A lo largo de la historia moderna, los políticos y la política han acumulado una mala fama como el epítome de todo lo que representa demagogia, corrupción, prepotencia, abuso de autoridad y cinismo, algo que se da en todas partes del mundo, y México no es ninguna excepción con ejemplos tales como Miguel Alemán (el veracruzano de orígenes modestos que hizo multimillonaria a su familia en su paso por la presidencia de México), el frívolo y exhibicionista José López Portillo que también amasó una fortuna considerable suficiente para construir su famosa mansión en La Colina del Perro, la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo (clasificada en el 2013 como la persona más corrupta de México por la revista Forbes), Andrés Granier y muchos otros más. Los líderes honestos e incorruptibles como Abraham Lincoln, Nelson Mandela y Luiz Inazio Lula da Silva son escasísimos, y son más bien una excepción rarísima a la regla.
Había una vez en México un chihuahuense llamado Francisco Barrio Terrazas, nacido en una familia de escasos recursos en el poblado de Satevó, Chihuahua, y el cual al principio de los años ochenta residía en una vivienda relativamente modesta de clase media en Ciudad Juárez (ubicada en la calle México a unas dos o tres cuadras de un colegio particular famoso, el Colegio Latinoamericano). Tras el hundimiento de la economía nacional ocasionado por los despilfarros criminales del presidente José López Portillo que al inicio de su sexenio había prometido una era de abundancia pidiéndole a los mexicanos “aprender a administrar la abundancia” pero que concluyó con la destrucción económica del país convirtiéndolo en el país más endeudado del mundo con una deuda externa impagable (la mayor de aquél entonces en el planeta), Francisco Barrio vió allí una oportunidad dorada para capitalizar el odio acumulado de un pueblo que se sentía saqueado y despojado y estaba más que ávido de aplicarle un castigo ejemplar con un duro voto de enojo al partido político que entonces tenía un monopolio absoluto y total del poder en todos sus niveles con la ayuda de una democracia simulada en la cual tal partido recurriendo a todo tipo de tácticas -algunas deshonestas- jamás perdía ninguna elección y avasallaba a sus opositores.
Para poder lograr sus propósitos, Francisco Barrio enarboló una bandera de demagogia prometiendo un cambio, y ésta palabra no sólo se convirtió en su lema de campaña sino también en el lema de campaña del partido político de oposición que lo cobijó. De este modo, con una gran cantidad de voluntarios dispuestos a trabajar en su favor sin esperar nada a cambio, con una hábil manipulación mediática, y con financiamiento de empresarios resentidos por la debacle económica causada por el terrible sexenio lopezportillista, en 1983 logró arrebatarle al partido oficial la importante plaza de Ciudad Juárez, convirtiéndose en alcalde de dicha ciudad. Envalentonado por su triunfo, un triunfo inesperado en el que el destino le puso muchas circunstancias fortuitas a su favor, y sin esperar a concluír su trienio como alcalde, dejando pendientes casi todas sus promesas de campaña hechas en 1983 en su búsqueda por la alcaldía, este hombre puso sus miras en un objetivo más alto, la gubernatura del estado de Chihuahua. En esta ocasión, el partido oficial actuando bajo órdenes directas del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, no le permitió a Francisco Barrio colmar sus ambiciones, inundando el estado con soldados y vehículos militares y manipulando los procesos electorales de 1986 de modo tal que se garantizara a como diera lugar el triunfo del candidato oficial, Fernando Baeza Meléndez. Argumentando un fraude colosal, Francisco Barrio convocó en todo el estado a marchas multitudinarias de protesta, bloqueos de puentes internacionales, una muy publicitada huelga de hambre, recabación de cientos de miles de firmas pidiendo la anulación de las elecciones, y muchas cosas más, pero nada de esto doblegó al partido oficial el cual temía, no sin fundamento, que en caso de cederle la gubernatura de Chihuahua a Francisco Barrio entonces éste, más por la simple inercia de sus triunfos que por su carisma, podría poner en jaque al partido oficial en las elecciones presidenciales a llevarse a cabo dos años después en 1988. Había que pararlo, y lo pararon.
El político chihuahuense, rumiando de rencor y amargura, y dejando pasar el tiempo mientras preparaba su regreso, se retiró a la vida privada. En 1992, habiendo cambiado las condiciones socio-políticas de México con la erosión gradual y acumulada del predominio que en otros tiempos ejerciera el partido oficial, Francisco Barrio logró su meta intermedia de convertirse en gobernador de Chihuahua, con su mira puesta sobre las elecciones presidenciales a celebrarse en México en el año 2000. Consiguiendo mientras tanto como gobernador, como cosa “extra”, algo que le sería extremadamente útil, el codiciado fuero constitucional que lo protegería en caso de incurrir en todo tipo de delitos (¡Y vaya que estaría incurriendo en tales cosas!), sin temor a ser tocado por fiscalía alguna y mucho menos metido a la cárcel por la comisión de cualquier crimen, gozando de una impunidad completa y siendo puesto por encima de la ley (varias décadas atrás, cuando el partido político que cobijó a Francisco Barrio servía únicamente como útil partido palero para sostener una ficción de democracia, Francisco Barrio entre sus moralistas discursos incendiarios estuvo denunciando el fuero como un abuso de autoridad que era útil para proteger hampones políticos de altos vuelos, pero ya en el poder, ya ocupando la silla presidencial, los correligionarios políticos de Francisco Barrio no movieron un solo dedo para promover en el Congreso la derogación del fuero (ni Barrio se los recordó); y es que ya en el poder lo que antes se denunciaba fogosamente como muy malo para México resultó ser algo “muy bueno” y “muy útil”, sobre todo para hampones políticos de altos vuelos especializados en el saqueo del erario público).
El pueblo de Chihuahua no tuvo que esperar mucho para quedar sumamente decepcionado del hombre que con las promesas de un “gran cambio” había dado a entender sin tapujos que emprendería un combate directo y frontal en contra de la corrupción, una lucha sin tregua en contra de la inseguridad, y la realización de grandes obras públicas que serían la envidia del mundo entero, inclusive de los norteamericanos.
¡Cuente conmigo para lo que sea, Señor Presidente!
Francisco Barrio jamás habría llegado a la gubernatura sin el voto mayoritario de los chihuahuenses. Aunque en esa época se hablaba de concertacesiones y “arreglos en lo obscurito”, el poder central federal jamás habría podido hacerle favor alguno (cederle la gubernatura) si Francisco Barrio no hubiera tenido primero el apoyo y los votos de muchos chihuahuenses, ello además de que a un presidente de México con su legitimidad sumamente cuestionada por haber llegado a la presidencia como resultado de un presunto fraude electoral en 1988 le habría sido casi imposible recurrir a lo mismo para imponer gobernadores a su antojo yendo en contra de la voluntad popular. Pero en cuanto se instaló en la gubernatura, Francisco Barrio empezó a comportarse como si le debiera absolutamente todo al poder central federal y absolutamente nada a los chihuahuenses que habían confiado en él y lo habían apoyado incondicionalmente desde sus orígenes como Sergio Conde Varela, Hector Mejía Gutiérrez, Sergio Hayen Cuarón y muchísimos más (incluídos casi todos los que formaron parte del COLUDE, el Comité de Lucha por la Democracia, creado en 1986 y encabezado por Carlos Anaya y Adrián Vázquez, y el cual desde hace varias décadas dejó de existir). En cuanto el presidente Carlos Salinas de Gortari empezó a visitar Chihuahua, Francisco Barrio no desaprovechó un solo instante para hincarse de rodillas y estarse deshaciendo públicamente en elogios y alabanzas al presidente de México, ensalzando y endiosando al presidente Salinas hasta hacer el ridículo, convirtiéndose en un auténtico “lamebotas”, un palero incondicional que terminó postrando de hinojos la soberanía e independencia del Estado de Chihuahua ante el poder central federal, humillando a todos sus coterráneos con sus actitudes “barberas” y entreguistas casi arrodillándose en muestra de sumisión, lo cual le valió muy merecidamente el apelativo de “salinista”, besándole su trasero al presidente cuantas veces pudo para convencerle que el poder central federal podía contar incondicionalmente con Francisco Barrio para cualquier cosa, aún en detrimento de los intereses de los mismos chihuahuenses. Convenenciero, palero, rastrero, adulador hasta el exceso, lisonjero hasta la ignominia con los poderosos pero déspota con “los de abajo”, Francisco Barrio se quitó muy pronto la careta revelando su verdadera personalidad, lo que por dentro siempre ha sido y siempre será.
Sólo hasta que tiempo después ya fuera del poder Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl fueron ligados a varios crímenes políticos de alto impacto y al segundo se le descubrieron cuentas multimillonarias en Suiza (más de 100 millones de dólares) abiertas con identificaciones oficiales apócrifas ocultando su verdadera identidad fue cuando Francisco Barrio se lavó las manos dejando atrás su acrisolado salinismo e incluso negando haberlo sido jamás echándole la culpa a los medios de tal fama (se puede citar, por ejemplo, el reportaje aparecido a primera plana en el periódico El Diario el 22 de julio de 1995). Su naturaleza traidora es algo que le viene de nacimiento y ya trae consigo, jamás ha vacilado en clavarle el puñal por la espalda a quienes cree que ya no le son útiles, y ya son muchos los que pueden dar fé de que este hombre no es de fiar. (Carlos Salinas de Gortari se vió obligado a retirar su candidatura al puesto de Director General de la Organización Mundial de Comercio el 1 de marzo de 1995 en medio del mayor escándalo y la peor de las desvergüenzas quedando ignominiosamente en el peor de los ridículos tras el arresto de su “hermano incómodo” Raúl. Y el 24 de enero de 2003 ante el III Foro Social Mundial, el popular y carismático presidente brasileño Lula da Silva, no vaciló en señalar al ex presidente Salinas de Gortari como uno de los mandatarios más corruptos en la historia moderna de toda Latinoamérica.)
No se cumplió ni siquiera un año de su gobierno cuando tuvo lugar el primero de una larga serie de feminicidios que le daría a Ciudad Juárez una muy mala fama a nivel mundial; el escándalo de los feminicidios en Ciudad Juárez comenzó y llegó a su vergonzoso clímax precisamente cuando Francisco Barrio fue gobernador, y el hombre que antes tronaba indignado acusando a los gobernantes emanados del partido oficial de no escuchar las demandas del pueblo se especializó en cerrarle las puertas a los familiares de las víctimas que inútilmente acudían a protestar exigiendo el esclarecimiento de los feminicidios, convirtiéndose en “el gobernador más sordo de todos”. Casi al mismo tiempo, el Cártel de Juárez encabezado por Amado Carrillo Fuentes empezó a crecer a pasos agigantados (este cártel de hecho no existía antes de que Francisco Barrio fuera investido como gobernador) convirtiéndose en los tiempos de Francisco Barrio en la organización más poderosa de su tipo en el mundo entero. Y mientras todo esto ocurría, el cada vez más ególatra y soberbio Francisco Barrio, olvidando que había llegado a la gubernatura de Chihuahua no por concesión graciosa de un cada vez más debilitado partido oficial sino por el voto del pueblo, terminó arrodillándose ante el presidente Carlos Salinas de Gortari rindiéndole pleitesía e inclusive proclamándose “salinista”. Si bien cuando era candidato de oposición había denunciado duramente a todos los priistas como unos corruptos saqueadores de lo dineros del pueblo, ya como gobernador de Chihuahua esto había dado un cambio total (aquí sí hubo un “cambio”) puesto que no metió a la cárcel a uno solo de los que él llamaba en sus discursos “priistas saqueadores de los dineros del pueblo”, no investigó ni tocó jamás a ninguno en contra de los cuales había despotricado a sus anchas azuzando el voto de castigo, el voto de enojo, en contra del partido oficial. En realidad, todo el discurso de Francisco Barrio fue una farsa, de principio a fin. Y el partido de oposición que cobijó a Francisco Barrio no solo terminó convirtiéndose en lo mismo que tanto criticaba, sino que terminó convirtiéndose en algo peor, asimilando no lo bueno sino lo malo de los predecesores y sumando a ello una nueva estela de trapacerías y politiquería barata.
El único “cambio” verdaderamente visible que tuvo lugar entre 1992 y 1998 fue el modo de vida de Francisco Barrio, que de su modesta vivienda clasemediera pasó a vivir en una amplia mansión amurallada, disfrutando una vida de multimillonario, y todo a expensas del pueblo al que engañó con las vacuas promesas de un cambio que nunca se dió. A cambio de ello, al final de su nefasto desempeño le dejó al estado de Chihuahua una deuda pública astronómica de casi cinco mil millones de pesos, pero sin dejar obra pública alguna que estuviese a la altura de tamaño despilfarro (este escandaloso derroche de los dineros del pueblo chihuahuense regresaría como espantajo para erosionar al candidato del PAN a la gubernatura de Chihuahua en el 2004, como lo confirma una nota publicada en el periódico local El Diario el 13 de junio de 2004, y seguramente fue uno de los factores que contribuyeron a su derrota en las urnas).
Sobre el duro despertar del pueblo chihuahuense ante el tipo que lo defraudó, un conocido académico chihuahuense de nombre Samuel Schmidt escribió en un artículo titulado “El PAN: corrupción y abuso del poder” lo siguiente: “Pero de algo tiene que valer entrar a las alturas del poder donde se negocian elecciones y prebendas políticas y personales. No muy democrático tampoco. Será acaso un sarcasmo de quien trató de defender el honor de la patria tratando de agredir al diputado Rascón por protestar con una máscara de cerdo durante el informe presidencial de Zedillo, o como el mismo Rascón dijo, a Diego (Fernández de Cevallos) le quedó la máscara, y a quien quede se la ponga. O lo sarcástico del caso será que ahora que lo acusan por hacer negocios obscuros y recibir prebendas inusuales reclama que hay persecusión política y campaña preelectoral. ¿Que acaso cuando el PAN acusa de lo que sea no lo hace con una intención política y electoral? Verdaderamente, no creo que sea desinteresadamente el guardián de la moral y las buenas costumbres. Es interesante aunque no sorprendente que el partido que se vestía de la Inmaculada Concepción tenga dos estándares. Cuando ellos acusan al PRI es para salvar a la patria, pero cuando son acusados es porque el PRI monta un complot injusto. O qué acaso no se reunieron en Puebla (los panistas) para denunciar todas las injusticias del gobierno federal priista contra ellos. Ellos son parte de ese gobierno, y deberían protestar contra sus gobernadores que no han descentralizado el presupuesto. ¿Parecería que el PAN creyó que le había tocado su turno para abusar del país? ¿O acaso no creyeron que la sociedad despertó? O será que por desgracia estamos ante la bochornosa realidad de que los políticos mexicanos siguen abusando del poder y que tomará mucho más que unas elecciones para garantizar la moral pública que parece estar mucho más corrompida de lo que nos imaginábamos”.
