de los habitantes de las franjas fronterizas en un cuidadosamente orquestado repudio en contra de la homologación del IVA al 16%. En el mejor de los casos, esta es una postura extraordinariamente cínica e hipócrita, porque cuando el PAN empezó a gobernar a México desde la silla presidencial con Vicente Fox en el año 2000, lo primero que intentaron hacer fue implantar un lesivo impuesto de IVA a los alimentos y medicinas en todo México, no solo en las franjas fronterizas. ¡Gravar con impuestos los alimentos y las medicinas del pueblo! Lo cual hubiera representado un impacto económico extremadamente duro en contra de las clases marginadas y las clases populares del país, o sea la gran mayoría de los mexicanos que a duras penas tienen para poder comprar sus alimentos y medicinas y en muchos casos no tienen ni siquiera para eso; y si no se salieron con la suya fue precisamente porque el PRI y los otros partidos se los impidieron en el Congreso. En ese entonces, jamás fue publicado un solo desplegado en ningún medio impreso de la reina de las pluris Javier Corral (y no porque le faltara dinero para ello) denunciando la pretendida aplicación del IVA a los alimentos y medicinas y anunciando la creación de un frente común para oponerse a tal medida. Por otro lado, es un hecho histórico consumado que la homologación del IVA en las franjas fronterizas se dió en el Congreso con el aval mayoritario del mismo PAN que hoy enarbola tal cosa como bandera de lucha en sus vitriólicos discursos y actos de protesta. Si todos los acólitos del PAN hubieran amenazado con sacar al PAN del Pacto por México y votar en contra no sólo de la Reforma Fiscal sino también en contra de la Reforma Energética en caso de insistirse en la homologación del IVA en las fronteras, esa medida fiscal no habría sido aprobada y habría sido eliminada de la agenda. Pero no lo hicieron (intencionalmente con todo dolo y mala fé, seguramente con la plena intención maquiavélica de crearse una nueva bandera política de lucha y presentarse hipócritamente como “salvadores”, preparando ya de antemano guerras mediáticas sucias en las cuales el Partido Acción Nacional es ya un experto consumado recurriendo al descalificativo y la calumnia). Y también como parte de su “guerra” en aras de recuperar el poder, han estado advirtiendo severamente que la homologación del IVA en las franjas fronterizas traerá consigo un éxodo masivo de la industria maquiladora en el 2014 con la consecuente pérdida de “cientos de miles de empleos”. Pero en diciembre de 2013, ya aprobada dicha homologación al IVA en las franjas fronterizas, la mundialmente famosa empresa electrónica Blackberry confirmó que trasladaría todas sus operaciones a Ciudad Juárez con la consecuente creación de miles de empleos, esperándose que otras empresas extranjeras hicieran lo mismo. ¿Pues no que la susodicha homologación iba a destruír económicamente a Ciudad Juárez? Agoreros del pasado, agoreros del apocalipsis a su conveniencia, lo que menos les ha importado a los pillos que escogieron al PAN como guarida es el bien de la comunidad. Les gustó el poder, le tomaron afecto, y hoy los mismos pillos quieren regresar en grande.
Si algo destruyó económicamente a Ciudad Juárez fue el hecho de que el presidente panista Felipe Calderón inició su “guerra” en contra del narco sacando para ello al Ejército mexicano de los cuarteles, la cual, esa sí, destruyó la economía de una ciudad otrora sumamente próspera y atractiva que fue imán para muchas personas de todo México que se trasladaron a ella para mejorar su calidad de vida (muchos veracruzanos se trasladaron a Ciudad Juárez al grado de ser bautizados como “juarochos”), convirtiendo a Ciudad Juárez en la ciudad más violenta del mundo. Ni uno solo de los mismos hipócritas “salvadores” que hoy se rasgan sus vestiduras en contra de la inseguridad actual encabezó algún movimiento de repudio a la sangrienta guerra que inició Felipe Calderón. Esa “guerrita” le dejó a México cerca de 75 mil muertos y 25 mil desaparecidos, y todavía es tiempo de que ninguno de los “salvadores” se ha hincado de rodillas ante el pueblo de México pidiéndole su perdón por no haber hecho absolutamente nada para detener la “guerrita”. Jamás fue publicado en los medios impresos un solo desplegado de Javier Corral (y no porque le faltara dinero para ello) ni de sus compinches en el PAN exigiéndole a Felipe Calderón regresar de inmediato al Ejército mexicano a los cuarteles y dar por terminada su loca guerra que colombianizó a México. Y Felipe Calderón terminó huyendo a Estados Unidos, a Harvard, gozando de su opípara pensión presidencial vitalicia, del mismo modo en que lo hizo el padrino y mentor de Javier Corral, Francisco Barrio Terrazas, al huir a Canadá gozando de una suculenta chamba como embajador aunque no supiera nada de tales menesteres, dejándole al pueblo de México el problema que le crearon. ¿Qué importa que mueran unos cuantos miles de mexicanos, mientras ellos pueden largarse al extranjero para ponerse a salvo, y usando los dineros del mismo pueblo de México para financiar su cobarde huída? ¡Pero bien que les cobró el pueblo de México a los corruptos panistas estas afrentas echando al PAN de la presidencia en 2012, para lo cual no le valieron ni le sirvieron ya de nada al PAN sus acostumbradas guerras sucias mediáticas! La “guerra” de Felipe Calderón, la cual inició únicamente para legitimar su dudoso y cuestionable triunfo en las urnas con un 0.65% detrás del cual muchos creen que se esconde un sofisticado fraude electoral, creció desmesuradamente en seis años (la comenzó en su estado natal de Michoacán cuando recién fue investido como presidente) dejándole al país un problema mayúsculo que quizá será arrastrado por varias generaciones. ¡Pero los panistas “salvadores” de México, entre ellos pillos redomados como Gustavo Elizondo, Francisco Barrio y Javier Corral, por no citar otros corruptos excelsos como el “secuestrado” Diego Fernández de Cevallos, hoy se rasgan sus vestiduras indignados porque el presidente Enrique Peña Nieto no resolvió en su primer año de gobierno la calamidad que tardó seis años en gestarse!
¿Y el combate a la corrupción? Baste mencionar que el PAN desde la silla presidencial estuvo encubriendo y protegiendo en dos nefastos sexenios a la lideresa Elba Esther Gordillo, calificada en 2013 por la revista Forbes como la mujer más corrupta de México, y si hoy está en la cárcel es porque sus encubridores y protectores (los hampones operando dentro del PAN) fueron echados de la presidencia por el pueblo con un puntapié bien puesto en el trasero, de lo contrario hoy Elba Esther Gordillo seguiría libre haciendo de las suyas, y esta arpía que es sinónimo de la corrupción en México hoy seguiría haciendo de las suyas enriqueciéndose a manos llenas al amparo del poder ejercido indebidamente por el PAN, enriqueciéndose al igual que los “salvadores” del “cambio” que hoy poniendo su cara de palo ya están empezando a tomar de nuevo como bandera de lucha el “combate frontal a la corrupción”. Se habrá de agregar aquí que jamás apareció en ningún medio impreso del país desplegado alguno de Javier Corral exigiendo la detención y el enjuiciamiento de la mujer más corrupta de México, como tampoco apareció jamás desplegado alguno suyo felicitando al presidente Enrique Peña Nieto por la detención de tan corrupta lideresa. Quizá porque tanto él como sus compinches políticos se encuentra muy ocupado preparándose para “salvar” a México, al estilo del PAN.
¿Y quién salva a México de estos “salvadores”, incluyendo a los plurinominales perpetuos que no representan en el Congreso a nadie más que a ellos mismos y se han malacostumbrado a darse vidas de príncipes europeos usando para ello los dineros del pueblo?
Habituado Javier Corral al uso del doble discurso, a sus intereses propios los llama “principios”, de modo tal que cada vez que dice defender sus “principios” y ser leal a ellos, podemos intuír a qué se refiere.