Las obras que no hizo Barrio, las obras que no hizo el PAN
Entre las muchas esperanzas que dejó truncas Francisco Barrio en su inútil paso por la gubernatura, entre las muchas promesas incumplidas, estaba la de transformar el sistema de transporte colectivo de Chihuahua (sobre todo el de Ciudad Juarez basado en concesionarias llamadas “ruteras” todas las cuales usan vehículos escolares norteamericanos enviados a México como chatarra de desperdicio que no quieren ni en Africa) en uno que estuviera a la altura del sistema de transporte colectivo de la Ciudad de México. Cuando Francisco Barrio dejó la gubernatura, el lamentable y decrépito sistema de transporte colectivo estaba tal y como lo encontró al inicio de su gestión como gobernador, sin que hubiera habido mejora alguna. La mejora se dió, pero con el PRI en la gubernatura, una vez que Francisco Barrio y sus compinches fueron echados del poder, con un sistema de transporte colectivo bautizado como el ViveBus e inaugurado por el gobernador César Duarte Jáquez:
Sobre este paso importante, el columnista Luis Ochoa Minjares escribió: “Lo que parecería una tarea irrealizable o un “sueño juagiro”, instaurar un moderno sistema de transporte urbano, por fin quedó convertido en una realidad palpitante, tanto en la capital del estado como en Ciudad Juarez. Es un primer paso importante para poner fin al añejo problema de la contaminación ecológica por el mar de chatarra rodante que envenena el aire que respiramos. El ruido producido por la informe masa de yonkes compuestos por los destartalados camiones urbanos y los incontables carros orejanos traídos de contrabando y desecho del otro lado, han cambiado hasta el carácter de los juarenses, cuyo promedio son habitantes trastornados por la alteración nerviosa que nos produce el ruido y el esmog. La contaminación del oxígeno que respiramos llega a grados peligrosos para la salud del ser humano. El principal causante es el monóxido de carbono que despiden esos miles y miles de motores descarburados por el uso que permitimos nos traigan del país vecino sin ninguna limitante. Pero al fin, el que se creía un “sueño guajiro” y por tanto irrealizable, por fin lo podemos palpar y disfrutar”.
Hubo muchas otras obras que nunca fueron comenzadas o que fueron dejadas inconclusas a medio terminar por culpa de Francisco Barrio y sus compinches, como el Centro Cultural Paso del Norte:
Por varios años esta obra majestuosa iniciada por una administración priista y dejada a medio terminar estuvo detenida como un elefante blanco por culpa de los compinches políticos de Francisco Barrio, y esta obra que hoy ha demostrado ser de gran utilidad para los eventos comunitarios eventualmente fue terminada, pero para ello fue necesario primero expulsar del poder al partido político que cobijó a Francisco Barrio y regresar al PRI al poder, de lo contrario esta obra hubiera seguido inconclusa (o tal vez hasta ya la habrían demolido a fin de que un gobernante priista no pudiera terminarla).
Corroidos por el veneno de la envidia al ver que aquellos priistas en contra de quienes tanto vociferaban y despotricaban hacían las obras que ellos en su momento no hicieron jamás, Francisco Barrio y sus compinches políticos estuvieron arrojando todo tipo de trabas a la realización de obras como el transporte semimasivo ViveBus y el Centro Cultural Paso del Norte, hasta que ya no pudieron frenar más estas obras al ser echados del poder tanto a nivel municipal como a nivel estatal. Esto mismo ocurrió en el ámbito educativo. Mientras que durante la gubernatura de Francisco Barrio se cerró una de las instituciones de educación superior más añeja y de mayor prestigio en México, la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, ya sin Francisco Barrio en el poder actuando como un estorbo su sucesor el priista Patricio Martínez emprendió la construcción de una red de universidades tecnológicas que contribuyó a superar grandemente el atraso y el estancamiento que padeció la educación superior de Chihuahua en los tiempos del panismo barrista, lo cual también atizó la amargura de un hombre llamado Francisco Barrio Terrazas así como de sus compinches y cómplices.
Mi nombre es impunidad
Otra de las muchas cosas que dejó pendientes Francisco Barrio Terrazas en su paso por la gubernatura lo fue el esclarecimiento del brutal asesinato de un connotado editorialista político de Chihuahua, el Doctor Víctor Manuel Oropeza, ocurrido un año antes (julio de 1991) de que Francisco Barrio se convirtiera en gobernador de Chihuahua. Con la esperanza de una investigación a fondo sobre este asesinato de alto impacto, muchos amigos y admiradores de la obra editorial del Doctor Oropeza (decenas de miles de chihuahuenses) le estuvieron dando su apoyo a Francisco Barrio en su campaña en pos de la gubernatura. Pero en cuanto Francisco Barrio llegó a la gubernatura, tal y como lo hizo con los familiares de las mujeres que estaban siendo victimadas en Ciudad Juárez a quienes les negaba audiencia y les estrellaba la puerta en la cara, también le estrelló las puertas del palacio de gobierno a quienes trataban de acudir a verlo para pedirle el esclarecimiento del crimen del Doctor Oropeza, y ello pese a que los familiares del Doctor Oropeza habían proporcionado por vías oficiales muchas pistas para el esclarecimiento del crimen. En vez de darle seguimiento a las querellas interpuestas oficialmente, Francisco Barrio “congeló” todo, absolutamente todo, impidiendo avance alguno en la resolución del crimen, de forma tal que cuando dejó la gubernatura seis años después no solo no había esclarecimiento alguno sino que varias acciones legales que se podían haber tomado había prescrito legalmente. Sobre la terrible impunidad que en torno a este crimen permeó a la administración de Francisco Barrio, la Sociedad Interamericana de Prensa elaboró su propia investigación y ha publicado en Internet bajo el rubro de Impunidad varias páginas con una dedicatoria especial al caso Oropeza. Sobran quienes sospechan que Francisco Barrio se coordinó con su procurador de justicia Francisco Molina Ruiz para dejar el crimen del Doctor Oropeza en total impunidad porque el esclarecimiento del crimen, un crimen de alto impacto con tintes politicos, era algo que no convenía a los intereses políticos del propio Francisco Barrio, el cual no quería quedar mal con gente importante en el centro del país. (Hay analistas, comentaristas y académicos, además de quien esto escribe, que están convencidos de que la razón por la cual el gobernador Francisco Barrio en cuanto tomó posesión de su cargo como gobernador lo primero que hizo fue enviar de inmediato el caso del asesinato del Doctor Oropeza a la congeladora para que no diera trámite alguno a los expedientes y querellas relacionadas con el caso, fue porque el presidente Carlos Salinas de Gortari se lo pidió personalmente al gobernador Francisco Barrio, y éste, servil y dispuesto a todo desde luego para complacer al presidente Salinas de Gortari, obedeció y envió el caso al archivo de la impunidad pese a las repetidas protestas emitidas por la Sociedad Interamericana de Prensa.)
La cauda de feminicidios atroces que azotaron a Ciudad Juárez atizada por la impunidad y la molicie oficial para el esclarecimiento de los feminicidios, así como la impunidad absoluta en que quedó el crimen del Doctor Oropeza, no fueron las únicas cosas que dejaron huella distinguiendo a uno de los gobernadores más corruptos de todo México y uno de los climas de impunidad más escandalosos que se hayan visto en el país. El tipo que en sus muchos discursos vociferantes reclamaba la salida del PRI del poder y su instalación en la gubernatura de Chihuahua con la “promesa sagrada” de acabar de tajo y para siempre con toda corrupción e impunidad, dejó muchas cuentas pendientes por todos lados. También les estrelló la puerta de sus oficinas en sus caras a los familiares de Felipe Lardizábal, agente policiaco que desapareció el 24 de mayo de 1993 y quien después fue encontrado muerto asesinado. El 24 de junio de 1993 los familiares de Lardizábal revelaron que Felipe era un agente que trabajaba para la Procuraduría de Justicia del Estado y el cual estaba llevando a cabo una investigación crucial para poner al descubierto vínculos importantes entre la Policía Judicial del Estado y narcotraficantes. Tiempo después, de acuerdo a notas publicadas el 17 de diciembre de 1993, el padre del agente Felipe Lardizábal dijo que antes de desaparecer su hijo le había comentado que había recibido amenazas de muerte de nadie menos que el coordinador de la policía judicial del estado, Javier Benavides, el cual le había expresado ‘que lo iban a asesinar y a despedazar’, señalando no tener duda alguna de que los principales sospechosos del crimen Jesus Buil Issa y Javier Benavides estaban siendo protegidos (por Francisco Barrio, naturalmente), y que prueba de ello era que al primero se le había permitido que cambiara de estado y al segundo que siguiera amparado detrás del poder. Independientemente de que el crimen del agente Felipe Lardizábal quedó en la más completa impunidad, el hecho de que no se investigara en aquél entonces la penetración del crimen organizado dentro de las filas de la policía judicial del estado sembró las semillas para que tiempo después se desbordaran la violencia y los asesinatos en Ciudad Juárez a tal grado que obtuvo la dudosa distinción de ser la ciudad más violenta del planeta Tierra.
Usualmente, cuando se está llevando a cabo un encubrimiento en torno a un homicidio, el primer paso consiste en interponer una denuncia penal ante las autoridades. ¿Pero ante quién se acude cuando son las mismas autoridades las que están siendo señaladas como responsables de estar llevando a cabo el encubrimiento, y cuando el indiciado principal del delito es precisamente la máxima autoridad que está encargada de la procuración de la justicia?
Para que Francisco Barrio no finja hoy que estaba ignorante del encubrimiento, se reproduce una nota periodística a primera plana que lo hizo bastante público a nivel nacional:
Otro caso escandaloso de la inmensa corrupción que distinguió a la administración de Francisco Barrio fue el de un funcionario “barrista incondicional” de nombre Joaquín Mesta Soulé, el director de la oficina de infraestructura rural del gobierno del estado, el cual incurrió para su cuenta personal en desfalcos de los dineros públicos asignados a dicha dependencia. Esto se empezó a conocer por vez primera en una nota publicada el 11 de febrero de 1996 en el periódico Norte de Ciudad Juárez, en donde los reporteros asentaron lo siguiente: “AUTORIZABA DINERO PARA CUENTA PERSONAL. El 19 de Mayo de 1993, (Joaquín) Mesta autorizó y firmó un cheque de 20 mil pesos con cargo a la cuenta que había abierto (para uso personal y de Infraestructura Rural) en Banpaís. El cheque fué firmado en forma mancomunada por un directivo de Desarrollo Rural, que aún no ha sido identificado por su firma (o que no lo han querido identificar). Los 20 mil pesos fueron pagados para cubrir un adeudo personal de Mesta con un particular de nombre Fernando Alzaga, según se asienta en los documentos que comprueban los desvíos. En la póliza de Infraestructura Rural, la salida de estos recursos se justificaron bajo el concepto de anticipo de compra de maquinaria, con cargo al Programa de Desmontes. En el mes de julio, el día 12, Mesta vuelve a autorizar y firmar un cheque, junto con la firma no identificada, para volver a pagar cinco mil pesos a Fernando Alzaga, con cargo al Programa de Desmontes. Un funcionario de la Dirección de Desarrollo Rural, firmó junto con Mesta otro cheque por 14 mil 177 pesos en favor de Infraestructura Rural, aunque los recursos justificados como gastos a comprobar, fueron habilitados a la cuenta de Banpaís No. 225-1050119-1 de Mesta. Para realizar la reparación de trailers propiedad de Mesta; el exfuncionario utilizó varios memorándums en donde se ordenaban las reparaciones en los talleres de la misma oficina y con cargo a la Dirección de Desarrollo Rural. Para liquidar en Banpaís, el 4 de Junio, Mesta Soulé, recurre a un préstamo de 36 mil pesos, cantidad que le fué entregada bajo el concepto de gastos a comprobar. La cantidad fué autorizada y recibida por él mismo. El exfuncionario panista recurrió a por lo menos cuatro autopréstamos personales, durante 1993; antes del mes de Octubre, cuando la Contraloría del Estado detectó las desviaciones”
Se puede dar por hecho que Joaquín Mesta Soulé no pudo haber actuado sólo, tuvo que haber más implicados en el desvío y malversación de fondos públicos, y las anomalías imperantes en la oficina de infraestructura rural a cargo de Joaquín Mesta Soulé parecen haber estado mucho más extendidas de lo que generalmente se creía. En una inserción pagada publicada en el periódico local El Diario el domingo 28 de Junio de 1998, apareció la siguiente denuncia: “El Inspector General de Tránsito, Martín Vargas Téllez, además de percibir sueldo como funcionario de primer nivel del Gobierno del Estado, recibe ingresos por trabajos de perforación de Pozos efectuados a la Oficina de Infraestructura Rural, dependencia en la que Joaquín Mesta Soulé estuvo inmiscuído en malos manejos. Los recibos que Martín Vargas Téllez expide no reúnen requisitos fiscales, por lo que deberá investigarse si se trata de un caso de evasión fiscal. Martín Vargas, además de violar la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, perjudica a los empresarios chihuahuenses que ante la crisis económica no reciben apoyo de los programas que el gobierno realiza. La Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Chihuahua en su Artículo 23, Fracción XII, establece que todo servidor público tiene la obligación de: “Excusarse de intervenir en cualquier forma en asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios”. (Esta es precisamente la misma Ley que estuvo pisoteando en forma por demás flagrante el mismo Sub-Procurador de Justicia Zona Norte Jorge López Molinar en los seis años que estuvo sostenido por el Gobernador Francisco Barrio Terrazas y el Procurador General de Justicia Francisco Molina Ruiz, el mismo Sub-Procurador quien estuvo congelando el caso Oropeza en todo el tiempo que estuvo en su cargo.) Este es un ejemplo más de un claro conflicto de intereses, tráfico de influencias y deshonestidad de los funcionarios públicos. Con razón el lema del IV informe (de gobierno de Francisco Barrio Terrazas): ‘VALE LA PENA, VAMOS POR MAS’. NO SON CALUMNIAS, TODOS LOS CASOS ESTAN DOCUMENTADOS”.