Además de lo que se está publicando aquí, hay otros trabajos que documentan los pecados insulsos de Javier Corral, entre los cuales se pueden mencionar dos trabajos titulados “Dos alacranes” y “El escorpión ataca de nuevo” de otros autores, los cuales aunque con algunas pequeñas omisiones instrascendentes parecen estar bien documentados. Algo a lo que Javier Corral teme sobremanera es que la información que aquí se asienta pueda ser del conocimiento de panistas de otros estados (Yucatán, Jalisco, Querétaro, Guerrero, etc.) que no lo conocen bien y ante los cuales ha disimulado lo que es con una actuación digna de un Oscar, ya que si se entera todo México sobre el peligro que representa Javier Corral para México hay la posibilidad de que para tratar de salvar al PAN no le permitan ser colocado en los primeros lugares de las listas plurinominales, dejándolo caer como fardo y enviándolo hasta los últimos lugares de las listas plurinominales, lo cual sería el fin de su carrera política.
Es mucho lo que se podría escribir (apoyado documentalmente en su totalidad) sobre tan nefasto personaje de la política chihuahuense, y se podrían llenar libros enteros, pero con lo que se ha asentado aquí debe ser más que suficiente para darse cuenta de quién es éste sujeto en realidad.
Lo que más debe preocuparle a Javier Corral es que, cuando haya llegado al final de su vida, ésto es lo que le dejará como herencia a sus descendientes. Así es como se hablará de él, así es como se le recordará, al igual que como hoy se recuerda a su gris mentor y “padrino” político Francisco Barrio quien ha dejado un historial muy negro en su paso por Chihuahua. Y esto no puede ni podrá borrarlo ya Javier Corral con todo el dinero del mundo (bueno, por lo menos no con el dinero del pueblo que este parásito social ha estado mamando de las ubres del erario sin haber ganado jamás en su vida una sola elección por el voto directo del pueblo).
7 comentarios:
Siempre los mismos, una y otra vez; Carlos Borruel, Cruz Perez Cuellar, Cesar Jauregui, Javier Corral, Ramon Galindo, y para acabarla de amolar amenazan con su regreso Pancho Barrio, Gustavo Elizondo y Jesus Alfredo Delgado pese a que ya están muy chamuscados; la misma pandilla de siempre. Puros cartuchos quemados reciclándose una y otra y otra vez sin parar. Chale, ya basta. Los fósiles lo quieren todo para ellos, sobre todo por la vía plurinominal, acaparando una y otra vez lo mejor en chambas y huesos dejándoles puras miserables migajas a los jóvenes. Cuando ilusamente creía en el PAN como alternative de gobierno, me fuí dando cuenta de que el PAN de Chihuahua y sobre todo el PAN de Ciudad Juárez están tomados como propiedad privada por una pequeña mafia que mantiene el control de todo lo que ocurre dentro del PAN, y aunque en ese grupito mafiosito de vez en cuando tienen sus pleitos bastante públicos, a la hora de seleccionar candidatos los fósiles no le dan ninguna oportunidad a los jóvenes para aspirar a un cargo de elección popular, no le dan chance a los que no son parte de esa pequeña mafia. Puros dinosaurios. Los acaparadores de todo solo quieren a los jóvenes como chalanes para hacer el trabajo duro en tiempos electorales (visitas domiciliarias de proselitismo, volanteos en las calles, organización de eventos públicos, etc.), y una vez pasadas las elecciones los fósiles “divos” los hacen a un lado y se olvidan de ellos hasta que sean las próximas elecciones cuando los procuren para usarlos otra vez de a gratis como chalanes. Es un cuento de nunca acabar. Por eso todos mis primos se salieron del PAN sumamente desilusionados hace dos años, y por las mismas razones se han estado saliendo muchos jóvenes que no ven ahí más que prepotencia y soberbia hacia “los de abajo”. Allí no hay ningún future ya para los jóvenes, para sangre nueva. Pura simulación y politiquería barata de rancho. Hay más esperanzas en otras opciones como Morena, el Partido Verde, el Partido del Trabajo, e inclusive en el mismo PRI. En lo que toda al PAN, ya se jodió, es hoy solo un bolillo rancio que ni es ni la sombra de lo que alguna vez fue hace más de treinta años, y está convertido hoy en una cueva de Alí Babá, una madriguera de ratas convenencieras buscando fuero y privilegios a las que solo les falta el antifaz.
Considero aberrante e injusto, por no decir un robo, que un yanqui nacido en gringolandia venga a México a estar acaparando (o mejor dicho, robando) los puestos públicos importantes que deberían ser para los mexicanos nacidos en México, y que este yanqui tenga un voto en el Congreso de México que no ganó en las urnas pero que nos afectará a todos los que sí somos mexicanos. Y creo que muchos otros del PAN como Ernesto Ruffo Appel de Baja California están en las mismas. Los panistas, hasta los que no nacieron en Estados Unidos, siempre han sido gringuistas, pro-yanquis. Por eso cuando un agente de la migra gringa le tiró de balazos a un niño que se encontraba del lado mexicano matándolo, el lacayo de los yanquis Felipe Calderón en vez de llevar su protesta ante la ONU haciéndole el caldo gordo al Tío Sam mejor se quedó callado para no ofender al gobierno gringo, y los yanquis no pagaron ni siquiera los gastos del funeral y del entierro del niño asesinado a balazos desde los Estados Unidos por la migra gringa. Eso es lo que los compatriotas de Javier Corral le hacen a los mexicanos a los cuales detestan y desprecian.
Pinchi zoquete jijo de toda su rechingada madre cuyos padres que lo engendraron le dejaron dos actas de nacimiento, una de ellas obtenida falsamente, de dos países distintos. Alguien lo debería obligar a renunciar a una de las dos ciudadanías, y mientras se rehuse a hacerlo deberían echarlo a patadas del Congreso para dejarle su lugar a uno que sí sea un mexicano nacido en México. Los del PAN nunca harán tal cosa porque ellos creen en privilegios especiales y nunca han estado del lado de las mayorías, del lado de las clases populares de México, son los continuadores del porfiriato, por eso al país lo dejaron chingado después de dos méndigos sexenios del PAN.
Lo bueno es que con la publicación de estos trabajos, sr. Olague, trabajos por los que yo y muchos mexicanos le damos las gracias apremiándolo para que siga adelante, fuera de Chihuahua empezarán a enterarse mejor de quién es realmente este tipejo nefasto llamado Javier Corral que no sirve para nada excepto para estar cobrando puntualmente sus estratosféricos honorarios en la nómina oficial de México, poco a poco irá corriendo la voz (o a lo mejor rapidito a través de las redes sociales) sobre este yanqui desgraciado que insiste desde el Congreso en seguir mangoneándonos en asuntos importantes que sólo nos competen a los que sí somos mexicanos nacidos en México y que ni siquiera tenemos visa láser.
Escucha bien, Javier Corral, escucha yanqui. Chinga tu pinchi madre. Te lo dice un mexicano nacido en los Altos de Jalisco. Y si no te gusta lo que te digo, tú diras en dónde nos vemos para darnos un tirito como los hombres en un lugar abierto al público en un evento al que estén invitados todos los medios nacionales, para darnos en toda la madre en un ring. Aquí sí hay güevos, cabrón, pinchi extranjero de mierda. La única condición que pongo es que se me permita entrar y subir al ring cubierto con la bandera de México, mi bandera.
Aquí tengo algo que me llamó la atención y que creo que debería ser anexado a este repositorio que usted se ha tomado el tiempo de recopilar.
El domingo pasado en un periódico de Ciudad Juárez el tal Javier Corral sacó publicado un trabajo suyo titulado "La cultura de la impunidad".
¡Habráse visto!
Ahora resulta que el mismo mequetrefe que cuando era el mandamás en el Congreso de Chihuahua y líder de la bancada panista con mayoría absoluta y que no hizo absolutamente nada para remover del Código Penal de Chihuahua la prescripción de los delitos, sobre todo tratándose de homicidios, ese mismo tipo se queja hoy hipócritamente de eso que él mismo llama la cultura de la impunidad; una cultura en la cual él en los hechos, por sus obras, por sus actos y por sus omisiones deliberadas, fue el mayor promotor en toda la historia de Chihuahua. Esta criminal omisión cuando el PAN tenía una mayoría absoluta en el Congreso de Chihuahua (1992-1995) ocurrió cuando Chihuahua estaba gobernada por un gobernador panista, y por lo tanto podrían haber derogado la prescripción en todos los delitos en una semana de haberlo querido, pero nunca lo hicieron, dándole con ello el más amplio espaldarazo a todo lo que se entiende por impunidad. Pero Javier Corral fue aún más lejos, porque en vez de acabar con los plazos de prescripción para los delitos, usando la mayoría aplastante que tenía el PAN en el Congreso de Chihuahua metió una reforma penal allá por 1994 que aún trae muy malos recuerdos, la cual tenía que ver con la flagrancia de los delitos. Para abatir la inseguridad y luchar contra la delincuencia, se pudieron haber endurecido en ese entonces las penas instituyendo la prisión vitalicia. Pero eso no lo hizo el PAN en los tiempos de Javier Corral cuando el PAN gobernaba con mayoría absoluta en el Congreso, lo hizo el PRI a iniciativa del Gobernador César Duarte.