Joaquín Mesta Soulé jamás pisó la cárcel, porque el hombre encargado de administrar la justicia en Chihuahua le dió todas las oportunidades para que sus delitos pudieran quedar impunes. Los desvíos cometidos por Joaquín Mesta Soulé empezaron a ser cometidos desde mediados de 1993, pero todavía hasta mediados de 1996, tres años después, el gobernador Francisco Barrio Terrazas no había hecho absolutamente nada para consignar ante la justicia a su incondicional Joaquín Mesta Soulé, dándole una protección total. Y tratando de justificarlo e impedir su enjuiciamiento, en aquél entonces argumentó que Joaquín Mesta Soulé estaba regresando (a plazos) a las arcas del Estado los desvíos de los que se le estaba acusando después de que se habían descubierto los desfalcos, lo cual provocó un repudio generalizado porque con una defensa tal un asaltabancos o un secuestrador estarían completamente exonerados y perdonados con el sólo hecho de devolver el dinero tomado indebidamente de sus víctimas, lo cual quedó documentado en las hemerotecas de los periódicos locales el 4 de febrero de 1996. Las acciones legales que se emprendieron no fueron en contra de Joaquín Mesta Soulé, cuyos delitos quedaron impunes, sino en contra de los que habían denunciado tan escandalosa corrupción. El 7 de febrero de 1996 apareció esto en el periódico Norte de Ciudad Juárez: “CESAN A EMPLEADA POR EL CASO MESTA. Despiden a secretaaria que atestiguó sobre el desvío de recursos de exfuncionario panista. La Oficina de Infraestructura Rural despidió a la señora Mayra Lilia Domínguez por haber atestiguado el desvío de Joaquín Mesta Soulé en octubre de 1993 y por considerar que había filtrado al Congreso del Estado la documentación oficial de esta irregularidad.” Pero la cosa no paró allí. Dos días después apareció a primera plana (9 de Febrero de 1996) la siguiente nota en el mismo medio de comunicación: “MAS DESPIDOS EN CASO MESTA. Administrador reveló pagos personales que hizo el panista utilizando recursos oficiales. La Dirección General de Desarrollo Rural, despidió en octubre de 1993, al administrador de la Oficina de Infraestructura Rural, José Raúl Morales Maldonado, luego de haber declarado también ante la Contraloría del Estado, contra Joaquín Mesta Soulé, por el desvío de los 192 mil pesos. Morales acusó a Mesta de haber realizado varios pagos a Banpaís por varios créditos que la institución había otorgado al jefe de Infraestructura y que no había solventado. Lo acusó además de pagar adeudos a acreedores particulares y de haber reparado dos trailers con cargo a las finanzas estatales. Después de investigaciones hechas por la Contraloría no se encontraron elementos de responsabilidad sobre Morales Maldonado y sólo se inculpó a Mesta por el desvío, de acuerdo con las fuentes consultadas.El administrador regresó a su puesto y días después recibió un memorándum en donde se notificaba que por instrucciones de la Dirección General de Desarrollo Rural, era despedido. La dependencia ha despedido a las únicas personas que atestiguaron contra Mesta.”
Todo esto demostró vívidamente (hay muchos otros ejemplos que no vienen al caso) que no solo era absolutamente inútil denunciar crímenes y actos de corrupción oficial en los tiempos de Francisco Barrio, hacer tal cosa también podía ser peligroso.
Está también el caso de una pobre mujer de nombre Josefina Franco Carrascoso, la cual fue víctima de un despojo multimillonario de terrenos de su propiedad orquestado por el mismo Francisco Barrio en persona, uno de los abusos de poder más escandalosos de que se tenga memoria en Chihuahua. (El periódico El Diario le dedicó una plana completa con grandes titulares a este escándalo el 3 de julio de 2004 bajo el encabezado “Por despojo la demanda vs Barrio”.) Habiendo pronunciado el 5 de octubre de 1992 en su discurso inaugural como gobernador en 1991 las palabras “la ley será mi guía”, a 20 años de distancia se le puede preguntar hoy al respecto: ¿cuál ley?, ¿la ley del monte?, la suya propia?
Como otro ejemplo de las flagrantes y socarronas violaciones a la ley en los tiempos funestos en los que el panismo barrista gobernó a Chihuahua, se tiene el caso del sub-procurador de justicia zona norte Jorge López Molinar, el cual al mismo tiempo que estaba laborando dentro del gobierno estatal barrista como sub-procurador de justicia se anunciaba públicamente como asociado de un prominente despacho de abogados, en abierta violación a lo que estipulaba el Artículo 32 de la Ley Orgánica del Ministerio Público. Para probar este señalamiento, basta consultar una inserción pagada publicada en el periódico Diario de Juárez el 5 de septiembre de 1993 en la página 11 de la sección “A”, en la cual se puede apreciar claramente dentro de la lista de los abogados asociados a dicho despacho de abogados el nombre de Jorge López Molinar, justo en una fecha en la cual López Molinar también estaba laborando como sub-procurador. La razón por la cual está prohibido terminantemente no sólo en México sino en cualquier otro país que un procurador de justicia pueda trabajar por cuenta propia en un despacho particular de abogados es porque se presta a que en dicha situación se pueda vender la Justicia al mejor postor. En efecto, éste gravísimo conflicto de intereses se presta a que cualquier delincuente o criminal cuyo caso esté siendo investigado o manejado por la procuraduría resulte beneficiado con el sólo hecho de concertar (si cuenta con el dinero suficiente) una cita en el despacho de abogados con el mismo sub-procurador de justicia quien supuestamente lo debería estar investigando por el delito cometido. En el mismo despacho de abogados se puede efectuar la transacción monetaria para que el procurador le suelte al “cliente” los expedientes confidenciales (filtraje de información confidencial) que le permitan a su “cliente” la preparación de una defensa que desbarate la efectividad del juicio que habría de enfrentar. O, en otra “solución” alterna a las necesidades del cliente, después de haber recibido un pago generoso del cliente que está tratando de evadir la acción de la Justicia, el procurador simplemente le puede ordenar al agente del ministerio público que está llevando el caso congelar el expediente por tiempo indefinido. Hay razones para suponer que, precisamente a causa de este criminal conflicto de intereses, hampones adinerados estuvieron engrosando generosamente las cuentas bancarias no sólo de Jorge López Molinar sino del mismo Francisco Barrio. Es imposible que Francisco Barrio Terrazas como gobernador de Chihuahua trate de negar haber estado ignorante de ésta aberrante situación por el hecho de que la Barra y Colegio de Abogados de Ciudad Juárez estuvo enviando escritos y oficios al Gobernador Francisco Barrio denunciándole éste hecho y exigiéndole tomar cartas en el asunto, y tales denuncias fueron reiteradas en varias ocasiones ante los medios de comunicación. (Se citará a modo de ejemplo la publicación FORO correspondiente a los meses de Julio y Agosto de 1996 publicada en aquél entonces por la Barra y Colegio de Abogados de Ciudad Juárez, que muestra uno de muchos reclamos que estuvieron apareciendo en dicho medio, todos los cuales fueron ignorados completamente por el corrupto gobernador Francisco Barrio Terrazas y por su igualmente corrupto procurador de justicia Francisco Molina Ruiz. En otras circunstancias, el procurador incurriendo en tal conflicto de intereses hubiera sido cesado de inmediato y se hubiera abierto una averiguación en su contra para consignarlo ante la justicia. ¿Y qué fué lo que hicieron el gobernador Francisco Barrio y su procurador de justicia Francisco Molina Ruiz? Simple y sencillamente congelaron todas las denuncias interpuestas en contra de Jorge López Molinar y lo retuvieron en su cargo. Tan abierta violación a los más elementales principios de ética y tan abierto desafío a las leyes del Estado de Chihuahua que el Gobernador Francisco Barrio cuando tomó posesión de su cargo juró cumplir y hacer cumplir es algo que carecía de precedentes en la historia del Estado de Chihuahua. De éste modo, gracias a un gobernador totalmente corrupto en lo que a la procuración de justicia se refiere, un encubridor fué a su vez encubierto, y las ganancias económicas extralegales obtenidas por todas las partes involucradas posiblemente les haya justificado en su cerebro el haber estado pisoteando las leyes y la justicia por tanto tiempo. El delito señalado no es el único delito en el cual estuvo incurriendo Jorge López Molinar poco tiempo despúes de haberle sido conferido tan alto cargo por el corrupto gobernador de Chihuahua, porque Jorge López Molinar era un extranjero nacido en los E.E.U.U. en la ciudad de El Paso, Texas, en 1944, lo cual nunca fué negado por Jorge López Molinar en ningún momento cuando fungía como sub-procurador. Y de hecho, para comprobarlo, bastaba consultar su biografía tal y como aparecía en la página Internet del lujoso despacho de Abogados al cual estadaba asociado, esto además de que el hecho salió publicitado ampliamente en varios medios de comunicación cuando Jorge López Molinar tomó posesión de tan alto cargo (a manera de ejemplo, se citará el periódico Norte de Ciudad Juárez en su edición publicada el 6 de octubre de 1992 en la página 2 de la Sección “A” en donde aparece claramente el texto “Jorge López Molinar tiene 47 años de edad, nació en El Paso, Texas”.) Y aún así, López Molinar recibió tan alto puesto de enorme responsabilidad e importancia en contraposición con lo que dictaba la Ley General de Población vigente en aquél entonces, la cual requería que para cargos públicos de ésta índole el aspirante debía contar primero con la nacionalidad mexicana (se aclarara que fué sólo hasta el 20 de marzo de 1998, cuando López Molinar estaba ya casi por terminar su gestión de seis años al frente de la sub-procuraduría de justicia zona norte) que entró en vigor una nueva ley, la Ley de Nacionalidad Mexicana, que permitía a los extranjeros el poseer una doble nacionalidad, esto es, el poder poseer al mismo tiempo la nacionalidad norteamericana y la nacionalidad mexicana, e inclusive bajo ésta nueva Ley para ejercer ciertos cargos o funciones públicas se requiere ser mexicano por nacimiento u obtener un Certificado de Nacionalidad Mexicana el cual establece como requisito la renuncia a otras nacionalidades. La única forma en la cual Jorge López Molinar hubiera podido aspirar a ocupar una posición tan importante en México en aquél entonces hubiera sido primero renunciando a la ciudadanía norteamericana enviando un escrito para tal efecto al Departamento de Estado o al Departamento de Justicia de los E.E.U.U. al mismo tiempo que tramitase en México su ciudadanía mexicana, lo cual no hizo nunca, protegido por uno de los gobernadores más corruptos de México.
De “salvador de Chihuahua” a extorsionador de narcos
La cereza en el pastel fue cuando, tiempo después, un periódico norteamericano ligó Francisco Barrio directamente con la delincuencia organizada. En efecto, el 15 de octubre del año 2000 apareció publicada una nota periodística en El Paso Times en primera plana en a seis columnas en la cual de acuerdo con documentos oficiales manejados en una Corte de Distrito de los E.E.U.U. en la ciudad de El Paso, el gobernador panista Francisco Barrio Terrazas estuvo abusando de su poder como gobernador al estarle pidiendo a un importante líder de un poderoso cártel grandes cantidades de dinero, a nadie menos que a Don Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, lo cual hizo que dicho líder se molestara e inconformara porque el gobernador Francisco Barrio siempre le estaba pidiendo grandes cantidades de dinero. Esta es la página en la cual salió publicada la nota considerada como una de las más importantes en la historia de dicho periódico:
Esta nota dió pie a que al siguiente día (16 de octubre del 2000) en el periódico El Diario se publicara una nota también a primera plana en ocho columnas bajo el encabezado “Ligan a Barrio con Narco”. Francisco Barrio Terrazas, ya para entonces un ex gobernador, jamás trató de desmentir las publicaciones del periódico El Paso Times. Cuando se publicó la nota, se da por hecho que a Francisco Barrio le sobraba el dinero a manos llenas, más que suficiente para contratar al mejor equipo de abogados que pudiera procurar en los Estados Unidos de Norteamérica. y de haberlo querido y de haber sido falsa la noticia dada por El Paso Times, podría haber interpuesto una demanda legal multimillonaria en contra de El Paso Times por los delitos de difamación y calumnias (en términos legales ingleses, libel y slander). Se sobreentiende que cuando una nota periodística de ésta índole está basada en puras mentiras, resulta extremadamente fácil ganar en los E.E.U.U. una batalla legal llevada a cabo en las Cortes en contra de la empresa por los delitos señalados. Una demanda legal de ésta envergadura no sólo habría limpiado el “buen nombre” y la imagen pública del ex-gobernador Barrio Terrazas, sino que además las indemnizaciones económicas a que se hubiera hecho merecedor muy posiblemente le habrían permitido incrementar su ya de por sí cuantiosa fortuna en varios millones de dólares adicionales. Naturalmente, para interponer éste tipo de denuncias se tiene que estar completamente limpio. Una derrota en los tribunales de justicia norteamericanos no sólo hubiera representado para Barrio Terrazas un gasto irrecuperable, sino que hubiera avalado en todo o en parte los señalamientos formulados en sus reportajes por la empresa El Paso Times. Pero como ya se asentó, el ex-gobernador Francisco Barrio Terrazas jamás trató de interponer demanda legal alguna para desmentir las acusaciones formuladas en su contra por el periódico El Paso Times. Estas candentes acusaciones, de ser ciertas, abren una perspectiva aterradora, podría decirse inclusive siniestra, sobre los abismos de corrupción y vileza a los cuales pudiera haberse precipitado Francisco Barrio Terrazas movido por su ambición y su sed de poder. Ciertamente, cuando logró convertise en 1983 en alcalde de Ciudad Juárez, habló de más cuando dijo al poco tiempo de haber tomado posesión que había recibido intentos de soborno a cambio de favores para gente ligada al narcotráfico, siendo criticado duramente después por no haber denunciado nunca a nadie a través de conductos oficiales por esos supuestos “intentos de soborno” (ésto fué del dominio público y ampliamente publicitado en aquél entonces, y aún no ha sido olvidado). Pero la denuncia interpuesta en contra suya por el periódico El Paso Times es ya algo completamente diferente. El periódico El Paso Times, lejos de retractarse, reafirmó su postura en un editorial publicado en inglés el 18 de octubre del 2000, en donde asentó: “Y hablando de corrupción, según una orden de arresto mexicana, el ex gobernador de Chihuahua Francisco Barrio, recibió pagos de Amado Carrillo, hermano de Vicente y líder del cártel de las drogas hasta su muerte. Ello fué señalado por Tomás Colsa McGregor en una declaración jurada en 1997. Colsa más tarde fue secuestrado, torturado y asesinado. Barrio no enfrenta ningún cargo federal (en México) y, de hecho, es considerado por el presidente electo Vicente Fox para un posible cargo a nivel de gabinete que se centrará en el combate a la corrupción. Este asunto debe aclararse de inmediato.”