¿Y quién si no Javier Corral le estuvo sirviendo de tapadera al gobernador de Chihuahua que es hoy sinónimo de impunidad, Francisco Barrio? ¿Y quién le estuvo cerrando las puertas de sus oficinas en el Congreso de Chihuahua a las madres que iban a quejarse de la impunidad en la que estaban quedando los feminicidios de sus hijas? ¿Y ahora viene muy orondo a querer darnos cátedra sobre la cultura de la impunidad? ¡Que desfachatez!
En el artículo publicado el domingo anterior al que hago referencia, el payaso se quejó amargamente porque el IFE se declaró incompetente para actuar sobre una queja infundada presentada por el PAN en contra del Gobernador de Coahuila, Manuel Velasco Coello (del Partido Verde), pataleando y llorando como plañidera acusando al Gobernador de Chiapas de desplegar "una de las más profusas campañas de promoción de imagen personal con el pretexto de rendir su primer informe de gobierno" añadiendo que "fue insultante el gasto y grotesca la forma de su difusión".
¡Hipócrita!
¿Y qué de las faraónicas campañas de promoción de imagen de su corrupto "padrino" Francisco Barrio con el pretexto de rendir sus informes de gobierno cuando era gobernador? ¿Por qué ahí sí se quedó mudo Javier Corral? ¿Y qué de las costosas campañas de promoción de imagen del mismo Barrio cuando era precandidato del PAN para la Presidencia de México cuando aún tenía obligaciones como legislador? ¿Tampoco allí había absolutamente nada que decir?
¡Cínico! ¡Farsante!
En el mismo artículo Javier Corral dijo que "como representante del Poder Legislativo" deploró ante el Consejo General del IFE la decisión tomada. ¿Representante de qué, infeliz plurinominal, que no representa a nadie, ni siquiera a sí mismo, por no haber recibido el voto directo de nadie en las urnas para apoderarse del cargo del que ahora se pavonea inflado como si fuese un faisán real?
Mejor le deberían de poner un chupón en la boca a este payaso demagogo para que se calle de una vez por todas en vez de andar haciendo el ridículo. Digo yo.
Hace algunos años que yo estudié en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Yo y casi todos los compañeros de mi generación en el ICSA (Instituto de Ciencias Sociales y Administrativas) siempre nos preguntamos y nos quedamos con la duda de por qué, teniendo aquí mismo en Ciudad Juárez una de las mejores universidades del país, la UACJ (reconocida como una de las mejores en todo México tanto por la revista CNN Expansión que la situó en el lugar 18 en su ranking "Los mejores MBA 2013" como por el “Segundo Ranking de las Mejores Universidades de México 2013” elaborado por América Economía), si Javier Corral tiene instalada su residencia permanente en Ciudad Juárez se estuvo trasladando casi a escondidas hasta Los Mochis en donde no vive, para obtener allí casi de la nada con artes desconocidas y en tiempo récord sin asistir regularmente a clases, su título de abogado. La sospecha de que le regalaron su título profesional a cambio de un favor que les hizo traficando sus influencias políticas ante la presidencia (panista) de México siempre ha estado alli. Lo que sí es un hecho, y a todos nos consta, es que Javier Corral después de obtener en Los Mochis su título de una manera tan misteriosa jamás ha litigado y mucho menos ganado en toda su vida un solo caso como abogado, y se trata no de lo que se conoce como un "profesionista sin título" sino más bien de un "título sin profesionista", de un verdadero papanatas que no sabe ni siquiera elaborar un simple amparo, y eso pese a todo el tiempo que tiene trabajando como legislador en el Congreso. Y esto es mucho muy preocupante, porque nos hace preguntarnos ¿en manos de quién está la elaboración de las leyes que nos rijen? Dicho sea de paso, esto borra por completo la muy promocionada imagen que siempre ha estado presumido de "cerebrito" en aquél programa infantil. Más que un "cerebrito", es más bien un fraude, porque