El asunto de las extorsiones económicas a las que Francisco Barrio presuntamente tenía sometido a Don Amado Carrillo no sólo nunca fué aclarado, sino que por el contrario Francisco Barrio Terrazas recibió la mayor protección que Vicente Fox le podía dar al incluírlo pese a su muy cuestionable y reprobable pasado dentro de uno de los más altos cargos que se le podían otorgar dentro del gabinete presidencial, poniendo virtualmente al ex-gobernador de Chihuahua más allá del alcance de la justicia al cobijarlo con el fuero poniéndolo por encima de la ley. Eventualmente, analistas de reconocido prestigio han estado tomando nota de lo que pudiera llamarse el legado trágico de Francisco Barrio Terrazas resaltando que fué precisamente con el acceso al poder de Francisco Barrio Terrazas que empezaron a suceder cosas muy malas nunca antes vistas en Ciudad Juárez. Uno de ellos, Carlos Ramírez, cuyas credenciales están fuera de toda duda escribió lo siguiente el 27 de noviembre del 2002 bajo el encabezado “Muertas de Juárez: crímenes del poder” dentro de su columna “Indicador Político”: “Si se revisan las fechas históricas, el cartel de Juárez de Amado Carrillo, el Señor de los Cielos, nació justamente durante la administración municipal de Francisco Barrio. Y desde entonces la calidad de vida en Juárez se ha ido deteriorando sin datos concretos de mejoramiento: Juárez es el Dodge City del viejo oeste estadounidense, una de las ciudades más inseguras y corruptas del país.” Al margen de lo que comenta Carlos Ramírez en su artículo, mucho de lo cual pudiera ser tomado como opiniones subjetivas, lo que sí es absolutamente cierto es que Don Amado Carrillo Fuentes El Señor de los Cielos echó a andar su organización en gran escala precisamente en el Estado de Chihuahua precisamente en el año en el que Francisco Barrio Terrazas tomó posesión como gobernador de Chihuahua: 1992, año en el cual se consolidó el mundialmente famoso Cártel de Juarez, tras lo cual presuntamente Francisco Barrio Terrazas empezó a extorsionar al Señor de los Cielos a fin de garantizarle el derecho de paso a través del Estado gobernado por él, dándole los salvoconductos necesarios para convertir al Estado de Chihuahua en la principal ruta de entrada hacia los E.E.U.U. de los narcóticos manejados por dicha organización. Esta coincidencia de fechas no fué inventada por ningún enemigo político de Francisco Barrio Terrazas, existe mucha literatura que concuerda en ésta “coincidencia”, entre la cual podemos citar el reportaje publicado por la revista Internet chilena “Que Pasa” en su edición número 1376, en donde aparece un resumen de las fechas cruciales en el análisis de eventos principales en torno a ésta organización. De éste modo, la persona de Francisco Barrio Terrazas –junto con la del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari- invariablemente va siendo ligada a un fenómeno contemporáneo de alcances trágicos para la juventud mexicana y para la sociedad entera: la narcopolítica; y podemos darnos una idea remota del enorme daño que le produjo a México éste tipo de corrupción en la era salinista, daño que muy posiblemente será arrastrado y pagado por varias generaciones venideras, leyendo la comparecencia del 8 de agosto de 1995 ante el Senado norteamericano de Andrew A. Reiding, Director del Proyecto Américas, bajo el título “CORRUPCION POLITICA Y TRAFICO DE DROGAS EN MEXICO: La Impunidad para Funcionarios de Alto Nivel Promueve la Ilegalidad y el Crecimiento de los Cárteles de Drogas”. De ser ciertos los señalamientos publicados en El Paso Times en contra de Francisco Barrio Terrazas (y muchos chihuahuenses lo dan por hecho), su presunta corrupción sería una de las burlas más crueles y descaradas llevadas a cabo en contra de la ciudadanía del Estado que gobernó por seis años en virtud de que el mismo Francisco Barrio Terrazas al tomar posesión de su cargo como gobernador de Chihuahua se quejó de lo extendido que estaba el narcotráfico dentro de su Estado aunque sin dar jamás un solo nombre, y mucho menos sin tomar acción legal alguna en sus seis años de gobierno para combatir o poner al descubierto tan extendida narcocorrupción. En relación a ésto, podemos leer lo siguiente en un artículo de Alejandro Gutiérrez publicado en la revista Proceso la tercera semana del mes de diciembre del 2002 bajo el encabezado “Barrio, la pifia como costumbre”, en donde escribe que: “Apenas en el arranque de su administración estatal en Chihuahua, en diciembre de 1992, cuando los medios de comunicación daban una especie de tiempo de gracia en lo que tomaba las riendas, fue él quien tiró la primera piedra. La cosa empezó en Satevó, Chihuahua -su lugar de origen--, cuando declaró que ‘las redes de narcotraficantes son muy complejas’ y que ‘en la sierra están coludidos con los narcos alcaldes, jefes policiacos, comisarios ejidales, personajes influyentes de la región y gente de la que sería difícil sospechar’. Los periódicos publicaron declaraciones de miembros de los partidos de oposición, quienes pidieron que precisara qué alcaldes y qué comisarios ejidales estaban coludidos con el narco, porque al emitir un pronunciamiento tan general, sembraba la sospecha contra todos los presidentes municipales, incluso aquellos que nada tenían que ver en ese negocio. Aún más, un legislador le preguntó al mandatario si ya se había procedido penalmente contra esos alcaldes corruptos, porque su vinculación con ese delito era criminal. No hubo respuesta, y en corto su equipo mostró su inconformidad contra los medios y los opositores que los hostigaban.” Tan sólo siete semanas después de que apareciera ésta denuncia gravísima en el periódico El Paso Times, la nación se enteró el 28 de noviembre del 2000 que el recién electo presidente de México Vicente Fox Quesada anunció en el Museo Nacional de San Carlos que nombraba a Francisco Barrio Terrazas para ser incluído dentro del gabinete presidencial como Secretario de la Contraloría y Desarrollo Administrativo, elevando así a Francisco Barrio Terrazas a la categoría de presidenciable y poniéndolo un paso más cerca de lograr una añeja ambición suya. Y ya investido con los amplios poderes e influencias propios de un miembro del gabinete presidencial, Francisco Barrio Terrazas no tardó en comenzar a aprovecharse de su puesto haciendo de las suyas para garantizarse a sí mismo su ascenso a la máxima cúspide del poder en México, yéndose duro en contra de sus acusadores y detractores, como podemos verlo en un artículo publicado el 10 de Mayo del 2002 en el periódico El Diario, en donde podemos leer entre otras cosas: “Ayer se transmitió por última vez el programa informativo de radio ‘NotiNet’, cuyo conductor Samuel Schmidt (un añejo detractor de Francisco Barrio Terrazas) afirmó que la suspensión se produjo a consecuencia de presiones ejercidas por el Partido Acción Nacional. Dijo que Ciudad Juárez se ha convertido en un escenario de una intensa disputa en la que le iba en juego ‘la presunta precandidatura presidencial’ del contralor de la Federación, Francisco Barrio Terrazas. ‘La estrategia del PAN municipal en Juárez, que cuenta con el aval del desesperado precandidato panista a gobernador Javier Corral –por cierto, uno de los legisladores que le quemó incienso a Fidel Castro y lo puso en enero como una figura histórica del siglo XX-, ha centrado sus acciones contra los medios de comunicación locales’, escribió (Carlos) Ramírez en su habitual columna de El Financiero.” Ya para fines del 2001, los presuntos nexos del “zar anticorrupción” Francisco Barrio Terrazas con el narcotráfico se habían constituído en un verdadero escándalo mundial como podemos verlo en un artículo publicado el 31 de diciembre de 2001 por el IDIP (Instituto de Investigaciones Periodísticas) bajo el encabezado “La Contraloría, instrumento de venganza de la administración del Presidente Fox Quesada”.
Hay mucha más basura y pestilencia maloliente que se le puede echar hoy en cara a Francisco Barrio Terrazas sobre la impunidad y corrupción que distinguió su paso por la gubernatura de Chihuahua, pero ello llevaría varios volúmenes de una enciclopedia, y con lo que se ha mostrado es más que suficiente. Si podemos hablar de un juicio histórico, el veredicto incuestionable es que el individuo fue sin duda alguna uno de los políticos más corruptos e infames que hayan pasado por la administración pública en México.
La terrible magnitud de los escándalos y las arbitrariedades sin fin que fueron el sello distintivo de Francisco Barrio fueron el preludio para que, tres años después de haberse instalado como gobernador de Chihuahua, un iracundo electorado chihuahuense le quitara al partido político de Francisco Barrio la mayoría de la que gozaba en el Congreso del Estado dándole un puntapié en las elecciones de 1995, como preludio de la expulsión definitiva de dicho partido político del poder en Chihuahua en las elecciones de 1998 cuando el pueblo de Chihuahua ejerció un durísimo voto de castigo en contra del candidato panista a la gubernatura para suceder a Francisco Barrio, Ramón Galindo Noriega. Sobre la debacle del PAN en Chihuahua ocurrida en 1998, en un trabajo titulado “Barrio: de los puentes a Los Pinos” publicado en el periódico Norte de Ciudad Juárez resaltando la sumisión total con la cual Francisco Barrio arrodilló los intereses de Chihuahua al poder central federal, el editorialista Raúl Flores Simental escribió: “Atrás había quedado aquel presidente municipal treintañero, retador del sistema, de hablar ronco y vestir informal. La rebeldía se transformó en autoritarismo y el supuesto carisma que alguna vez tuvo fue sustituido por el gesto duro de quien se sabe dueño del poder. Como siempre sucede, los que lo rodeaban empezaron a hablarle al oído y Barrio creyó que estaba haciendo lo que nunca antes nadie había hecho por Chihuahua. Importó técnicas y teorías empresariales hasta llegar a lo aberrante. No pudo combatir a los aviadores en el magisterio pero en cambio quiso implantar la calidad total en la educación. Fue incapaz de sanear las policías, aunque puso un empeño sin precedentes para transformar todo en porcentajes. Como contador de profesión, se obsesionó con los números y sus incondicionales le dibujaron las estadísticas que él siempre quiso ver. Transformó a Chihuahua en una gráfica color de rosa y se empeñó en venderles a los chihuahuenses la idea de que nunca antes el estado había vivido época mejor. Mal orador, pero de voz tronante, aprovechó esa fuerza adquirida en los mítines para desatar campañas verbales, y sólo verbales, contra la corrupción. Ferviente devoto de la mercadotecnia, pensó que la publicidad podría sustituir al buen gobierno y se convirtió en cliente generoso de agencias y de vendedores de fantasía. En consecuencia, sus últimos informes gubernamentales fueron organizados como se organizan los conciertos de rock; con pantallas monumentales, con decenas de amplificadores, con directores de cámaras y con transmisión satelital. Su formación empresarial y su vocación por la literatura novedosa de supermercado lo hicieron caer en la moda de la programación neurolinguística -una variante retorcida de la superación personal- que luego quiso hacerles llegar a todos sus burócratas. El resultado fue de caricatura, porque los empleados estatales -aseguran ellos- aprendieron a levitar y a usar -como Kalimán- el poder de la mente. Y mientras Barrio se ocupaba de tan profundos asuntos, la corrupción policiaca se agudizaba y la educación se iba a pique. En los meses recientes, el número de ejecutados creció en todo el estado y en Ciudad Juárez la inseguridad en las calles creció de manera notoria, aunque esto no se reflejara en las gráficas alegres de él y sus funcionarios. Un solo hecho -uno solo- puede ilustrar la ineficiencia policiaca durante los seis años de Barrio, prometió esclarecer el asesinato de Víctor Oropeza; hoy, siete años después del homicidio, ni siquiera se ha desempolvado el expediente y todo indica que esa muerte, como cientos más, seguirá impune. EL BARRIO DE LA DERROTA, EL BARRIO EXGOBERNADOR. Hoy, el juicio de los chihuahuenses ha sido muy claro. Si le dieron su voto al PRI fue porque estos seis años no lograron convencerlos. No solamente sería injusto sino hasta cruel decir que la culpa la tuvo solamente Galindo. Es cierto que fue un mal candidato, pero no menos cierto es que Barrio había sembrado desde antes un desencanto que se puede plantear en una pregunta, que seguramente se hicieron los ciudadanos antes de votar: ¿Qué cambios hubo en Chihuahua en estos seis años? Si dos áreas esenciales, como la justicia y la educación permanecieron igual, ¿dónde estaba entonces el cambio tanto tiempo anunciado? LAS MUCHAS CARAS DE FRANCISCO BARRIO. Pensar en un solo Francisco Barrio posiblemente sea un error. Allá en el 83 hubo un Barrio bronco y quizá soñador. Vino luego un Barrio, retador y animoso. En el 92 fue el Barrio triunfante, depositario de esperanzas. Después vino el Barrio bajo Los Pinos con Salinas. Siguió el Barrio autoritario, despótico, intolerable, neurolingüístico. Al final vino el Barrio rechazado, el autor de la derrota de su partido. Esos son los Barrios a los que habrá que pasarles revista. Es posible que el Barrio de antes del 92 tenga méritos en la consolidación del panismo, pero lo seguro es que el Barrio gobernador pasará sin duda a ser uno más de los que han gobernado este estado. Porque, como todos los que lo antecedieron, y de manera más ingenua quizá, cayó embriagado por el olor de Los Pinos, que es un aroma al que los políticos tradicionales no pueden resistires. Y Barrio gobernador, lo demuestran los hechos, fue el más tradicional de los gobernadores, el que más pronto aprendió las reglas del poder. Ese Barrio de hoy se encargó, él solo, de sepultar a aquel Barrio bronco que hoy ya sólo es un recuerdo”.
Así pues, en 1998 el pueblo de Chihuahua ejerció nuevamente su voto de enojo, su voto de resentimiento, pero esta vez en contra del partido político que se había beneficiado ampliamente al haber cobijado con sus siglas a alguien tan deleznable como Francisco Barrio Terrazas. Hasta la fecha, ese partido que se antoja ya como un partido en decadencia no ha podido recuperar la gubernatura de Chihuahua, y la actitud de muchos chihuahuenses se resume en una frase en amplia circulación: “prefiero al PRI corrupto de ayer (el otrora hegemónico partido oficial) que al PAN corrupto de hoy”, reflejando la convicción entre muchos chihuahuenses de que el autproclamado partido del “cambio” resultó mil veces peor que su predecesor en el poder.
El implacable castigo que fue aplicado por una ciudadanía defraudada a un PAN carcomido por la pobredumbre moral y ética que le infusionó el que era considerado el primer panista de Chihuahua, un castigo muy merecido, de cualquier modo le dolió hasta el alma al corrupto gobernador. Esto podemos leer a primera plana bajo el encabezado “Los berrinches de Barrio” en la edición del periódico El Diario publicada el 11 de julio de 2004: “¿Quién, que haya visto la televisión local el domingo 4 por la noche, no recuerda el gesto desencajado -mezcla de ira, rencor, frustración, venganza- del exgobernador Francisco Barrio cuando su pupilo Javier Corral reconocía públicamente su derrota ante (José) Reyes Baeza? Su cara, más el hecho de que no haya querido abrir la boca para comentar lo ocurrido en esa jornada electoral, denotaban el cataclismo interno que cargaba el diputado federal frente a los resultados que indicaban que sus dos más conspicuos ahijados políticos -Corral y Cruz Pérez Cuéllar- habían sido abatidos en las urnas. En el gesto del exgobernador también se dejaba ver la frustración que le representa este fracaso a sus aspiraciones para ser candidato de su partido a la presidencia de la República para el 2006. ¿Cómo pretender al máximo cargo político en el país cuando no se puede defender el estado natal, y ni siquiera la ciudad de donde fue presidente municipal? Bastaron tres días para que el coordinador de la fracción panista en San Lázaro comenzara a rumiar públicamente su furia, cuando se reunió en Sonora con un grupo de panistas ante quienes soltó que fuimos los medios de comunicación de Chihuahua quienes ocultamos los actos de corrupción policiaca (ocurridos en administraciones priistas) y que éste fue un factor determinante para la derrota electoral de sus hijos bienamados, en quienes tiene sus complacencias (parafraseando al pasaje bíblico). ¡Por favor! Resulta obvio que esos comentarios sin ninguna base objetiva sólo los puede hacer el exgobernador fuera del Estado, porque aquí cualquier chihuahuense común sabe que se trata de una soberana mentira. ¿Cuánto tiempo permaneció en las primeras planas de EL DIARIO el penoso asunto de las narcofosas? ¿Veinte días, un mes? ¿No fue acaso un editorial de EL DIARIO, publicado asimismo en portada, el que desencadenó la salida del procurador de justicia Jesús José Solís Silva? ¿No se demandaba en ese texto una investigación a fondo en la Procuraduría de Justicia en el Estado, y específicamente en la Policía Judicial? ¿Es que acaso no leyó el diputado federal (parece ser que no, porque seguramente se la pasará muy ocupado en sus tareas legislativas) el caso del subjefe de Previas de Ciudad Juárez que se vio involucrado en corrupción de menores, también en la fachada impresa del periódico? ¿No recordará que también en el espacio más importante de EL DIARIO se publicó el asunto del comandante de la PJE metido a secuestrador? ¿No le habrán platicado sobre los amplios espacios dedicados a comentar y cuestionar todas estas actividades ilícitas de los supuestos guardianes del orden? Si con esa ceguera mostrada ante la evidente divulgación de la corrupción policiaca (que no ha sido sólo la de la judicial estatal, sino también la de la federal y la municipal) asesoró a sus ahijados, entonces los chihuahuenses podemos entender mejor por qué perdieron hace una semana. Es preocupante que un político de la talla de un coordinador de fracción en la Cámara de Diputados, exsecretario de Estado, exgobernador, desparrame con tanta facilidad esas versiones (por no decir falsedades) en otras partes del país, y que trate de salirse por la tangente adjudicándole a otros (en este caso los medios de comunicación) la responsabilidad de la derrota, en lugar de realizar un objetivo autoanálisis sobre las verdaderas causas que llevaron al quebranto electoral de sus apoyados. Pero este asunto no se reduce solamente a cuestiones de tipo ético o de justificación psicológica para explicar un fracaso que no se digiere, sino que las declaraciones del exgobernador Barrio, en el sentido de que en Chihuahua los secuestradores son agentes judiciales que llevan a sus víctimas a las propias instalaciones de la Procuraduría; o que los tratantes de blancas son los mismos elementos polijudiciales, son palabras muy fuertes que llevan incluso implicaciones de tipo legal, según expresó en días pasados el vicepresidente de las Barras y Colegios de Abogados de Chihuahua, Salvador Urbina Quiroz. De acuerdo con el abogado, Barrio Terrazas puede ser acusado de encubrimiento por dar a conocer de manera pública esos presuntos delitos cometidos por supuestos agentes estatales de Chihuahua, y no haber dado parte de los mismos a las autoridades competentes. Incluso, Urbina se atrevió a señalar que el exgobernador ‘no tiene calidad moral para realizar esas acusaciones cuando durante su administración estatal fue cuando las organizaciones del narcotráfico tuvieron un mayor crecimiento y se infiltraron en las corporaciones policiacas’. El litigante agregó que tratándose de una autoridad quien hace estos señalamientos, es todavía más grave, ya que ‘aparte del encubrimiento incurre en un abuso de autoridad, porque dentro de los apartados de este rubro (en el Código Penal del Estado) está el que conozca el hecho ilícito y omita la denuncia’. Definitivamente, dijo, ‘eso también es abuso de autoridad’. Barrio Terrazas, expresó Urbina, debe acercarse a las autoridades competentes y querellarse, como ciudadano y como legislador, a través de una denuncia de hechos con lo que está declarando y con lo que sabe. ¿Podría esperarse que el exgobernador hiciera lo que menciona el abogado Urbina? Todo parece indicar que no, que se trata de una reacción de alguien herido, ardido, que no halla cómo soltar ese sentimiento de ira exacerbada por una situación que prácticamente lo pone al borde de la ruina política. Lo cual significa, además, que no será la última reacción o coletazo del diputado federal. No deja de ser preocupante…”
El zar de la corrupción
Teniendo tanta cola que le pisen, con todo lo anterior, parecería que cualquiera que tuviese un mínimo de vergüenza, con tan negro historial como el que se ha documentado arriba, se retiraría discretamente de la política para disfrutar de una fortuna cuantiosa que jamás habría logrado si no se hubiese metido a la política. Pero no un sujeto tan codicioso y tan vanidoso como Francisco Barrio, un megalómano con delirios de grandeza hasta la locura, viéndose todos los días ante el espejo como presidente de México. Para su regreso triunfal a la política, le lloró a Vicente Fox, el primer presidente panista de México, que lo nombrara Secretario de la SECODAM (Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo), lo cual logró, poniéndose a sí mismo tras esto el mote de “zar anticorrupción”, consiguiendo, de paso, el codiciado fuero constitucional como miembro del gabinete presidencial para poder estar protegido en caso de estar incurriendo en todo tipo de delitos, sin temor a ser tocado por fiscalía alguna y mucho menos metido a la cárcel por crímenes y abusos de autoridad que hubiera cometido tiempo atrás, gozando de una impunidad completa y siendo puesto por encima de la ley.
En sus inicios en 1983 cuando en la política era un Don Nadie, Francisco Barrio vociferaba y pataleaba sin parar demandando a los gobiernos priistas “una transparencia total y absoluta en el manejo de los recuros públicos”, denunciando que tal falta de transparencia era el caldo de cultivo para el saqueo criminal y el derroche sin límite de los dineros del pueblo para lo cual no podía haber jamás ningún perdón. Varios años después, esto apareció publicado en el periódico El Diario el 27 de junio de 2004 en un artículo titulado “El cinismo de Barrio” elaborado por Olga Aragón Castillo: “El ex gobernador Francisco Barrio Terrazas todavía se ufana, se mofa de que los diputados de la LVIII Legislatura no hayan descubierto los 554 millones de pesos del erario que, según dijo antes de concluír su mandato, le ‘escondió’ al Congreso del Estado. Ayer sábado, en entrevista con Javier Salinas, de MegaRadio 9.20, Barrio no pudo aguantar la risa cuando el reportero lo cuestionó sobre el tema. ‘Ja, ja, ja, esa fue una travesura re’padre que hicimos’, dijo el ex gobernador. Cabe recordar que el 21 de septiembre de 1998, en el escenario del último Foro de Finanzas Públicas, realizado como demostración de que ‘la honestidad y transparencia’ con que se administraron los recursos del erario, Barrio Terrazas reveló que durante más de un año le ‘escondió’ al Congreso del Estado 554 millones de pesos en ‘mesas de dinero’ de diferentes inversiones bancarias. Ante un centenar de empresarios y funcionarios de su administración, el aún gobernador alardeó de que el Congreso nunca pudo detectar dónde tenía guardados los recursos que diputados del PRI y PRD proponían se destinaran a un prepago de la deuda pública, como condición para aceptar la propuesta del Ejecutivo de reestructurarla en Udi’s con vencimiento a 18 años, lo cual comprometería las finanzas de las tres próximas administraciones. En aquella ocasión dijo textualmente: ‘Ahorita ya les puedo yo platicar, les puedo confiar un secretito que teníamos nosotros por ahí de agosto del año pasado, traíamos la bolsa bien pachocha, ahora sí como decimos en forma coloquial, la pura lana, la pura lanota: casi 600 millones de pesos en mesas de dinero, ¿y saben cuál era nuestro problema? Ver cómo le hacíamos para de alguna manera ahí medio escondérselo al Congreso, porque veían el dinero y se les ocurrían cosas... nos querían obligar a pagar deudas; nos querían... No, ya no le hace que oigan, al cabo ya me voy, en la semana que entra nos vamos ellos y nosotros, así que no le hace que oigan’, continuó Barrio provocando estruendosa carcajada de los funcionarios de su gabinete presentes en el foro. Dos años después, Francisco Barrio sería nombrado por el presidente Vicente Fox secretario de la Contraloría y Desarrollo Administrativo del Gobierno Federal, entre cuyas funciones está vigilar la transparencia en la aplicación de los recursos públicos. Ayer, durante la entrevista radiofónica de proselitismo a favor de su ahijado político, Javier Corral Jurado, misma que aprovechó para promoverse como aspirante a la candidatura del PAN a la presidencia de la República, Barrio Terrazas admitió que esa cuantiosa cantidad de dinero (el guardadito de casi 600 millones de pesos) fue ejercida por su gobierno sin informe ni autorización del Congreso. El diputado Manuel Chávez Rodríguez, quien como presidente de la Comisión de Vigilancia del Congreso en la LIX Legislatura elaboró el dictamen no aprobatorio de la Cuenta Pública de 1998, mismo que fue votado a favor por el PRI y el PRD con el voto en contra del PAN, dijo ayer que ‘la travesura re’padre’ que Francisco Barrio hizo al Congreso, no sólo violenta el principio elementalo de respeto a la división de poderes, sino que revela el manejo irresponsable de los recursos públicos durante la administración barrista. Como ejemplo de ello, comentó el caso de la deuda de Banobras. ¿Si le sobraba lana a la administración estatal entonces por qué dejó endeudado al estado con un contrato leonino?, preguntó el ex diputado. Otro ejemplo de la falta de transparencia en el manejo de las finanzas públicas, son los registros contables relativos a la existencia en caja y bancos que, según investigación documentada por el ex presidente de la Comisión de Vigilancia, se efectuaron de manera incorrecta toda vez que al 30 de septiembre de 1998 se consigna en el movimiento de ingresos y egresos del gobierno del Estado un importe de 595 millones 181 mil pesos en existencia, mismo que no es real, ya que la entonces Dirección General de Finanzas a cargo de Jesús Mesta (pariente de Joaquín Mesta Soule al que Francisco Barrio estuvo encubriendo y protegiendo ayudándolo a no pisar jamás la cárcel), realizó mensualmente y en forma sistemática varios ajustes a las cuentas de bancos que presentaban sobregiros, dándoles disponibilidad en los registros contable, afectando para tal efecto una cuenta llamada insuficiencia de fondos, y es así que al mes de septiembre de 1998 se ven obligados a efectuar un ajuste por sobregiros bancarios por la cantidad de 200 millones 9 mil 235 pesos, por lo que el saldo real en caja y en bancos sólo era finalmente 325 millones 171 mil 959 pesos, y no de más de 595 millones como ellos informaban. Otro ejemplo de la ‘buena administración de Pancho Barrio’, dijo Manuel Chávez Chávez (para no mencionar más el caso prototipo de corrupción de funcionarios panistas como el de Joaquín Mesta Soulé). es el de las inversiones de recursos del erario estatal en Islas Caimán. Los depósitos de 3 millones de dólares en Islas Caimán, sin previamente revisar y comparar los rendimientos financieros que se obtendrían con dicha inversión y los que en ese momento pagaban las instituciones financieras nacionales ocasionó que el Fideicomiso Salvárcar dejara de percibir 5 millones 699 mil pesos y lo mismo aconteció con depósitos en Islas Caimán de Promotora de la Industria Chihuahuense donde dejaron de percibirse 10 millones 426 mil pesos por concepto de rendimientos financieros. Las desatinadas inversiones del gobierno barrista ocasionaron un quebranto patrimonial al erario por concepto de ingresos no percibidos derivados de los depósitos en Islas Caimán por más de 16 millones de pesos. Sarcástico, el ex diputado Manuel Chávez comentó que quizá porque ‘sobraba la lana’, el gobierno de Barrio le regaló al Grupo Progreso (Programa de Reactivación Social) que presidía Federico Barrio Terrazas (hermano del gobernador Barrio), más de 8.5 millones de pesos que registró como ‘fondo perdido’ del Fideicomiso Salvárcar. Los recursos fueron otorgados para la construcción de obra de infraestructura y equipamiento urbano en Ciudad Juárez, sin embargo, sólo se destinó el 14 por ciento a ese propósito. ‘Dice Francisco Barrio que su gobierno siempre estuvo abierto a informar a cualquier ciudadano todo lo que se le preguntara sobre el manejo del erario, hasta el último litro de gasolina que se pagó, pero nunca nos dijo a los chihuahuenses que durante su administración se pagaron con recursos del erario todos los gastos domésticos de la familia del gobernador’, comentó Chávez Rodríguez al señalar que tan sólo en los últimos nueve meses del gobierno barrista se pagó con cargo a los recursos públicos 196 mil 084.85 pesos por renta y pago de servicios de la casa que habitó Barrio con su familia en la Colonia Guadalupe de Chihuahua. Renta, energía eléctrica, teléfono, agua, gas, diesel y hasta el cloro para la alberca, así como la compra de un bóiler fueron cargados al erario. Si le buscamos más, vamos a encontrar que hasta el papel sanitario se pagó con el dinero de los chihuahuenses’ añadió Chávez Rodríguez.”