en el campo profesional parece que ni a tinterillo llega. De seguro han de estar arrepentidísimos en esa universidad de Los Mochis donde prácticamente le regalaron el título profesional sin obligarlo siquiera a asistir a clases como en el caso de los estudiantes de la UACJ en donde no hay privilegios especiales ni se venden o se regalan los títulos. Esa ranflona universidad de Los Mochis, gracias al transero de Javier Corral, está quedando quemada ante todo México como una universidad patito en donde los títulos profesionales están a la venta del mejor postor sin necesidad de tener que asistir a clases, sin necesidad de tener que presentar tareas, sin necesidad de tener que presentar exámenes mensuales, sin necesidad de tener que presentar exámenes semestrales, y sin necesidad de tener que prestar el servicio social. Lo que sí yo jamás recurriría al "abogado" Javier Corral para mi defensa ni siquiera de una multa de tránsito, porque casi seguro no solo perdería mi caso sino que hasta me echarían 30 años de prisión aún siendo inocente por una defensa mal llevada. Pensar que en "profesionistas" de esta ralea descansa la elaboración de nuestras leyes hace que me den escalofríos y se me enchine el cuero. Del PAN tenía que ser. ¿Qué clase de ejemplo le puede dar un tipo como éste a sus propios hijos en vez de convertirlos en gente de bien, en ciudadanos honestos?
Pues JC tendra muchos defectos, pero lo que si nadie, pero absolutamente nadie podra cuestionar o poner en tela de duda es que JC como orador es un orador excelente, es todo un campeon en el viejo arte de la declamacion.
Tambien Hitler era muy buen orador, arrasaba multitudes. ¿Alguien por alli lo quiere ver de regreso?
Quisiera comentar aqui algo acerca de ese defectillo que parece que a muchos les consta en la personalidad de Javier Corral. Se trara de algo que pude corroborar yo misma en una ocasion que andaba paseando con mi novio y de pura casualidad al ver que habia una bolita en el edificio del PAN que esta por la Cinco de Mayo y la 16 de Septiembre en Juaritos. Nos acercamos de mirones y nos metimos a curiosear. Alli estaba Javier Corral echandose flores a si mismo presumiendo lo que el llamo su valiosa contribucion a los procesos de elaboracion de leyes, inflandose a mas no poder como si fuera la divina garza y adoptando poses de divo. Definitivamente, este politiquillo de quinta categoria es un pedante, es un creido, se vanagloria como si fuera la gran cosa. Ha de tener su casa llena de espejos para estarse viendo y admirando a si mismo, y no me asombraria nada que trajera un espejito en uno de sus bolsillos para estarse admirando cuando nadie esta viendo. Algo asi como el Gordolfo Gelatino de los Polivoces, haciendo el ridiculo jactandose y dandose taco a tal grado que ya no sabe una si echarse a reir o sentir lastima ante lo fatuo de este tipo que peca de vanidoso y soberbio. Supongo que en la Ciudad de Mexico en donde lo han de conocer bien esta causando la misma impresion cada vez que el fanfarron abre su boquita para aventarse un "speech" adoptando en su subida y en su bajada de la tribuna un caminadito de estrella de cine. De seguro esta esperando que le den el Premio Nobel de Literatura por su columna editorial, y si se lo dieran en vez de brincar del gusto tomaria la noticia con calma porque se ha de creer muy merecedor de algo asi pensando que es lo justo y lo propio y es algo a lo que se ha hecho merecedor por su grandeza. Que Platon, que Voltaire, que Lincoln, que Ghandi, ni que nada. Ese tipo es el yoísmo en persona. Yo, yo, yo. Deberian de contratarlo en un circo para hacer reir a la gente o en un teatro de revista, con solo dejarlo abrir la boquita basta, no hay como escuchar a Javier Corral alabar y ensalzar la labor legislative realizada por el propio Javier Corral para tomarle la medida y divertirse un rato. Es todo un show.
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