Tras sus nulos resultados como zar anticorrupción y un lamentable y gris desempeño al frente de la SECODAM en donde solo hizo el ridículo (la revista Proceso le dedicó la portada principal de su revista 1376 bajo el título “Un hombre llamado fracaso” que aparece reproducida al principio de este documento), Francisco Barrio renunció ignominiosamente a la SECODAM para buscar su postulación presidencial por otra vía, afianzando primero una diputación en el Congreso de la Unión usando para ello su red de cómplices dentro del PAN logrando por la vía plurinominal (indirecta, sin someterse al voto directo del pueblo, evitando con ello la vergüenza y el ridículo de ser repudiado por los electores) este primer paso para lanzarse en pos de la presidencia de México de la cual se creía ampliamente merecedor. En la revista Proceso citada con motivo de su renuncia a la SECODAM cuya portada aparece reproducida arriba al principio, aparece esto: “Habló mucho. Demasiado. Hijo al cabo del ‘gobierno del cambio’, como éste se desbordó en promesas, levantó expectativas que, al final, fue incapaz de cumplir: Ni ajustó cuentas con el pasado ni logró hacer que cayeran los ‘peces gordos’ de aquellos años dorados de la corruppción priista. Francisco Barrio, mitificado por el presidente Fox como el implacable ‘zar anticorrupción’, finalmente deja la Secretaría de la Contraloría con una cauda de tareas a medias, errores, enfrentamientos de gabinete y fracasos que, por cierto, han estado muy presentes en su trayectoria política... Ahora buscará salvar su capital político —desde que llegó al gabinete se le consideró uno de los más firmes aspirantes a la candidatura panista por la Presidencia de la República en 2006— como el próximo líder del PAN en la Cámara de Diputados. El caso del desvío de más de 60 millones de pesos de la Lotería Nacional quedó en el aire; la denuncia por la compra de aviones en la Policía Federal Preventiva, que implica alrededor de 114 millones de pesos, está congelada en la PGR; y en la auditoría especial a programas financiados con recursos federales en Chiapas, cuyas irregularidades importan unos 174 millones de pesos, sólo cayeron ‘charales’. Igualmente, las promesas de investigar a Carlos Salinas de Gortari; al ex gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, y al exsecretario de Turismo Óscar Espinosa Villarreal, hechas el 22 de agosto de 2001 a los dirigentes nacionales del PRD, quedaron en el aire. Barrio también tuvo fuertes confrontaciones públicas y privadas con otros miembros del gabinete: el procurador Rafael Macedo; el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz; el secretario de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero, y, soterradamente, con el secretario de la Defensa Nacional, Gerardo Clemente Vega García. Su relación con Macedo se enfrió cuando la denuncia contra Carlos Salomón Cámara quedó congelada en la PGR, pues se decretó el ‘no ejercicio de la acción penal’ en la averiguación previa 1335/FESPLE/01. Mencionado como aspirante a la Presidencia de la República, finalmente Barrio fue presionado por el PAN para que sea candidato a diputado en las elecciones del próximo 6 de julio, con la posibilidad de que coordine a su bancada. Así, el pasado viernes 14 de marzo, a las nueve de la mañana, convocó a sus más cercanos colaboradores a una reunión. Frente a los subsecretarios Alejandro Torres Palmer y Jesús Mesta, así como el oficial mayor, Francisco Molina, anunció que abandonaba la Secodam. Al mediodía, el vocero presidencial, Rodolfo Elizondo, evitó “oficializar” la renuncia de Barrio, pero admitió que habría cambios en el gabinete por las invitaciones del PAN a varios funcionarios para ser candidatos. Unas horas después, en un breve comunicado, la dirigencia nacional del PAN confirmó que Barrio será candidato a diputado.”
Viviendo como príncipe, a expensas del pueblo
Y lanzándose a la segura sin exponerse al castigo del voto popular, por enésima ocasión volvió a obtener (sin merecerlo pero necesitando urgentemente del mismo) el codiciado fuero constitucional para poder estar protegido en caso de incurrir en todo tipo de delitos, sin temor a ser tocado por fiscalía alguna y mucho menos metido a la cárcel por la comisión de cualquier crimen, gozando de una impunidad completa y siendo puesto por encima de la ley. Y como era de esperarse, volvieron a darse los abusos de autoridad y las tropelías. Ya instalado cómodamente como diputado plurinominal, no vaciló en empezarle a cargar a la Nación todo tipo de costos para solventar privilegios desmedidos que la vasta mayoría de mexicanos no tiene. Como ejemplo de ello Francisco Barrio, haciendo a un lado su trabajo en el Congreso, se trasladó hasta el hospital Saint Luke’s en Houston (considerado como el centro médico más lujoso y el más caro de todo Estados Unidos) para recibir atención médica. Conviene aclarar que la ida de Francisco Barrio hasta Houston -pagada en dólares hasta el último centavo por los contribuyentes mexicanos- no era una emergencia médica de gravedad para la cual no hubiera médicos competentes en México, sino una operación rutinaria prevista desde hace treinta años. Sin embargo, con sus codiciosas ambiciones presidenciales en mente, no titubeó en dejar en claro que la condición médica que lo llevó a ausentarse por varias semanas de México no era en modo alguno un obstáculo para que pudiera gobernar al país, asegurandoo que el equipo de médicos encargado de atenderlo le había informado que en unas ocho semanas después de que fuera operado podía estar “jugando squash”. Quizá lo más aberrante e insultante para los contribuyentes mexicanos es que se daba por hecho que en ese entonces al multimillonario Francisco Barrio le sobraban recursos económicos para pagar con sus propios “ahorros” -con la fortuna que hizo cuando fué gobernador de Chihuahua- su estancia en los Estados Unidos en donde fue atendido a todo lujo recibiendo lo mejor de lo mejor, sin pagar un solo centavo de sus propios bolsillos por los tratamientos médicos que le fueron prodigados en el extranjero, con todos sus gastos médicos se cargarados (a través del Congreso de la Unión) al contribuyente mexicano común y corriente que jamás en su vida pisará un hospital tan lujoso como el hospital en el cual Francisco Barrio fue atendido a cuerpo de rey como el creía merecerlo (¿acaso no merece lo mejor de lo mejor el hombre que va a ser el próximo presidente de México?), aunque en México había cirujanos cardiólogos de renombre capaces de efectuar los mismos procedimientos en México a un costo mucho menor ahorrándole una cantidad considerable de dinero a las finanzas públicas.
Y ya como líder de la bancada panista en la Cámara de Diputados, Francisco Barrio no vaciló en clavarle un puñal por la espalda a todos los juarenses dándole palo a una vieja bandera de lucha tomada y enarbolada... ¡por el mismo PAN! El reclamo había sido la exigencia incondicional y no negociable de que el cien por ciento de lo que se recaba por concepto de peaje en los puentes internacionales se quedara en Ciudad Juárez. Mucho tiempo atrás, después de una larga lucha ciudadana, se había logrado que por lo menos el 50 por ciento de lo recabado en los puentes internacionales se quedara en Ciudad Juárez. Pero actuando en forma por demás silenciosa y artera, los panistas lidereados por Francisco Barrio modificaron de modo subrepticio un apartado en la Miscelánea Fiscal para que este 50 por ciento fuera reducido al 25 por ciento. Anteriormente, de 1994 y hasta el 2003, Ciudad Juárez había estado recibiendo del gobierno federal, directamente y a través del Gobierno del Estado, el 50 por ciento de lo recaudado por Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) en el cruce Paso del Norte. Pero a partir del primer de enero de 2004, a petición del presidente de México Vicente Fox, correligionario político de Francisco Barrio, se reformó el artículo 9-A de la Ley de Coordinación Fiscal que llevó a cabo la lesiva medida. No hubo un solo diputado o senador panista que votara en el Congreso en contra de esta lesiva medida fiscal impuestívora (¡ni uno solo!) aprobada “al vapor” para quitarle a los juarenses algo que había costado tanto trabajo obtener (hipócritamente, tiempo después en 2013 los panistas enarbolaron como bandera de oposición su rechazo indignado a la homologación del IVA al 16% en las franjas fronterizas impulsado por el presidente priista Enrique Peña Nieto, aduciendo que tal cosa era un atentado directo en contra de la economía de todos los fronterizos. ¡El burro hablando de orejas!, ¡Viendo la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el ojo propio!). Hay muchos trabajos publicados en Internet que detallan de mil maneras y con muchos datos la horrenda putrefacción que se dió al interior del Partido Acción Nacional, y esta descomposición empezó cuando el PAN le abrió sus puertas a megalómanos voraces y deshonestos con delirios de grandeza como Francisco Barrio carentes de escrúpulos. Cuantas veces se le cuestionó a Barrio el por qué le clavó una puñalada trapera a sus paisanos fronterizos dando el visto bueno para quitarles la mitad de lo que estaban recibiendo por concepto de peajes en los puentes internacionales, el líder de la bancada panista en la Cámara de Diputados Francisco Barrio muy de vez en cuando llegó a comentar que se había tratado de “una equivocación”. Una “equivocación” que el panismo gobernando a México desde la silla presidencial no quiso corregir ni en el 2005, ni en el 2006, ni en el 2007, ni en el 2008, ni en el 2009, ni en el 2010, ni en el 2011, ni en el 2012. Pero una vez que el PAN fue ecchado de la silla presidencial en el 2012, no faltaron panistas que pedían que esto... ¡fuera tomado nuevamente como una bandera de lucha por el PAN!
Delirios de grandeza
El 28 de noviembre de 2004, en un mítin de protesta convocado por los panistas para rechazar la supuesta derrota de su candidato a la gubernatura de Sinaloa, Francisco Barrio se “destapó” como aspirante a la presidencia de México anunciando en dicho mítin que iba “por el pastel completo” (justo un mes después de haberse celebrado tal mitin, el 28 de Diciembre el Tribunal Federal Electoral ratificó el triunfo del candidato priista cuyo triunfo fué a cuestionar Francisco Barrio hasta Sinaloa, dejando en el más completo ridículo todas las acciones de protesta encabezadas en Sinaloa por él al quedar exhibidas la inutilidad de las mismas, las cuales nunca tuvieron razón de ser.) Poco después montó un sitio permanente en Internet para promover su imagen:
http://www.panchobarrio.com.mx
además de anunciar un teléfono para llamadas gratuitas titulado "Oficina de Enlace Ciudadano":
01-800-72-62-402
cuyo único y verdadero propósito era “popularizar” a Francisco Barrio. El problema con el que se topó es que otros tres aspirantes, Felipe Calderón, Santiago Creel y Alberto Cárdenas le llevaban una la delantera dentro del PAN, relegándolo al cuarto lugar. Medio año después, en su desesperación por convertirse a como diera lugar en presidente de México, el 5 de junio de 2005 en Boca del Río, Veracruz, en un foro denominado “Humanismo Mundial” -considerado como la primera pasarela de los aspirantes del PAN a la candidatura por la Presidencia de la República-. Francisco Barrio no tuvo reservas en invocar el nombre de Dios para lograr su meta de obtener la candidatura, haciendo ante cientos de panistas veracruzanos una oración con la que le pidió a Dios el triunfo en la contienda interna de Acción Nacional: “Señor, si ves que mis motivos son buenos, auténticos, entonces ¡ayúdame porque la cosa no está fácil, ésta lucha está dura!”.
Para el lanzamiento de su pre-campaña, y gastando sumas estratosféricas de dinero, Francisco Barrio empezó a tapizar el país entero con propaganda a su favor.
Sobre el “destape” de Francisco Barrio como aspirante a la presidencia de la República, el editorialista al que volveremos a citar comentó lo siguiente bajo el encabezado “Aspirantes risueños y acelerados” en su columna periodística en el periódico El Diario: “¿Podrá, por su parte, don Pancho Barrio Terrazas volver a encangungar a sus paisanos para que le vuelvan a dar su voto ahora para que los gobierne desde el Palacio Nacional? ¿Sus lujosos y gigantescos cartelones multicolores, con los que están adornando la Ciudad que gobernó alguna vez como frustrado alcalde, serán suficientes para que sus coterráneos olviden sus inolvidables errores y arbitrariedades? ¿Qué cara pondrán, por ejemplo, los ejidatarios tarahumaras del Ejido Monterde frente a un vistoso cartelón con la efigie del ex gobernador que mandó apalear a sus hermanos y cubrió de sangre indígena la Avenida Universidad en un desplante de miopía política y arbitrariedad desbordada? Por muy mágica que sea esa publicidad exterior de don Pancho, es difícil que borre esa imborrable huella ya inscrita en la historia política del Estado. No debe resultarles muy simpática la efigie del aspirante presidenciable a los viejos alumnos de la gloriosa Escuela Particular de Agricultura Hermanos Escobar, borrada de la faz de la tierra juarense a sangre y fuego en un acto supremo de autoritarismo. Menos deberá impactarles el inadecuado eslogan de campaña “Barrio, gente del norte”, porque será muy del norte, pero en su paso por la vida pública no demostró atesorar las virtudes de la gente del norte: valentía, nobleza y lealtad. El descomunal y suntuoso despliegue de publicidad exterior del ex gobernador panista Pancho Barrio tampoco hará mucha gracia a los familiares de aquella infeliz anciana a la que durante el gobierno estatal panista despojaron de la herencia de sus padres, consistente en un predio de dos mil y pico de hectáreas, hechos hasta ahora impunes. No creemos que le resulte muy grata esa especie de madruguete político al electorado no solamente de Chihuahua, sino de los demás Estados donde se despliega con el mismo lujo y el mismo eslogan y frases de campaña huecas, inocuas y sin sentido”.
Un mes después de la plegaria dada públicamente no con sincera convicción religiosa sino con fines egoístas y demagógicos, las aspiraciones presidenciales de Francisco Barrio llegaron a su fin, de acuerdo a un editorial publicado el 10 de julio de 2005 que bajo el título “Nada le funcionó” asentó: “Por más que quiso, nada le funcionó. Ni quitarse el bigote para ver si dejaba un poco la imagen de dureza que a muchos no les gusta; ni el intento de sacar a últimas fechas la careta del carismático mesiánico que fue hace veinte años; ni criticar desde el principio la cargada desde Los Pinos para Santiago Creel Miranda... Nada. Francisco Barrio nunca pudo remontar el cuarto lugar entre los precandidatos panistas a la Presidencia de la República en todas las encuestas internas y externas, por debajo del propio ex secretario de Gobernación, de Felipe Calderón Hinojosa y de Alberto Cárdenas Jiménez. Vaya, ni siquiera pudo superar nunca un dígito de porcentaje de simpatías hacia el interior del panismo nacional. En vista de las circunstancias, el ex gobernador anunció su retiro de la contienda interna del Partido Acción Nacional el jueves pasado. Algunos hablan ya, incluso, del derrumbe de la ‘Familia feliz’, aquel fuerte grupo de panistas que lo tuvo como gurú y que se hizo con el poder estatal en 1992. Hace cuatro semanas, en este espacio, comentábamos que viendo el resultado satisfactorio que le trajo su intervención en un foro de panistas, celebrado por esos días en Veracruz, cuando ante el auditorio sacó al Barrio de los ochenta, oró frente a sus correligionarios, apeló al chantaje del sentimentalismo, hizo llorar a los asistentes y se los echó a la bolsa, provocando que abuchearan a Creel, lo más probable era que el ex gobernador tratara de ponerse de nuevo el traje que portó hace dos décadas, aquél que tan buenos logros le dio cuando lideraba a la oposición blanquiazul. Es decir, el del Barrio de la figura mesiánica, carismática, el que oraba y lloraba en los mítines y concentraciones para manipular el sentimiento de las huestes. Ello, con tal de subir aunque fuera al 10 por ciento del porcentaje de preferencias electorales internas blanquiazules. Sin embargo, mencionábamos que ese traje ya le quedaba muy grande al diputado con licencia, porque la gente, aunque se dejara llevar en el primer momento por el sentimentalismo de un precandidato que le habla bonito aunque tenga cara de duro, no es tonta. Porque Barrio ya no es el mismo de los ochenta, cuando aparecía como un hombre limpio y carismático que podía incendiar al verano de 1986. Porque ahora ya tiene mucha cola que le pisen. Y señalábamos que el tiempo y los acontecimientos no pasan en balde. Y ahora lo estamos viendo. Nada le funcionó. La vislumbrada caída del ‘bárbaro del norte’. Aunque lo cierto es que Barrio había caído desde hace tiempo en el ánimo de muchos chihuahuenses que otrora lo apoyaron, y también en el de muchos que no son chihuahuenses. Circula entre periodistas la anécdota de que cuando arribó a la gubernatura de Chihuahua en 1992, directivos y reporteros de varios medios del Distrito Federal le cuidaban la imagen porque todavía traían en mente lo ocurrido en 1986, e incluso le pedían a periodistas locales que protegieran a su ‘bárbaro del norte’." Seis años después, el comentario y la postura de esos trabajadores de los medios distritenses había cambiado bastante, después de ver, analizar y enjuiciar su actuación al frente del poder en el estado de Chihuahua. Y se radicalizó todavía más cuando el ex gobernador arribó a la ciudad de México a hacerse cargo de la extinta Secretaría de la Contraloría (Secodam), en donde hizo anuncios espectaculares de que en sus redes caerían peces gordos. Como su pesca en esa dependencia fue de puros charalitos, fue removido de la misma, y con una imagen ya muy decaída se le otorgó como consolación una diputación pluripartidista (plurinominal, no requiriendo del voto directo del pueblo para triunfar). En la Cámara de Diputados consiguió liderar a la fracción blanquiazul, con tan malos resultados que no pudo impedir que los otros grupos parlamentarios le enmendaran la plana al presidente Vicente Fox y le modificaran su presupuesto de egresos para este 2005, al grado de que todavía está en litigio. Además, dos de sus discípulos más queridos, pertenecientes a su feliz ‘familia’ y sustentados en su apoyo moral, recibieron sendas derrotas en el 2004. Javier Corral en sus aspiraciones por la gubernatura de Chihuahua, y Cruz Pérez Cuéllar por la alcaldía de Ciudad Juárez. Pero fue su paso por la gubernatura del estado de Chihuahua el que dejó marcado al ahora diputado con licencia. Diversos sectores, a través de investigaciones realizadas y publicadas por El Diario, han cuestionado que en su sexenio, el tan esperado para el cambio, se registraron tráfico de influencias y manejo soterrado de información pública para favorecer negocios particulares que florecieron a la sombra del poder; voracidad de funcionarios que se otorgaron préstamos, sueldos, bonos y gratificaciones al margen de la ley; negligencia e irregularidades múltiples en el ejercicio de recursos públicos, incluso flagrantes violaciones a la Constitución en aras del enriquecimiento personal de parientes, socios, compañeros de partido y amigos cercanos. En ese contexto, se ha señalado de manera particular que Barrio favoreció a su hermano Federico y a su grupo de amigos, conocidos como los ‘filósofos de la construcción’, quienes se desenvolvieron a través del programa ‘Progreso’. Al respecto, un empresario juarense y ex funcionario municipal panista, citado por la periodista Olga Aragón en una serie de trabajos en torno a los ‘pecados’ del sexenio barrista, señaló que sería difícil de comprobar el tráfico de influencias en su administración, pero afirmó que sí se aprovecharon todas las lagunas en la ley para facilitar trámites, lograr la autorización de las obras y, especialmente, influir en la orientación del desarrollo urbano de Ciudad Juárez, a la vez que se tenía acceso a información privilegiada sobre la obra pública que habría de realizarse. Aunado a lo anterior, durante los seis años que estuvo al frente del poder, se presentaron hechos de corrupción como los registrados durante los sexenios priístas; legó una de las deudas más altas que haya dejado un gobernador, de 4 mil millones 891 mil pesos (de 1998); en ese lapso el cártel de Amado Carrillo aumentó de 20 a 120 las toneladas de cocaína que su organización introducía a Estados Unidos cada mes por la frontera chihuahuense; e incluso, en marzo de 1997, cuando todavía era gobernador, el nombre de Francisco Barrio Terrazas apareció en el Maxiproceso judicial emprendido por la PGR en contra de los principales cabecillas del Cártel de los Carrillo. Entre otras cosas. Volviendo al presente, al retirarse de la precandidatura para la Presidencia de la República, Barrio no se fue con las manos vacías: con los motivos que expuso el jueves pasado al anunciar su declinación le está propiciando al PAN un daño intrínseco que le va a perjudicar de manera sustancial, toda vez que el ex gobernador está descalificando el proceso interno de este partido al cuestionar que el aparato del gobierno federal está favoreciendo a Santiago Creel. Al declinar a la precandidatura alegando esos argumentos, Barrio golpea la mano que le dio de comer cuando comenzó su carrera política. Ahora, con esta postura del ex gobernador, y aunque hayan brincado a responderle tanto el gobierno federal como el mismo Creel, el PAN que ya de por sí no se encuentra en su mejor momento, con este abandono y con estos argumentos ciertamente se verá lastimado. Lo veremos con el tiempo.”
El vaticinio resultó cierto. Los golpes dados por Francisco Barrio al pesebre en el que fue cobijado influyeron para que el segundo presidente panista de México, Felipe Calderón, ganara con un margen tan estrecho de victoria (0.65%) que las acusaciones de un fraude electoral orquestado por el ahora partido oficial PAN desde la presidencia de la república no tardaron en ser resonar en todos los rincones de México, y aún hasta la fecha persiste esa sombra de ilegitimidad.
/El inicio de la segunda administración presidencial panista, con Felipe Calderón, dió lugar también al inicio de una escalada brutal de violencia e inseguridad como no se había visto desde los tiempos de la Revolución Mexicana de 1910, una crisis que convertiría al país en una virtual zona de guerra y le dejaría decenas de millares de muertos y desaparecidos. Para ponerse a salvo de este gigantesco baño de sangre, Francisco Barrio le lloró a Felipe Calderón que lo nombrara embajador en algún país del primer mundo, lo cual logró, obteniendo el nombramiento de embajador de México en Canadá (sin haber tenido jamás en su vida experiencia consular alguna e inclusive sin haber tenido jamás estudios pertinentes a las obligaciones de tan alto cargo al haber egresado como contador público), empacando sus maletas de inmediato y largándose a Canadá con toda su familia para contemplar tranquilamente desde lo lejos la gran tragedia mexicana mientras él disfrutaba un opíparo sueldo en dólares sin necesidad de tener que tocar sus cuentas e inversiones multimillonarias que ya tenía antes de huir de México con la ayuda del PAN aún en el poder; consiguiendo, de paso, inmunidad diplomática como embajador, algo muy codiciado por cualquier político corrupto acostumbrado a cometer fechorías y arbitrariedades permaneciendo por siempre en la impunidad, por encima de la ley, un privilegio del que no gozan los mexicanos que no viven de la política y se dedican a trabajar para pagar impuestos en vez de vivir de ellos como príncipes europeos.
Abusos como los que se han mencionado sin duda alguna fueron un factor decisivo para que el PAN perdiera las elecciones presidenciales en el 2012 cayendo al tercer lugar en las preferencias del electorado. Y ya con el PAN fuera del poder, a Francisco Barrio no le quedó más remedio que dejar su jugosa prebenda como embajador de Canadá para volver por la puerta trasera a Chihuahua junto con su familia.
El retorno de los “salvadores”
Y como lo revela un amplio reportaje publicado en primera plana, Gustavo Elizondo no esperó mucho tiempo en usar su puesto para convertirse en multimillonario, al igual que Francisco Barrio:
El retorno de los “salvadores”
Ya de regreso en Ciudad Juárez a principios de 2013, Francisco Barrio tuvo la oportunidad de refrendar por enésima ocasión las razones por las cuales es detestado por muchos chihuahuenses. Volvió justo a tiempo para atender una petición del municipio para que vendiera unos terrenos de su posesión que se requierían para el tránsito de una importante obra pública relacionada con el Plan de Movilidad Urbana, percisamente el transporte semimasivo ViveBus que el panismo barrista dejó entre sus muchas promesas incumplidas pero que fue emprendido por administraciones priistas. Pero pensando siempre en él y en nadie más que él, se negó a ceder tales terrenos, quedando claro que estaba a la espera de obtener una ganancia económica extraordinaria chantajeando a las autoridades por un precio inflado por dichos terrenos. (No estaba necesitado de dinero; ya para entonces Francisco Barrio era multimillonario a manos llenas, y hay quienes estiman conservadoramente que Francisco Barrio debe tener escondida una fortuna que oscila entre los 200 y los 300 millones de dólares en paraísos fiscales como las Islas Caimán en cuentas de las que ni siquiera su esposa Hortensia está enterada, pero esto es muy difícil de probar excepto mediante una confesión propia honesta del enriquecimiento ilícito llevado a cabo al amparo del poder.) En lugar de ceder a sus chantajes, las autoridades se vieron obligadas a llevar a cabo una desviación importante, en detrimento de los intereses de la ciudadanía, todo para no tener que entrar en un prolongado litigio legal con Francisco Barrio para comprarle sus terrenos a un precio justo o inclusive expropiárselos en aras del bien común. Y es que el hombre que llegó a la gubernatura gracias al voto del pueblo y se pudo hacer multimillonario gracias a esto no cree que le debe absolutamente nada a este mismo pueblo, y con este incidente lo demostró en forma contundente. El siguiente cartón satírico le fue elaborado teniendo esto en mente:
También, ya de regreso en Ciudad Juárez, el cobarde que huyó a Canadá con un “hueso” de lujo poniendo pies en polvorosa para protegerse de la criminalidad desbordada que padeció el país entero cuando su correligionario político Felipe Calderón gobernó a México, se fue directamente en contra de uno que sí se quedó en Ciudad Juárez cuando la ciudad estaba clasificada por los medios internacionales como la más peligrosa del mundo, Héctor “Teto” Murguía, el cual como alcalde de la ciudad tomó el toro por los cuernos y se enfrentó a las bandas de secuestradores, extorsionadores, tratantes de blancas y demás, y el cual logró hacer disminuír la violencia en forma considerable (ésta labor se la reconoció el periódico The New York Times en un artículo titulado “Revive Ciudad Juárez”). Como su lucha frontal en contra de la criminalidad le granjeó al “Teto” Murguía muchas enemistades en el bajo mundo, un agradecido cabildo juarense acordó el 8 de agosto de 2013 proporcionarle una escolta de protección al “Teto” y a su familia efectiva en cuanto concluyera su gestión como alcalde, lo cual desató la ira del cobarde recién regresado de Canadá, el cual azuzó a sus compinches e incondicionales para que se le quitara la escolta a “Teto” arguyendo que su única intención era “ahorrarle dinero a la ciudadanía” (como si mucho le importara) cuando su único y verdadero propósito era volver a ganar notoriedad para allanar su resurrección política presentándose otra vez como “mesías salvador” a costa de poner en grave riesgo la vida de un valiente que no huyó cobardemente al extranjero. Su maniobra legaloide fracasó, porque la maniobra legaloide fue desechada por el Juez Cuarto de Distrito Alberto Emilio Carmona quien le dió “palo” a la demanda. Cuestionado acerca de lo que hizo Francisco Barrio, el “Teto” sólo se limitó a responder: “¿Y qué hizo Barrio alguna vez por Juárez?”.
Uno de los compinches de Francisco Barrio lo es sin duda Gustavo Elizondo Aguilar. Estuvo a su lado cuando Francisco Barrio se movió para tratar de impedir que el “Teto” Murguía pudiera recibir la protección policiaca que le había proporcionado el ayuntamiento de Ciudad Juárez. Resulta que este sujeto, tomando a Francisco Barrio como mentor en cuestiones de moralidad y ética, cometió un fraude en contra de alguien llamado Antonio Carrillo Blancas y su hijo en la compra-venta de dos terrenos y la construcción de dos casas habitación en dichos terrenos, al haberle pagado un anticipo a Gustavo Elizondo Aguilar para que se procediera de inmediato a construír las casas-habitación y no haber hecho éste absolutamente nada. Para tal efecto, Antonio Carrillo Blancas interpuso ante el Departamento de Averiguaciones Previas la querella 3399/98 y la querella acumulada 3400/98 en contra del amigo personal del gobernador Francisco Barrio. La procuraduría de Chihuahua, estando bajo el mando de Francisco Barrio, “congeló” dichas querellas negándose a turnarlas ante un juez penal, protegiendo de ésta manera a Gustavo Elizondo Aguilar y actuando de éste modo como juez y parte garantizando impunidad. Sin embargo, en vez de resignarse, Antonio Carrillo Blancas interpuso una petición de amparo ante la justicia federal para obligar (no se puede utilizar ótro término) al sub-procurador de justicia Jorge López Molinar a que remitiese el expediente ante un juez penal. Y el juez federal de distrito le dió la razón a Antonio Carrillo Blancas en la sentencia dictada en el Juicio de Amparo Número 261/98-1. No es posible argumentar (como se trató de hacerlo en aquella época) que las denuncias en contra del amigo personal del gobernador Francisco Barrio Terrazas, Gustavo Elizondo Aguilar, hubieran sido motivadas políticamente con la simple intención de dañar la imagen política de Gustavo Elizondo Aguilar, en virtud de que el mismo Antonio Carrillo Blancas era un militante del mismo Partido Acción Nacional del cual había salido Barrio Terrazas como candidato a la gubernatura; y aún pese a ello pudo más el amiguismo personal hacia Gustavo Elizondo que el trabajo honesto que se debería haber hecho en la procuraduría para atender los asuntos a su cargo. Es importante recalcar que el fraude cometido por Gustavo Elizondo Aguilar en contra de Antonio Carrillo Blancas fué cometido el mes de abril de 1994, y de acuerdo a la fecha en la que fue publicada en los medios mediante una inserción pagada por Antonio Carrillo Blancas (21 de junio de 1998) denunciando los abusos de autoridad de que estaba siendo víctima, habían transcurrido ya cerca de CUATRO AÑOS sin que se hubiera hecho absolutamente nada para atender sus denuncias, por lo cual tenía toda la razón del mundo para esperar una pronta justicia y no una querella congelada. Tras la salida de Francisco Barrio Terrazas de la gubernatura del Estado de Chihuahua en 1998 aunada a la pérdida total de la mayoría absoluta con la cual contaba su Partido Acción Nacional en el Congreso del Estado, comenzaron a aflorar otras graves irregularidades presuntamente también cometidas por Gustavo Elizondo Aguilar ya durante su gestión posterior como alcalde, siendo necesario agregar que para la fecha en la cual el Congreso acordó interponer una denuncia oficial en contra de Gustavo Elizondo Aguilar a causa de éstos delitos (jueves 20 de junio del 2002) el ya para entonces Secretario de la Contraloría y Asuntos Administrativos y “zar anticorrupción” Francisco Barrio no había movido un solo dedo para comprometer de manera alguna ante la justicia a su antiguo aliado Gustavo Elizondo ni para ayudar a las autoridades estatales en forma alguna a detectar y auditar estos malos manejos de los fondos públicos. De cualquier manera, aún sin la ayuda del “zar anticorrupción, ya para el 26 de mayo del 2003 se confirmaba públicamente en los medios que se había girado por lo menos una orden de aprehensión en contra de Gustavo Elizondo Aguilar y que éste había desaparecido del país y posiblemente se estaba ocultando en algún lugar de los E.E.U.U. En realidad, ya se sabía desde mucho tiempo atrás que este individuo era un pillo consumado (y Francisco Barrio también lo sabía), y aquí se reproduce su ficha signalética que obra en los archivos de la policía norteamericana:
Y como lo revela un amplio reportaje publicado en primera plana, Gustavo Elizondo no esperó mucho tiempo en usar su puesto para convertirse en multimillonario, al igual que Francisco Barrio:
Otro que estuvo al lado de Francisco Barrio sumándose a su indignación porque al “Teto” Murguía ya como ex alcalde se le iba a dar protección policiada en contra de las amenzas del crimen organizado fue Ramón Galindo. ¿Y quién es Ramón Galindo? Un editorial publicado a primera plana el 10 de febrero de 2002 bajo el encabezado “Justicia sí, grilla no” elaborado por Miguel Angel Chávez Díaz de León nos lo dice: “El caso del abogado asesinado es un eslabón más que se une a la fatídica cadena de violencia que se vive en Ciudad Juárez desde hace más de 10 años. LO QUE NO SE VALE. Lo que me da coraje es que este tipo de hechos sean aprovechados y usados para sacarles beneficios. Esto lo hacen todos, igual el PRI que el PAN, depende de quien esté arriba. Resulta humillante que Ramón Galindo encabece a varios líderes panistas en protestas que utiizan la tragedia de una familia para hacer campaña y ruido electoral. Para mí son como una raza de buitres que se alimentan de la desgracia ajena. A veces pienso que cierta clase de políticos se alegra o festeja una tragedia porque tienen un pretexto o una arma para atacar al enemigo, lo cual se me hace repugnante. ¿Quién metió a Galindo en este baile fúnebre? La legítima e insoslayable batalla por la justicia, Ramón la está convirtiendo en una lucha grosera por la alcaldía. En Acción Nacional, preocupados en lo privado por las acciones de Galindo, se justifican diciendo que las protestas las hace a título personal. Sin embargo, no puede dejarse de lado que es nada más ni nada menos que el operador de la campaña a alcalde. Entonces, vale preguntarse: ¿Quién manda en el PAN? Y aún más: ¿Quién manda en la campaña de (Jesús Alfredo) Delgado? No hay que olvidar quién es Galindo: todo un chivo en cristalería, menos defensor de las mujeres... Fue justamente en sus tiempos en los que la alcaldía promovió aquellos consejos a las mujeres juarenses de que se provocaran el vómito para evitar ser violadas, que hicieran sonar un silbato y que no anduvieran en lugares oscuros ni se vistieran provocativas. Misógino, despreció protestas de mujeres en su contra, debido a que, dijo, ‘tienen problemas hormonales’. Acuérdese usted. En una conferencia en el Tec de Monterrey, cuando de alcalde se promovía para gobernador, dijo ante los estudiantes que las mujeres tenían ‘problemas hormonales’. En la audiencia se encontraba un hijo de Olvido Espelosín y Juan Alvarez, entonces director del Instituto de Formación Cívica del PAN. Ofendido, el chico le reclamó las declaraciones y se hicieron de palabras. El propio Alvarez hasta enfermó del coraje. Más tarde, las regidoras también fueron echadas del PAN y Galindo se entregó a su fracasada campaña por la gubernatura, dejando el changarro en manos de Enrique Flores Almeida, quien mantuvo el mismo estilo de escándalo en la presidencia municipal hasta la última sesión en que arremetió a codazos contra el regidor Rodríguez. Para completar el cuadro, mandó detener al diputado federal panista Camacho, quien fue a dar momentáneamente tras las rejas acompañado de las regidoras blanquiazules. Fiel a su estilo peleonero, Ramón estuvo a punto de echar a perder la elección interna de la fórmula de los candidatos a senadores del PAN”.
De nueva cuenta, con todo lo anterior, parecería que cualquiera que tuviese un mínimo de vergüenza, cualquiera con un historial tan negro como el que se ha documentado arriba, se retiraría discretamente de la política para disfrutar de una fortuna multimillonaria que jamás habría poseído si no se hubiese metido a la política. Pero no un sujeto tan vanidoso como Francisco Barrio, megalómano hasta la locura, viéndose todos los días ante el espejo como presidente de México. Y es así que desde su regreso a Chihuahua se ha estado exhibiendo públicamente por doquier, buscando nuevamente los reflectores, buscando nuevamente la fama y el poder. Porque un sujeto como Francisco Barrio, megalómano hasta la locura, sigue viéndose a sí mismo en el espejo todos los días como senador (plurinominal, para no exponerse a la ira de los electores), y, ¿por qué no?, resucitar ya como senador sus ambiciones presidenciales, porque un sujeto como él cree que no merece menos que tal distinción. En privado, supone que los todos los chihuahuenses ya olvidaron su nefasto pasado, y tomándolos a todos como tarugos, a finales de 2013 se movía ya de un lado a otro para preparar su grandioso retorno a la política que lo hizo multimillonario, dejándose ver con personalidades del PAN y logrando entre otras cosas que se le admitiera como comentarista en la televisión local en el canal 44 propiedad del empresario Arnoldo Cabada (el mismo medio de comunicación en contra el cual estuvo despotricando en repetidas ocasiones en 1986 acusándolo de ser “prensa vendida” y tachándolo de estar “ocultando y tergiversando las noticias en torno al despojo cometido en contra del pueblo de Chihuahua (o sea, en contra de Francisco Barrio) en las elecciones de 19896”. Dando a cada rato clases de moral y ética sintiéndose con plena calidad y autoridad para hacer tal cosa, varias de las cosas que a través de los medios hoy pide (o inclusive exige) que se hagan desde el gobierno suenan muy parecidas a las cosas que él mismo debería de haber estado haciendo en los seis años que fue gobernador en lugar de estar cometiendo tantas tropelías y arbitraridades y de estar solapando y fomentando tanta impunidad y tanta corrupción. Pero para cinismo e hipocresía no hay quien lo iguale en todo México.
Los grandes perdedores ante el enorme fraude y decepción que resultó ser Francisco Barrio fueron indudablemente todos los chihuahuenses que alguna vez creyeron en él y se tragaron completitas todas sus promesas y toda su verborrea demagógica así como el eslogan del “cambio”. Cuando lo apoyaron muchos chihuahuenses en grandes masas, no fue para hacerlo multimillonario o para que se fuera a atender en el hospital más caro del planeta con todos los gastos cargados al erario nacional, sino con el propósito de dejar un país saneado y próspero a sus descendientes, con el objetivo de inducir una verdadera apertura democrática en el país con la finalidad de acabar con la corrupción imperante y hacer despegar a México con todo su enorme potencial de recursos humanos y naturales. De haber sabido que la prioridad número uno de Francisco Barrio siempre fueron sus bolsillos y sus cuentas bancarias, amén de saciar sus desmemdidos e insanos apetitos de poder, seguramente todos lo habrían dejado solo hablando como loquito en sus arengas y sus mítines, y no habría acudido nadie a sus convocatorias de bloqueos de puentes internacionales y demás protestas y manifestaciones. Pero desprovisto ya de su careta,
Está trascendiendo desde el círculo interno de allegados de Francisco Barrio que éste se está moviendo de un lado a otro porque está convencido de que apostándole a la mala memoria de los chihuahuenses con la ayuda de los años que han transcurrido (el lema es “borrón y cuenta nueva”) y con una gran cantidad de publicidad ostentosa y demagógicas promesas populacheras sumado todo a campañas negras de “guerra sucia” mediática recurriendo al descalificativo y la calumnia, él puede ser lanzado como candidato plurinominal (se subraya plurinominal) a una senaduría, y ya desde allí, ¿por qué no?, buscar otra vez la presidencia de México. Si esto es cierto, si realmente se lo cree, se trata de un hombre enfermo, enfermo de poder, al igual que sus allegados y cómplices a los que está contagiando con su locura o inclusive ya los enloqueció como lo hizo en 1986 y otra vez en 1992 deslumbrándolos con su parecido físico a Hitler.
Quizá lo más curioso del paso de Francisco Barrio y los panistas por el poder haya sido, además de regresar al PRI a Los Pinos, el darle plena legitimidad al PRI y a sus candidatos. En un pasado que ahora parece remoto, la principal acusación que pesaba en contra del PRI de parte de los partidos de oposición era la del fraude electoral como recurso para ganar todas las elecciones. Pero ahora, con todos los candados y medidas de seguridad que se han impuesto, con la creación del Instituto Federal Electoral y el Instituto Nacional Electoral, con el uso de boletas electorales numeradas y contabilizadas rigurosamente, con el uso de credenciales de elector infalsificables y catálogos de identificación para verificar al momento de votar la identidad del elector y la vigencia de su credencial, con el uso de casillas ciudadanizadas, y muchas otras cosas más, el fantasma del fraude electoral ha desaparecido del mapa político mexicano (ahora las acusaciones son de otro tipo, tales como “encuestas” y “sondeos de opinión” pre-electorales que no lo son, el uso de programas sociales para la inducción del voto en tiempos electorales, etc.). Cuando el candidato del PRI Enrique Peña Nieto ganó por buen margen las elecciones presidenciales en el 2012, nadie cuestionó ya el triunfo argumentando fraude electoral. En esta ocasión, cuando el PRI gana, el conteo de votos a su favor está garantizado como legítimo, incuestionable. La única razón por la cual el PRI podría perder el poder sería por la postulación de personajes tan desprestigiados como Francisco Barrio. Y no es factible que esto vaya a ocurrir, sobre todo ahora que no es el presidente en turno el que escoge directamente a su sucesor mediante la otrora muy cuestionada práctica del “dedazo” que le dió a México presidentes como José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari. Tanto mejor, porque la historia nos muestra que cuando una mente débil propensa a la corrupción llega a la cima del poder, invariablemente termina por convertirse en un Calígula.